El País Digital
Lunes
24 noviembre
1997 - Nº 570

Las redes de inmigración han dado paso a 5.000 clandestinos en lo que va de año

EL PAÍS, Madrid
Más de 7.700 inmigrantes ilegales fueron detenidos por las Fuerzas de Seguridad en 1996 en Andalucía y las dos orillas del Estrecho. En lo que va del presente año, entre enero y septiembre, han sido interceptados alrededor de 5.200 (unos 3.500 en Algeciras, Ceuta y Melilla).

Sólo en el mes de agosto pasado fueron detenidos 1.068 africanos que intentaban entrar clandestinamente en España. Las cifras demuestran las dificultades de Interior para lograr la impermeabilización de la denominada frontera sur europea.

El director general de la Policía, Juan Cotino, reconoció hace unos días que una de sus preocupaciones son las redes organizadas que se dedican al tráfico de seres humanos, sobre todo de ciudadanos chinos, latinoamericanos y magrebíes, que en no pocas ocasiones son víctimas de la explotación.

Un antiguo pescador marroquí, reconvertido en tripulante de patera en Tánger, reconoce: «Cuanto más ignorantes son los que quieren cruzar el Estrecho, más fácil es que acepten las condiciones y más fácil es engañarlos. Les dan unas vueltas y después les vuelven a dejar tirados en Marruecos, diciéndoles que ya están en España».

La Comisaría General de Documentación y Extranjería está preparando un plan, centrado básicamente en Andalucía, para montar grupos de investigación dedicados a perseguir a las organizaciones que se dedican a la introducción de emigrantes ilegales desde África. Muchos de éstos son estafados después de tener que vender todo lo que tienen para poder reunir las entre 100.000 y 150.000 pesetas que les cuesta el pasaje para Europa.

Los grupos mafiosos que se aprovechan de los africanos que desean entrar en el paraíso europeo utilizan todas las posibilidades: desde la ya clásica patera hasta los camiones y las furgonetas que cruzan desde Ceuta a Algeciras.

Cadáveres en Valencia

El pasado verano, la Guardia Civil halló los cadáveres de cuatro magrebíes arrojados en una sucia acequia del extrarradio de Valencia. Inicialmente se creyó que habían sido víctimas de un ajuste de cuentas, pero días después la Guardia Civil llegó a la conclusión de que habían perecido asfixiados, posiblemente por los gases inhalados dentro de un estrecho escondite construido en un camión. Todavía no han sido identificados, pese a que la policía envió hace meses sus huellas dactilares a las autoridades marroquíes.

Fuentes policiales aseguran que la mayoría de los magrebíes ilegales interceptados en España «estaban de paso» hacia Francia e Italia. Pero en España hay organizaciones que se ocupan de recogerlos en Cádiz tras cruzar el Estrecho, guiarlos hasta un punto donde los alojan y agrupan y, finalmente, montar expediciones para conducirlos hasta sus destinos.

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