El País Digital
Jueves 
17 febrero 
2000 - Nº 1385
 
ESPAÑA
Cabecera
La agonía de una hostelera a ritmo de rock callejero 

Los vecinos del barrio madrileño de Huertas soportan hasta 80 decibelios en sus casas por la proliferación de bares de copas 

Gráfico: 'Intensidad
de los ruidos'

La contaminación acústica. España es uno de los países más ruidosos de Europa. Uno de cada cuatro ciudadanos está expuesto a más de 65 decibelios de ruido, nivela a partir del cual se pueden sufrir daños físicos y psíquicos, según la Organización Mundial de la Salud. El 80% de esta contaminación acústica tiene su origen en el tráfico de las grandes ciudades. Por eso, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) recuerda que, a causa del incremento del parque automovilístico, los niveles de ruido en España aumentan año tras año. De 1980 a 1990, el porcentaje de población expuesta al ruido por encima de los 65 decibelios pasó del 15 al 26%.

VICENTE G. OLAYA, Madrid 
Julia es una mujer de 59 años que duerme con tapones en los oídos, toma pastillas para calmar sus nervios y odia la música: "Pero profundamente, y de cualquier tipo. Me pongo histérica si mis hijos encienden el tocadiscos y oigo una sola nota musical". Julia (pide que se le llame así porque tiene miedo a dar su nombre verdadero) es la propietaria de un hostal de 13 habitaciones rodeado por 12 bares de copas y situado en el céntrico barrio madrileño de Huertas, una de las zonas con mayor contaminación acústica de España. Miles de jóvenes acuden cada noche a esta zona, donde hay abiertos diariamente 240 bares de copas hasta altas horas de la madrugada.
 
 

En el interior del establecimiento de Julia, los servicios técnicos del Ayuntamiento de Madrid han comprobado que se registran más de 80 decibelios de ruido entre las dos y las tres de la madrugada.
 
 

"Nadie sabe lo que es esto. Es peor que un cáncer, porque, si tienes un cáncer, tu familia se preocupa, los médicos intentan curarte y siempre te queda la esperanza. Pero con el ruido, no. Nadie te hace caso, se ríen y hasta te amenazan si te quejas", dice esta mujer que lleva 17 años aguantando "un calvario sin fin".
 
 

"Recuerdo perfectamente cómo empezó todo. Hace 17 años, a unos chavales que trabajaban en un banco cercano les tocó la lotería. Con el dinero que ganaron montaron el primer pub. Como el negocio funcionó, abrieron otro. Y luego vino gente de fuera y empezaron a comprar todos los locales comerciales para abrir nuevos bares. Mi vida, que hasta entonces había sido feliz, cambió radicalmente. El carnicero vendió su negocio, luego el panadero, la imprenta de la esquina... El barrio al que yo había llegado cinco años antes empezó a desaparecer. Surgió el mayor centro de copas de toda la ciudad", recuerda. El barrio de Huertas, según la asociación de vecinos, está considerado la zona con mayor concentración de bares de copa de toda Europa.
 
 

La hostelera se entristece cuando recuerda a los vecinos que en los últimos años han abandonado el barrio: "He visto a muchos hacer la mudanza porque no aguantaban más. Recuerdo las mecedoras en la calle esperando al camión de las mudanzas. Casi todos eran gente mayor que decidieron marcharse porque ya no lo soportaban más".
 
 

De las 13 habitaciones que tiene el hostal, seis dan directamente a la calle de Huertas, vía principal que da nombre al barrio: "Yo aviso a los clientes de que el ruido en ellas hace difícil conciliar el sueño hasta las seis de la mañana, que es cuando, de verdad, cierran los últimos bares de copas". La normativa local obliga a que estos establecimientos cierren entre las dos y las dos y media de la madrugada.
 
 

Y continúa Julia: "A este hostal no suelen venir ya españoles, porque nadie se arriesga a pasar un noche en el barrio de Huertas. La mayoría de mis clientes son turistas extranjeros, que trasnochan mucho y que ya saben que en España el ruido forma parte de la vida cotidiana. Pero, a veces, se enfadan bastante. Muchos se han marchado negándose a pagar, y hasta me han insultado. ¿Y qué haces?".
 
 

Esta mujer, que durante muchos años residió en un país del norte de Europa, volvió a España hace 23 años con algún dinero ahorrado. "Lo invertí todo en la compra del hostal. El negocio me gustaba, pero cuántas veces me he arrepentido de haberlo hecho. Ya no hay marcha atrás. Éste es ya mi único medio de vida posible", reconoce.
 
 

Julia no cree ni en los políticos ni en la policía. "Cuando acudo a la comisaría de policía, el comisario me dice siempre: 'Pero si ya sabe que no tengo competencias, que eso es un asunto municipal'. Pero cuando voy al Ayuntamiento nadie me hace caso. Me marean y me marean. He hablado con la concejal de distrito, con el de la oposición, con los guardias, y nunca he logrado una solución. ¿Por qué nadie pone orden? ¿Por qué no se cumplen las leyes? ¿Por qué se siguen concediendo licencias para nuevos bares?".
 
 

El Ayuntamiento asegura que los horarios de cierre de los bares de copas del barrio de Huertas se ajustan a la normativa existente. "Seguramente a esa mujer le molestará el ruido que produce la gente al salir de los bares, porque cantan o hablan en voz alta. Pero eso no está prohibido", explican.
 
 

Precisamente esta semana, el Ayuntamiento ha notificado a la Asociación de Hosteleros que se ha abierto un expediente para aplicar una posible reducción del horario. La Asociación de Hosteleros replica que la reducción supondría "la puntilla" para sus negocios". "Es a partir de la una de la madrugada cuando empiezan a funcionar", dicen.
 
 

Pero para Julia la noticia llega tarde: ya no cree en nada tras 17 años de espera. 

Cuando el Boeing suena a gloria y el Concorde a estruendo 

V. G. O. , Madrid 
El ruido es uno de los factores ambientales que más se han investigado en los últimos años con el fin de conocer sus efectos sobre la salud y la conducta de los seres humanos. Se sabe que la exposición a más de 80 decibelios (el ruido originado en una calle de una gran capital o el que causa el aire acondicionado de una oficina) durante ocho horas al día puede reducir el umbral de audición de los individuos, lo que se denomina hipoacusia o sordera parcial, que viene acompañada de zumbidos y silbidos.
 
 

La hipertensión arterial puede tener su origen también en el exceso de contaminación acústica. En 1986 se compararon dos colegios de Los Ángeles (Estados Unidos). Uno de los centros se encontraba cercano al aeropuerto de la ciudad; el otro, alejado bastantes kilómetros. La presión arterial de los alumnos del primer colegio era significativamente mayor que los del segundo. Sólo la contaminación acústica causada por el aeródromo podía explicarlo.
 
 

En 1980, un estudio realizado entre poblaciones que se sitúan cerca del aeropuerto de Amsterdam (Holanda) contrastó la hipertensión arterial que sufrían sus residentes, así como el mayor consumo de somníferos, tranquilizantes y medicamentos que realizaban los vecinos para combatir los problemas cardiovasculares, de nerviosismo y tensión que les aquejaban. Once años antes se comprobó también que "las tasas de ingresos en instituciones psiquiátricas en la zona del aeropuerto de Heathrow [Londres] eran más elevadas que las registradas en zonas menos impactadas por el ruido", según los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
 
 

Dificultades para dormir
 
 

De todas formas, los problemas del sueño "se pueden considerar como la alteración más importante causada por el ruido ambiental". A partir de los 45 decibelios (el que se produce en un hogar), se manifiestan dificultades en dormir, en la disminución de la profundidad del sueño e incluso en el despertar. Se recomienda, para preservar su calidad, que el nivel equivalente de sonido no sobrepase en los dormitorios los 35 decibelios (el que produce el murmullo).
 
 

Los expertos han comprobado que las personas que duermen en zonas excesivamente ruidosas presentan, además de los citados problemas para conciliar el sueño, sensación de fatiga, disminunción del humor y una reducción del rendimiento laboral.
 
 

Las mujeres y los niños, por regla general, son los que sufren más profundamente los efectos de la contaminación acústica. Una investigación realizada con escolares próximos a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) y que soportan picos de impacto sonoro de hasta 103 decibelios, permitió comprobar el bajo rendimiento de los alumnos en pruebas de atención y lectura. En concreto, el estudio descubrió que el rendimiento en la lectura se situaba entre seis meses y un año por debajo de la media nacional.
 
 

Isabel López Barrio, investigadora del Instituto de Acústica, recuerda que existe un continuo deterioro del medio ambiente sonoro a causa del aumento del tráfico aéreo y terrestre y del desarrollo urbano. "Entre 1980 y 1990, el porcentaje de población expuesta al ruido por encima de los 65 decibelios [el ruido producido por el tráfico denso] se ha incrementado del 15% al 26%. Además, el ruido es el único contaminante ambiental sobre el que se han incrementado las quejas de los ciudadanos desde 1992", destaca la experta.
 
 

"La salud", señala López Barrio, "es un estado de equilibrio entre la persona y el entorno físico en el que vive. Si el ambiente sonoro se convierte en ruido, se rompe el equilibrio y nos afecta negativamente".
 
 

De todas formas, la sensación de ruido es subjetiva. "El ruido define sólo el 16% de la respuesta" del individuo, lo que significa que el 84% de los factores restantes son subjetivos. Un mismo sonido puede producir amplias y variadas clases de reacciones.
 
 

Un estudio de López Barrio permitió comprobar que el ruido del tráfico de las grandes arterias de una ciudad, aunque la mayoría lo relacionaba con la contaminación y el derroche, para una minoría representaba el cosmopolitismo y la vitalidad de una gran capital. Por tanto, en función de su significado, un mismo ambiente sonoro puede transformarse en sonido o en agresivo ruido. De hecho, se ha contrastado que hasta los sentimientos patriótricos pueden influir en esta percepción. Un estudio realizado en 1980 demostró que los norteamericanos se sentían más molestos ante el ruido del Concorde francés que ante cualquier otra aeronave construida en Estados Unidos. 

LOS PARTIDOS
PP / Certificación obligatoria para las viviendas 

El Partido Popular fundamenta su lucha contra la contaminación acústica en un único punto: una ley básica sobre el ruido. Esta norma, según la portavoz de Medio Ambiente del PP en el Congreso, María Teresa de Lara, debe establecer niveles sonoros máximos en función del destino urbanístico de cada suelo. "La futura ley asegurará", según María Teresa de Lara, "un número máximo de decibelios en el interior de las viviendas e industrias de las zonas más sensibles. Para garantizarlo, se requerirá a los constructores que las nuevas casas que vendan obtengan una certificación acústica. Algo parecido a la ya existente certificación de calidad de las industrias".
 
 

El Partido Popular afirma que la nueva ley obligará también a los constructores a emplear determinados materiales en las viviendas de las zonas afectadas por la contaminación acústica para reducir el ruido entre sus muros. "Estamos dispuestos a exigir el empleo de avanzadas tecnologías de construcción para lograrlo", señala De Lara.
 
 

El PP asegura que la ley básica contra el ruido que propugna, "cuyo borrador está ya muy avanzado", tiene "como objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos". 

PSOE / Prioridad a los medios de transporte público 

Los socialistas creen que la reducción del tráfico privado, que origina el 80% del ruido ambiente, es un paso fundamental para disminuir la contaminación acústica. Cristina Narbona, portavoz de Medio Ambiente del PSOE en el Congreso, señala que su partido fomentará el uso del transporte público frente al privado y defenderá "mayores controles sobre los vehículos más ruidosos".
 
 

"Pero eso no es suficiente", destaca. "Se hace indispensable la elaboración de una ley nacional contra el ruido. Esta norma, que habría que elaborar en colaboración con los ayuntamientos, obligaría a que se respetasen los niveles máximos de contaminación acústica recomendados por la Organización Mundial de la Salud", asegura.
 
 

El PSOE defiende como medida para paliar el impacto sonoro de las grandes urbes nuevas fórmulas de ocio a los jóvenes. "Los bares de copas son también grandes focos de contaminación acústica. Tenemos que preparar una oferta de edificios públicos para que la juventud no acabe todas las noches consumiendo alcohol en los mismos barrios", manifiesta Narbona.
 
 

Los socialistas creen necesario también no ampliar más el aeropuerto madrileño de Barajas y comenzar las obras de uno alternativo. "El ruido, en esa zona, no puede aumentar más", dice. 

IU / Mapa sonoro de las carreteras 

IU está convencida de que el ruido de determinadas infraestructuras no está suficientemente acotado por la Administración. Mientras que los gobiernos, por ejemplo, centran sus esfuerzos en reducir el impacto sonoro de los aeropuertos, impidiendo la construcción de nuevas viviendas bajo las sendas de los aviones, existen pocas cortapisas legales para levantar grandes urbanizaciones junto a las autopistas o las líneas de ferrocarril.

 Por ello, IU quiere elaborar huellas sonoras (mapas del ruido) de todas las grandes infraestructuras del Estado con el fin de impedir el crecimiento urbano en estas áreas. "Es absurdo que no se puedan levantar bloques de viviendas a varios kilómetros de un aeropuerto porque los aviones pasan por encima y en cambio nada impida construir un nuevo barrio adyacente a una autopista. Para evitarlo es necesario crear corredores acústicos junto a las grandes vías de comunicación", señala Julio Setién, portavoz del área federal de Medio Ambiente de IU.

 La coalición propugna también la elaboración de un nuevo sistema de medición del ruido. "La tradicional medición física [en decibelios] no resulta suficiente para evaluar la verdadera contaminación de determinadas zonas. Proponemos lo que en el Reino Unido se llama indicadores de molestia, una fórmula que incluye valores como el número de quejas o el incremento de las enfermedades relacionadas con el estrés acústico", concluye.
 
 

CiU / Homologación de vehículos para reducir su impacto acústico 

Convergència i Unió quiere reducir la contaminación acústica mediante la renovación paulatina del parque automovilístico nacional. En su programa se detalla que la coalición "impulsará la aplicación de normas que reduzcan la contaminación acústica en las obras promovidas por el Estado español", así como la necesidad de crear normas que obliguen a las industrias automovilísticas a homologar sus coches para "limitar las emisiones sonoras".

 Ignasi Guardans, portavoz de Industria de CiU en el Congreso, destaca que la renovación del parque automovilístico es una herramienta fundamental para reducir la polución sonora. "Es indispensable que que los nuevos vehículos se adapten a unas normas más restrictivas, y que éstas se ajusten a las futuras directivas europeas", indica.

 CiU defiende el cubrimiento de grandes tramos de autovías, "sobre todo de las urbanas", que son los principales focos de contaminación acústica, según la coalición catalana. CiU exige también mayores cuotas de autonomía municipal para luchar contra el ruido: "Los alcaldes, que representan a los ciudadanos que sufren las consecuencias de la contaminación acústica, carecen de competencias suficientes para luchar contra uno de los grandes problemas que aquejan a sus vecinos".

EN OTROS PAÍSES
La mitad de los europeos están sometidos a un ruido excesivo 

V. G. O., Madrid 
Más de 100 millones de europeos soportan niveles de ruido que "producen graves impactos negativos sobre la salud", según la Agencia Europea del Medio Ambiente. Además, más del 50% de la población tiene que aguantar una contaminación acústica por tráfico que supera el punto a partir del cual se pueden sufrir molestias físicas y psíquicas. Según un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente, la contaminación acústica -que permaneció estable a principios de los años ochenta- se ha incrementado nuevamente en los últimos tiempos en Francia, Alemania, Holanda y Suiza.
 
 

De todas formas, siguen siendo las ciudades mediterráneas las que se llevan la palma en contaminación acústica, y sólo son superadas en el mundo por las japonesas.
 
 

Aunque las estadísticas cambian de año en año (la contaminación acústica, tal y como afirma el CSIC, aumenta sin cesar), a mediados de los años noventa España estaba considerado el país más ruidoso de Europa. Uno de cada cuatro habitantes estaba expuestos a más de 65 decibelios de ruido. A gran distancia se situaban países como Francia (13%), Bélgica (12%), Reino Unido (11%), Alemania (8%) y Holanda (6%).
 
 

La Agencia Europea del Medio Ambiente recuerda que el tráfico es el principal causante del ruido. Uno de sus últimos informes destaca que el 30% de la población de la Unión Europea sufre este problema por el incremento del parque automovilístico, a pesar de que el ruido que producen automóviles y camiones se ha reducido notablemente gracias a las nuevas tecnologías. 

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