El País Digital
Miércoles
25 marzo
1998 - Nº 691

Los padres podrán escoger de mutuo acuerdo el orden de los apellidos de los hijos

Todos los grupos parlamentarios apoyan el cambio legislativo

ALBOR RODRÍGUEZ, Madrid
Madre sólo hay una, aunque las leyes se hayan ocupado de condenar su linaje a las sombras. En un intento por desterrar la «injusticia histórica de que los hijos hereden en primer lugar el apellido del padre, cuatro proposiciones de ley -consignadas separadamente por el PP, el PSOE, IU e Iniciativa per Cataluña-Nueva Izquierda (Grupo Mixto)- fueron admitidas a trámite ayer por el pleno del Congreso de los Diputados. Con 299 votos a favor, uno en contra y dos abstenciones, la propuesta de IU fue la más favorecida por los congresistas.


Juián Fernández (IU) y Cristina Almeida (NI),
ayer en el Congreso (R. Gutiérrez)
El proyecto del PP fue el siguiente más votado: 296 sufragios a favor, ninguno en contra y dos abstenciones. Le siguió la proposición de Iniciativa per Cataluña-Nueva Izquierda con 289 votos a favor, ninguno en contra y tres abstenciones. La primera que se votó y la que tuvo menos adhesiones fue la propuesta del PSOE: 281 a favor, ninguno en contra y tres abstenciones.

Pero esto no influirá en el fondo del asunto: las cuatro proposiciones de ley que persiguen colocar en igualdad de condiciones a la madre y el padre en la perpetuación de la estirpe tienen garantizada su continuidad en la dinámica parlamentaria, trámite en el que tal vez se fusionen.

Las portavoces en el debate fueron todas mujeres: María Teresa Fernández de la Vega (PSOE), Mercedes Rivadulla (Iniciativa per Cataluña-Nueva Izquierda), María Jesús Sainz (PP) e Inés Sabanés (IU). Y los prolegómenos de cada intervención fueron también más o menos similares. Desde vueltas a épocas remotas («hasta bien entrada la edad clásica en Grecia, el linaje materno era la norma», expresó Rivadulla), hasta francas manifestaciones de descontento por el sistema patriarcal que ha arrinconado a las mujeres en «la invisibilidad histórica», según palabras de Fernández de la Vega, todos los discursos apuntaron en el mismo sentido: es indispensable remover la tradición.

Aunque idénticas en su espíritu, cada portavoz fue argumentando, no obstante, la validez de la propuesta propia y con ello desgranando las diferencias que las cuatro tienen entre sí. Por ejemplo, mientras la proposición del PSOE prevé la modificación del artículo 53 de la Ley de Registro Civil, la del PP pretende transformar el artículo 109 del Código Civil.

«Cada una de estas propuestas es insuficiente», rebatió Rivadulla, cuya coalición plantea al igual que IU la modificación de ambos artículos, además de la del artículo 55 de la Ley de Registro Civil, que según la nueva redacción cambia la denominación de hijos legítimos y naturales en «filiación matrimonial y no matrimonial».

Maternidad de la propuesta

La portavoz del Grupo Mixto no perdió oportunidad de recordar que la maternidad de la propuesta, que se discutió ayer en el Congreso, ha sido de los partidos que ella representa (fueron los primeros en presentarla en diciembre del año pasado). Tampoco se inhibió de traer a colación que el «PSOE durante su etapa de gobierno no tuvo a bien considerar esta modificación, y que el PP, tras no haberlo tenido en cuenta en el Plan de Igualdad de Oportunidades, se ha visto obligado a pronunciarse sobre el mismo».

Sainz enfiló sus discrepancias hacia el proyecto del PSOE: «No es cierto que las mujeres no transmitamos nuestro apellido, aunque no es menos cierta la discriminación que supone el orden».

Para la portavoz del PP no es oportuno dejar abierta la posibilidad de un conflicto en caso de que los padres no logren ponerse de acuerdo en la disposición de los apellidos. La opción de dejar en manos de un juez la decisión en estos casos (presente en la propuesta del PSOE), a su juicio debe descartarse. Según dice el PP en su exposición de motivos, es preferible que «se siga el sistema tradicional de preferencia del apellido paterno».

«Si el PP quiere evitar el conflicto entre parejas, debe plantear la preferencia del apellido materno», contradijo Sabanés (IU). Rivadulla, por su parte, argumentó que el PP quiere un «cambio a medias».

A pesar de las discrepancias esgrimidas por cada una de las diputadas, el clima fue más bien de consenso. Falta saber si en adelante lograrán coincidir en esas «razones técnicas» que separan cada propuesta. «Todos los textos coinciden en lo fundamental. Confío en que salga una ley común perfeccionada», cerró Sainz.

No obstante, la propuesta del PP incluye como diferencia una disposición transitoria. Según ese texto, «Si en el momento de entrar en vigor esta ley los padres tuvieran hijos menores de edad de un mismo vínculo, podrán de común acuerdo decidir la anteposición del apellido materno para todos los hermanos. Ahora bien, si éstos tuvieran suficiente juicio la alteración del orden requerirá la aprobación en expediente registral, en el que éstos [los hijos] habrán de ser oídos».

«Decidirán» o «podrán decidir»

EL PAÍS, Madrid
La primera propuesta sobre el orden de los apellidos, de las cuatro presentadas, fue obra de las diputadas Mercè Rivadulla (Iniciativa per Catalunya) y Cristina Almeida (Nueva Izquierda), ambas en el Grupo Mixto. La presentaron el pasado 9 de diciembre, y su texto parece haber servido de guía a los otros tres que le siguieron, a tenor de sus similitudes.

Esa primera proposición de ley señalaba en la parte dispositiva: «(...) la madre y el padre de común acuerdo decidirán el orden de los apellidos, pudiendo inscribir indistintamente en primer lugar el apellido materno y en segundo lugar el paterno, o bien inscribir primero el paterno y en segundo lugar el de la madre. Dicha elección de criterio será extensible para todos los hijos e hijas». «Los hijos e hijas al alcanzar la mayoría de edad podrán solicitar que se altere el orden de sus apellidos».

El 15 de enero llegó la proposición del PSOE, firmada por Jesús Caldera. Como la anterior, dice que «el padre y la madre, de común acuerdo, decidirán el orden...». (La de IU, con entrada el 12 de marzo, se expresa en términos casi idénticos: «los progenitores determinarán el orden...). Y ahí reside la principal diferencia entre los cuatro escritos, casi calcados. El 11 de febrero, el PP, con la firma de Luis de Grandes, presentó un texto donde expresa que «los padres podrán de común acuerdo decidir, en el momento de la inscripción, que el apellido de la madre preceda en orden al apellido del padre».

Y en el preámbulo de su propuesta, el PP señala: «No es oportuno obligar siempre a los progenitores a ponerse de acuerdo sobre este extremo (...). No choca con ningún principio constitucional que ante el silencio de los padres sobre el particular, se siga el sistema tradicional de precedencia del apellido paterno, porque éste siempre podrá ser postergado si así lo decide el propio hijo al llegar a la mayoría de edad».

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