El País Digital
Sábado
6 diciembre
1997 - Nº 582

Más de 400 personas pasaron toda la noche en sus coches en Saelices, Cuenca

EL PAÍS, Madrid
Unas 400 personas quedaron atrapadas en el interior de sus coches toda la madrugada de ayer en la carretera N-III (Madrid-Valencia) a la altura de Saelices (Cuenca). Hasta primeras horas de la tarde no se reanudó el tráfico, y con extrema lentitud. El viento volvía a cubrir de nieve la calzada una vez despejada con las máquinas, y los camiones de gran tonelaje que se quedaba cruzados al patinar hacían casi inútil el trabajo.


Vehículos oruga del Ejército ayudan
a despejar la N-IV (Madrid-Andalucía).
Unas 400 personas tuvieron que pasar toda la noche en sus vehículos, con frío y sin apenas alimentos, ante la imposibilidad de pasar del área conquense de Saelices y Minglanilla, en dirección a Madrid o a Valencia, como consecuencia de la nieve y de las placas de hielo que cubrían la carretera N-III. El frío de la noche tuvieron que combatirlo poniendo en funcionamiento sus motores a intervalos, con el fin de que la gasolina no se les acabase, para poder poner la calefacción. Algunas familias fueron acogidas, a su vez, por camioneros en las cabinas de sus vehículos pesados, ya que estos profesionales del volante están más acostumbrados a las veleidades meteorológicas y van bien pertrechados de mantas y otros elementos de abrigo.

Otras 100 personas tuvieron que pasar la noche en el colegio Melchor Cano, en la población también conquense de Tarancón, ante la imposibilidad de circular por la N-400 (Toledo-Cuenca), que se mantuvo cerrada durante todo el día de ayer en el tramo Tarancón-Cuenca.

Ya por la mañana, la Guardia Civil, desde varios helicópteros, distribuyó a los afectados comidas y bebidas. Según fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Cuenca, se repartieron más de 800 bocadillos. Con todo, muchos se quejaron, en llamadas a diversos medios de comunicación a través de sus teléfonos móviles, de que no se les dio asistencia alguna y de que las patrullas ni siquiera se interesaron por su situación. Un niño diabético, que viajaba sin insulina y que permanecía en uno de los automóviles, fue evacuado en un helicóptero, con el fin de que pudiera administrársele la dosis de ese medicamento que necesitaba. Una mujer que se puso de parto en Tarancón también fue trasladada en otro hasta el hospital Virgen de La Luz, de Cuenca, ante la imposibilidad de que pudiera realizar el urgente viaje en ambulancia.

El cruce sobre el asfalto de camiones de gran tonelaje supuso otro obstáculo para dejar libre la vía, ya que originaron grandes tapones hasta que pudieron llegar hasta ellos grúas con suficiente potencia como para poder moverlos. El trabajo de las máquinas quitanieves también se vio perjudicado por el viento, que, al soplar con fuerza, hacía que la nieve que echaban a un lado, y que en algunos sitios alcanzó los dos metros de altura, fuese impulsada de inmediato hasta la calzada.

Hasta la una y media de la tarde de ayer, según la Subdelegación del Gobierno conquense, no se pudo reanudar el tráfico en dirección a Madrid, y hasta las tres, aproximadamente, rumbo a Valencia. En ambos casos, con extrema lentitud porque, de vez en cuando, volvía a quedarse cruzado algún vehículo. Curiosamente, muchos de los que se dirigían hacia la costa no se habían provisto de cadenas aunque hubiesen salido esa misma mañana desde Madrid.

En cambio, la N-400 permaneció cerrada durante todo el día en el tramo entre Tarancón y Toledo, si bien finalmente no quedó atrapado en él ningún viajero. Las campanas de la iglesia de Carrascosa del Campo sonaron a las dos de la mañana para que los vecinos que pudiesen ayudaran a evacuarlos. Así, unas 100 personas pudieron ser rescatadas, incluso en tractores, y pernoctaron en el colegio público Melchor Cano, de Tarancón, en el que se les proveyó de mantas y comida. Otras lo hicieron en hoteles.

Nieve hasta las ventanillas

R. VILLADA, Albacete
«La nieve llega hasta las ventanillas del coche». Ésa era la situación ayer por la mañana de unos operarios de la empresa de electricidad Ineal, que habían quedado atrapados con su coche en Saelices a las cinco de la tarde del jueves. Juan Carlos Rodríguez, gerente de la Asociación de Empresarios de Campollano (Adeca) reclamaba ayuda para ellos a través de la radio casi sin dar crédito a que el problema aún no se hubiera solucionado. Su caso fue uno de miles.

Como, por ejemplo, el de Carlos Cuevas y Carlos Sánchez, componentes del grupo musical Mercromina. No se podían imaginar, tras haber hecho una grabación para el programa Metrópolis, de TVE-2, que su regreso a Albacete se vería truncado por los elementos a las siete de la tarde. Al final, optaron por irse andando hasta Saelices.

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