El País Digital
Sábado
22 noviembre
1997 - Nº 568

Aznar rechaza aplicar el acuerdo de la UE sobre parados jóvenes y de larga duración

Los Quince aprueban por primera vez en una cumbre políticas activas contra el paro

XAVIER VIDAL-FOLCH / WALTER OPPENHEIMER, Luxemburgo
A los parados europeos se les abre una vía de esperanza. Los jefes de Estado o de Gobierno de la UE se comprometieron ayer a ofrecerles la reinserción laboral o formativa, especialmente a los jóvenes menores de 25 años y a los desempleados de larga duración, dentro de un plazo de cinco años. Pero hay una excepción: los parados españoles no gozarán de las mismas ventajas. El presidente del Gobierno, José María Aznar, se opuso a estos compromisos. Logró para España una cláusula de exclusión (opting-out), similar a la que consiguió el Reino Unido para el euro.


Foto de familia de los gobernantes de
los Quince, ayer en Luxemburgor (Efe).
Contra una larga historia de fracasos y de malos augurios, los líderes europeos trazaron ayer el esbozo de una política comunitaria de empleo plena. Acordaron algunos objetivos, políticas activas y un método de vigilancia para controlar su cumplimiento.

El resultado fue posible gracias al canciller alemán, Helmut Kohl, quien declinó usar su peso político para bloquear los acuerdos. Enmendando la plana a su ministro de Economía, Theo Waigel -feroz opositor a los objetivos cuantificados comunes- dio su visto bueno a casi todo. «Alemania se apunta al baile», celebraron los franceses, principales impulsores de la cumbre y de la Europa social. Aznar, el otro gran reticente, se quedó sin paraguas, solo.

Los acuerdos más tangibles abren una vía de esperanza. Los Quince se comprometieron a hacer «lo necesario» para insertar a los jóvenes con seis meses de paro y a los sin empleo desde hace más de un año al mercado laboral, directamente o a través de formación profesional, reciclaje, prácticas o actividades similares.

Pero el Gobierno español se oponía a este acuerdo por ser difícil y costoso para España, por su alta tasa de paro y su escaso nivel formativo. Por eso, el primer ministro portugués Antonio Guterres propuso, tras mediar con Madrid, una suavización: estos compromisos deberían cumplirse «en un plazo fijado por cada uno de ellos (los Estados), que no podrá ser superior a cinco años».

Aznar argumentó que España ha elevado en 1997 la subvención de las políticas activas para jóvenes y parados de larga duración en un 34%. «Sería un gran problema porque deberíamos incrementar el gasto en un 200% para cumplir el objetivo en cinco años». También se preguntó qué significa «ofrecer un empleo» a un joven, concluyendo que «España no podría prometer un trabajo a quien lleve seis meses desempleado».

Le respondió el presidente de turno, el luxemburgués Jean Claude Juncker, tranquilizándole de que no pretendía «ofrecer empleos a los jóvenes en el sector público». Le apoyaron a éste el danés Poul Rasmussen y Kohl, quien dio «gran importancia a este párrafo». Juncker buscó nuevas fórmulas intermedias, que toparon con el obstat español.

Al final, Kohl, queriendo «ayudar a España», regaló a Aznar un opting-out emponzoñado, pues lo usarán sindicatos y oposición: el plazo de cinco años obligará a todos, pero «este plazo podrá ser más largo en los Estados miembros con desempleo especialmente elevado».

Nadie más anunció su voluntad de acogerse a la excepción. Alemania «no puede», según un funcionario de Bonn, pues su tasa de paro del 9% en 1996 es inferior al 10,9% de la UE. Finlandia tiene el 15,7%, pero lo rehusó. Otra rebaja , menor: Kohl logró suavizar el objetivo de otorgar formación profesional al 25% de los trabajadores, reduciéndolo a un mínimo del 20%.

Sanciones morales

Tan decisivo es el método para vigilar el cumplimiento de las medidas comunes. Éstas se cuantificarán cada año en los planes de cada país, con una perspectiva plurianual. Quien incumpla sus objetivos se arriesga a sufrir, en el examen común anual, sanciones morales , en forma de las «recomendaciones» previstas en el reciente Tratado de Amsterdam.

Este método se inspira, en «el seguido para la convergencia económica», se concluyó. Con ello se lograba reequilibrar, como insistió el primer ministro francés, Lionel Jospin, la Europa monetaria y la social. Eso sí, «salvadas las distancias» que existen entre el proyecto del euro y el de una política de empleo, y también «entre las situaciones particulares de cada uno de los Estados miembros».

Principales acuerdos

X. V.-F. / W. O., Luxemburgo
Además del método de control, similar pero más suave que el empleado para la unión monetaria, los principales acuerdos alcanzados son estos:

Jóvenes menores de 25 años. Compromiso de «ofrecer una nueva oportunidad a todos los jóvenes antes de que hayan pasado seis meses de paro, en forma de empleo, formación, reciclaje, prácticas laborales o cualquier otra medida que pueda favorecer su inserción profesional».

Parados adultos. Se adquiere el mismo compromiso que para los jóvenes, o al menos un «seguimiento individual de orientación profesional» para los desempleados adultos «antes de que hayan pasado 12 meses en paro».

Formación. Cada Gobierno se esforzará en incrementarla. «Para aumentar el porcentaje de desempleados a los que se ofrece formación» cada Estado miembro «se marcará, en función de su situación de partida, un objetivo de aproximación para alcanzar progresivamente la media de los tres Estados miembros que mejores resultados hayan obtenido en este ámbito (el 25%), y un mínimo del 20%».

Escuela y empleo. Los Gobiernos velarán porque las cualificaciones escolares se ajusten a las «necesidades del mercado de trabajo».

Economía social. Compromiso de estudiar, «con objeto de reducirlos, los obstáculos» a las iniciativas locales, a la economía social y los nuevos yacimientos de empleo .

Carga fiscal. Se fijará un objetivo «de reducción progresiva de la carga fiscal total» sobre el trabajo y, donde se pueda, sobre los costes no salariales, sobre todo, para los empleos poco cualificados y poco remunerados. Se examinará «si conviene» la introducción de un impuesto energético o sobre la contaminación.

Jornada laboral. Los Quince «instan» a los interlocutores sociales a negociar acuerdos sobre «fórmulas flexibles» de trabajo, «por ejemplo, sobre el cómputo anual del tiempo de trabajo, la reducción del tiempo de trabajo y de las horas extraordinarias».

Préstamos del BEI. El Consejo Europeo aprueba la iniciativa del Parlamento Europeo de ampliar en 150 millones de ecus (unos 25.000 millones de pesetas) la partida Iniciativa para el empleo , para beneficiar a las pequeñas y medianas empresas (pymes). El total de este apartado presupuestario es de 450 millones de ecus, que se suman a otras inversiones, extrapresupuestarias, del Banco Europeo de Inversiones (BEI), por unos 10.000 millones de ecus.

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