El País Digital
Miércoles
3 diciembre
1997 - Nº 579

La OTAN aprueba su nueva estructura militar

XAVIER VIDAL-FOLCH, Bruselas
Los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica aprobaron ayer -tras dos años de discusión y bloqueos- la nueva estructura militar integrada de la organización, a la que España ya puede adherirse. El acuerdo fue posible porque el Reino Unido retiró, sin condiciones y en el último minuto, las dos reservas que había planteado por el contencioso de Gibraltar. Esta discusión proseguirá a partir de ahora bilateralmente, entre los Gobiernos de Londres y Madrid, tal y como pretendía España, que logra así su objetivo de no contaminar la Alianza con el Peñón. Pero persiste una advertencia británica de que se reserva la capacidad de bloqueo a la hora de llenar de poner en marcha la estructura de mandos.


Serra (derecha) conversa con su colega noruego,
holandés (izquierda) y turco (EPA).
El acuerdo que finiquitó el pasado lunes la disputa entre Grecia y Turquía actuó como detonante, porque dejó aislado al Reino Unido bloqueando la histórica reforma militar y por ende, la ampliación al Este. Ayudaron también las presiones, discretísimas, de algunos aliados sobre Londres, como la del alemán Volker Ruhe.

Así, en la cena de anteanoche, el británico, George Robertson, anunció a bocajarro a su colega español, Eduardo Serra, que estaba dispuesto a levantar sus dos reservas: sobre la desaparición del cuartel de Gibraltar (que como todos los de cuarto nivel, se debe suprimir) y sobre el establecimiento de un mando subregional en España. La iniciativa británica cogió a todos «por sorpresa», coincidieron las distintas fuentes.

Acordaron, junto al secretario general, Javier Solana, convocar para el mediodía siguiente al Comité Militar, que aprobó sin más la nueva estructura, toda vez que la reserva francesa -por considerarla escasamente europeísta- se anulaba automáticamente al levantarse las británicas. Su presidente, el general Klaus Naumann anunció el acuerdo «sin ningún tipo de reservas» a primera hora de la tarde. Es «espléndido», añadió. Robertson reconoció «muchos progresos» y Ruhe dio la bienvenida en la nueva estructura a España. «No entraremos, pero seremos constructivos», anunció el francés Alan Richard. Serra aplaudió la decisión, «que permite la participación plena de España».

Londres levantó sus reservas «sin ningún gesto de contraprestación», añadió el ministro español a la prensa. «España asegura que no ha hecho concesiones, el Reino Unido también, así pues, nadie ha hecho concesiones», apostilló Robertson. Pero fue el Gobierno y la diplomacia españoles quienes se llevaron el gato al agua. «Al final ha prosperado la tesis de que Gibraltar es un contencioso bilateral y que la estructura militar es un asunto de interés común; nos congratulamos de que el Reino Unido haya comprendido la posición española», subrayó Serra.

¿Por qué cedió Londres, sin contrapartidas? Los observadores coincidieron: porque se quedó sola en el bloqueo; porque los argumentos españoles convencían a los aliados; porque rezagarse respecto de Turquía era una mancha; porque era más digerible ante su opinión enmendar la amenaza de veto del secretario del Foreign Office durante la cumbre de Madrid, el pasado julio, en un marco multilateral que tras entrevistas bilaterales; porque era incoherente vetar una reforma (agilizar la estructura, adaptarla al siglo XXI) que tanto ha propugnado; y porque aún estaba a tiempo de no pagar el coste político de la insolidaridad.

Y también porque se guarda un arma: el bloqueo a la puesta en marcha de esa estructura de mandos, que debe culminarse en los próximos doce meses, fijando qué militares ocupan los puestos, de qué nacionalidad son, cada cuándo rotan y con qué recursos cuentan: «El Reino Unido se reserva la posibilidad de bloquear la implementación si no se alcanzan acuerdos adecuados» a nivel bilateral, reiteró a la prensa por tres veces Robertson.

Precedente histórico

Esa amenaza tiene un precedente histórico: el bloqueo por Turquía del cuartel general griego de Larissa, previsto desde 1991 y aún hoy vacío de fuerzas y huero de dotación financiera. Pero quizá obedezca a un imperativo de consumo interno, porque ocurre que los otros también pueden bloquear. «Lo importante es que las autoridades militares pueden desde hoy planificar sobre la base de lo acordado», destacó Solana, recordando que pese a todas las dificultades la Alianza «siempre llega al consenso».

El ministro Serra recordó que siguen firmes las restricciones españolas al tráfico aéreo de y hacia Gibraltar. Aseguró que la integración en la estructura militar común no las invalida. E hizo votos para una solución bilateral del contencioso. «Hemos creado un nuevo clima de cordialidad entre España y el Reino Unido», certificó su colega británico, esperando «conseguir», en contrapartida, «a corto plazo» un «buen acuerdo» bilateral sobre Gibraltar. Acuerdo que excluiría el uso conjunto del aeropuerto, contra lo que propone Madrid como condición para levantar las restricciones aéreas. La Roca sigue siendo una china en el zapato, pero ya no en el de la OTAN.

Matutes: «Ha sido un éxito de la diplomacia española»

M. G. / X. V.-F., Madrid / Bruselas
Visiblemente satisfecho, el ministro de Exteriores, Abel Matutes, compareció ayer ante los periodistas para felicitarse por la decisión británica de retirar sus reservas a la creación de un mando de la OTAN en España y a la supresión del cuartel aliado de Gibraltar. «Un éxito», dijo, «de la diplomacia española».

El ministro destacó que la retirada de las reservas y la consiguiente aprobación de la estructura militar se ha hecho «sin condición alguna»; es decir, siguen vigentes las restricciones navales y aéreas a Gibraltar cuyo levantamiento exige Londres. Eso sí, agregó más adelante, «España desearía empezar a realizar concesiones y levantar las restricciones», pero ello dependerá de que haya progresos en la negociación sobre la colonia y de que la actitud «poco colaboradora» de las autoridades gibraltareñas no malogre una vez más el proceso.

Frente a la amenaza británica de impedir la puesta en marcha del mando de la OTAN en España si no se levantan las restricciones, el ministro fue categórico: «No hay ninguna posibilidad de poner condiciones en el futuro. Ha quedado claro que la implementación de la estructura militar será simultánea y armónica y no se puede vetar por partes». Fuentes diplomáticas admitieron que esa posibilidad existe, pues la OTAN debe aprobar por consenso las plantillas y el presupuesto de los nuevos mandos.

«Las cinco condiciones para la plena integración de España en la estructura militar ya están cumplidas», manifestó el ministro español de Defensa, Eduardo Serra. Los dos requisitos cumplidos ayer eran la aprobación de una nueva estructura integrada, más ágil (se pasa de 65 a 20 cuarteles generales), y la participación de España en ella proporcionalmente a su contribución.

El adecuado peso de España se ha conseguido, a juicio de Serra, mediante la obtención de un mando subregional que controla todo el territorio nacional, aparte de la resolución del problema de Canarias y la desaparición del mando de Gibraltar.

Sin embargo, lo aprobado es la estructura de mandos y no la de fuerzas que rellenarán las sedes -cuántos serán, de qué nacionalidades, cómo se financiarán-. Si el Gobierno siguiese una interpretación más restrictiva, esperaría a cerrar también esos capítulos. Todo depende de «un criterio de oportunidad política que corresponde (dilucidar) al presidente del Gobierno», indicó el ministro. (El portavoz socialista de Exteriores, Luis Yáñez, declaró a Servimedia que el Reino Unido ha engañado a España con un ardid diplomático porque sigue sin lograrse el uso militar conjunto del aeropuerto de Gibraltar).

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