El País Digital
Miércoles
29 octubre
1997 - Nº 544



'Rabat explica en el Sáhara el esperado referéndum'

El ministro Dris Basri intenta disipar temores y dudas entre los actuales habitantes de la ex colonia española

PEDRO CANALES , El Aaiún

Alumnos sarahuis en un antiguo colegio
español de el Aaiún (Raul Cancio).
El Gobierno marroquí ha reafirmado públicamente en la que fuera capital de la ex colonia española del Sáhara occidental su firme voluntad de respetar los acuerdos de Houston firmados con el Frente Polisario y apadrinados por la ONU para la realización del referéndum de autodeterminación que Rabat ha anunciado para el 6 de diciembre de 1998.

El rey Hassan de Marruecos envió a su hombre de confianza, el ministro del Interior, Dris Basri, a los territorios del Sáhara bajo administración marroquí con un triple mensaje dirigido a la población saharaui: Rabat seguirá invirtiendo en el desarrollo socioeconómico de la región, no habrá vacío institucional durante el periodo previo al referéndum y, por último, el Estado marroquí se volcará para apoyar a los que se muestren dispuestos a votar por la integración del Sáhara en el reino de Marruecos.

Los acuerdos de Houston entre el Frente Polisario y Marruecos habían suscitado una cierta inquietud entre los saharauis. En El Aaiún, Dajla, Bojador o Esmara, ciudades visitadas por la delegación ministerial, los rumores se habían multiplicado en las últimas semanas sobre lo no dicho en las negociaciones de Lisboa, Londres o Houston y sobre la existencia de cláusulas secretas en dichos acuerdos que supondrían un posible abandono por parte de Marruecos de sus reivindicaciones territoriales.

Las únicas noticias que habían llegado a la zona acerca de lo discutido en Tejas lo fueron a través de la prensa oficial marroquí, muy parca en detalles, y de los medios de prensa extranjeros. Los habitantes de la región, deseosos de conocer en detalle las negociaciones en las que se juega su porvenir, escucharon más que nunca la radio independentista que emite desde Tinduf. Las interferencias en la emisión del Polisario sólo eran efectivas en La Olla, término con el que los saharauis llaman a El Aaiún. Pero a pocos kilómetros de la ciudad se podía escuchar sin dificultad, lo mismo que en Esmara.

Dris Basri se vio obligado a usar todo su arte de orador didáctico para convencer a los jeques saharauis y al numeroso público que llenó las salas primero en El Aaiún y después en las otras ciudades. «No tienen que hacer caso a todo lo que se ha dicho y escrito», advirtió el ministro. «Marruecos no ha cambiado de posición». «No se dejen llevar por lo que dicen los adversarios del Sáhara marroquí». La frase del enviado especial del secretario general de la ONU, James Baker, al término de las negociaciones de Houston, según la cual el censo electoral podría situarse «en torno a los 80.000 votantes», martilleaba todas las mentes.

Basri fue categórico: «Cualquier persona oriunda del Sáhara y que responda a uno de los cinco criterios de identificación retenidos por la ONU tendrá derecho al voto». Aún más: «Marruecos defenderá esos derechos por todos los medios».

Sin embargo, los saharauis exigían del representante del Gobierno de Rabat más precisiones. Se sabía que el Polisario había remitido a las autoridades de la ONU una lista de 167 prisioneros políticos, pero que el Gobierno marroquí informó al jurista independiente Emmanuel Roucounas que una sola persona de dicha lista estaba en prisión y que el resto estaban muertos, desconocidos, liberados o amnistiados, o bien habían vuelto a los campos del Polisario en Tinduf.

Los temas relativos a la futura campaña electoral y a la vuelta de los refugiados de Tinduf acapararon las preguntas de algunos oradores. Pero no fueron la única preocupación. Los responsables saharauis querían también saber qué ocurrirá con las inversiones que ha hecho Marruecos en el territorio, y cuáles serán las futuras, si las habrá. Los problemas de trabajo y vivienda siguieron a Basri en su gira como la sombra de la crisis social. El ministro del Interior y los titulares de Energía, Agricultura, Minas y Pesca aprovecharon para lanzar o inaugurar proyectos por valor de 2.000 millones de dirhams (unos 35.000 millones de pesetas) principalmente en agua potable, viviendas e infraestructuras.

La manifiesta alegría con la que el Polisario acogió en un primer momento el acuerdo de Houston había creado una cierta confusión. «Si el Polisario se alegra es porque Marruecos ha hecho concesiones importantes», se oía decir en las calles de El Aaiún a algunos de sus habitantes. La concesión más visible parecía ser la del censo electoral, verdadera manzana de la discordia, que acabó con la interrupción de la identificación para el referéndum en 1993. Si Marruecos había aceptado en Houston limitarse al censo español de 1974 significaba que los testimonios orales de los chiujs (jefes de tribu) no eran válidos y que las tribus en litigio no tendrían derecho al voto, tal como pedía en su tiempo el Polisario. La realidad era más compleja y producto de un «compromiso por ambas partes», como lo calificó el primer ministro marroquí, Abdelatif Filali, protagonista de las negociaciones frente a su homólogo saharaui, Mahfud Ali Beiba.

La realidad se encontraba a mitad de camino entre ambas posiciones, como ha explicado Erik Jensen, representante especial interino de la ONU en el Sáhara. «El compromiso al que se ha llegado, que es el mismo que yo había propuesto hace 18 meses y entonces rechazado, es que el Polisario acepta trabajar con los grandes agrupamientos tribales conocidos como tribus del norte, tribus del sur y tribus chorfas, como pedía Marruecos, y el Gobierno marroquí no apadrinará las tres fracciones que el Polisario no reconocía como saharauis». Sin embargo, el texto del acuerdo precisa que cualquier miembro de estos grupos tribales puede presentarse por su cuenta ante la comisión de identificación. «La cifra final de votantes es absolutamente imposible de determinar hasta no acabar la identificación», precisa Jensen.

El proceso de identificación de los votantes se reanuda el 1 de diciembre y deberá concluir antes de finales de mayo del 98. Comienza reabriendo cuatro centros de identificación, que necesitarán un personal de 32 agentes y 36 policías de la ONU, hasta completarlo con 12 centros repartidos entre el territorio (cuatro), los campamentos de Tinduf (cuatro), Mauritania (uno) y el sur de Marruecos (tres).

Los dirigentes del Polisario podrán circular libremente por el territorio, declaró Dris Basri, y «las libertades de expresión y de confrontación de ideas estarán a la altura de la transparencia total». El Polisario tendrá acceso a la radio y televisión marroquíes. Pero, en contrapartida, Marruecos ha pedido y obtenido el acceso a las televisiones y radios de Argelia, Mauritania, las islas Canarias y la emisora de Tinduf.

La campaña electoral verá por primera vez frente a frente dos bloques políticos saharauis: el de los independentistas y el de los favorables a la integración en Marruecos. Cada una de las partes estima que la razón está de su lado. El resultado final es imprevisible. «Las Naciones Unidas nos han metido en un túnel, a los de aquí por una entrada, a los de Tinduf por la otra. Y no tenemos escapatoria», confiesa un ex polisario vuelto a El Aaiún.

Una campaña de jugarse el todo por el todo

P. C. , El Aaiún
Marruecos y el Frente Polisario se preparan cada uno por su parte a jugarse el todo por el todo en la campaña previa al referéndum. Una vez terminada la identificación de los saharauis con derecho a voto, la ONU repatriará a los 50.000 refugiados de Tinduf a sus lugares de origen, donde está previsto que voten. Los acuerdos de Houston han sido redactados de tal manera que dejan un margen de «interpretación» a cada una de las partes susceptibles de crear nuevos obstáculos al proceso.

La polémica surgida ya en relación con la fecha del referéndum es una prueba. Rabat, en base a cálculos técnicos, ha estimado que el referéndum será el 6 de diciembre del año próximo. El Polisario, cogido por sorpresa, no ha reaccionado. La ONU recuerda que es ella quien decide «única y exclusivamente» del calendario y de sus modalidades.

Las presiones psicológicas y materiales sobre el adversario no han hecho más que comenzar. En los acuerdos firmados entre el Polisario y Marruecos se prevé que «organizaciones internacionales reconocidas» puedan asistir al proceso referendario. Muchas ONG solidarias con el pueblo saharaui se disponen a enviar sus gentes. Pues Marruecos no se quedará corto. No sólo el rey Hassan en persona abrirá la campaña electoral con un viaje previsto a la región, sino que «los partidos políticos, los sindicatos y todo ciudadano marroquí que lo desee podrán participar en la campaña electoral», ha afirmado Dris Basri. El bloque saharaui prointegración en Marruecos tendrá detrás de él a un país de 30 millones de habitantes con todas sus instituciones.

Para colmo de la complejidad jurídico-administrativa, Marruecos se ha lanzado en un proceso de regionalización que afecta a sus «provincias saharianas». La primera fricción se ha producido en Esmara. Los chiujs y notables de la ciudad santa, donde está enterrado el jeque Malainin, líder político y espiritual de las tribus saharauis, han redactado un manifiesto en el que muestran su desacuerdo con la división geográfica: Esmara ha sido atada a dos provincias del sur de Marruecos con las que los vínculos son por lo menos lejanos, y desgajada de las otras dos regiones del Sáhara, El Aaiún y Dajla.