Y Gades creó 'Carmen'
a su imagen y semejanza
Carmen
ÁNGEL ÁLVAREZ CABALLERO
, Madrid
del ballet, la pasada semana (C. Tejederas). |
En cualquier caso, la personalidad de Gades se manifiesta de manera totalizadora. Argumento, coreografía, iluminación y dirección le pertenecen, y llevan su sello de manera yo diría que explícita; también Saura firma estas facetas de la creación, pero pienso que la mano del realizador cinematográfico es más visible en el concepto estético general, de una belleza en ocasiones sobrecogedora, y la sabia alternancia de espacios de gran dramatismo con otros joviales y de algarabía que establecen un equilibrio saludable. En los aspectos puramente técnicos y artísticos de la danza, Gades se crece; interpreta el personaje de Don José, que ha ganado en estatura.
Antonio Gades baila de nuevo mucho y baila muy bien. Su presencia en el escenario es casi constante, y como evidentemente posee el carisma de los grandes artistas, cuando baila irradia grandeza y fascinación. Con el paso de los años el bailarín/bailaor ha perdido seguramente la fuerza explosiva de que podía hacer gala en otros tiempos, pero ha ganado sabiduría, austeridad, economía de medios expresivos. Tiene un entendimiento tan profundo del lenguaje artístico que utiliza, que ha ido sedimentando sus propias posibilidades hasta manifestarse intensamente sin necesidad de grandes recursos exteriores. Es decir, que baila ensimismado en su propio sentimiento, mirando hacia su interior.
Casi todo lo que se baila es de carácter flamenco. Incluso la música ya clásica de Bizet se traduce por lo general en danzas de marcado carácter español y flamenco. Es otro de los grandes aciertos de la obra, que restituye al tema el marcado carácter nuestro que nunca debió perder. Para Gades su Carmen es prototipo de libertad, y esta intención es perceptible aún contando con la rigurosa lección de disciplina que la numerosa compañía da en todo momento.
La perfección de ejecución de un grupo ejemplar denota muchas horas de trabajo que no se ven. Lo único lamentable, quizá, es que Arauzo en el personaje de Carmen y Rodríguez en el del torero, pese a cumplir muy bien, queden un tanto empequeñecidos junto a la poderosa presencia de Gades.
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