El País Digital
Martes
23 diciembre
1997 - Nº 599

El 'señor Fortuna' vive junto a La Alhambra

El primer y el tercer premio coinciden en Granada y un ex presidente del club de fútbol de la capital 'pica' de los dos.

J. ARIAS / A. V. GARCÍA, Granada

Agraciados con el primer premio en La Selva
del Camp (Tarragona) con el comprador de los
décimos (en el centro con gafas) (Efe).
Si en un día de fortuna, como es el del sorteo de Navidad, cabe hablar en rigor de un tipo con suerte, éste es José Aragón, antiguo presidente del Granada Club de Fútbol y hoy del Arenas de Armilla, el equipo de un pueblo de 5.000 habitantes limítrofe con la capital que milita en tercera división. Aragón adquirió participaciones del primer premio, vendido totalmente en Granada, y del tercero, que recayó parcialmente en Armilla. En total, se embolsó 90 millones de pesetas.

La tromba de millones -34.800 del principal y 2.736 del tercero- cayó sobre Granada antes que un intenso aguacero, que, sin embargo, no enfrió la fiesta. El otro personaje de la jornada fue Francisco Redondo Paco el del Puro, que vendió entre sus amigos participaciones que supusieron 15.000 millones en premios.«¿Cómo voy a estar?«, se preguntaba José Aragón para responderse inmediatamente: «Pues más feliz que todo. Es increíble«. Aragón había comprado participaciones del gordo en el colegio de los maristas que le depararon 30 millones, más un número sin determinar de su propio club de fútbol, que le reportaron los 60 restantes. «A mí realmente no me hace falta el dinero, pero me alegro, sobre todo, por la gente a la que le ha tocado el premio. A ver si el club va un poco hacia arriba y ascendemos«, dijo. El Arenas había comprado 38 billetes del 17.033.

La vibración de la suerte se extendió antes de la diez de la mañana, como un terremoto constructivo, desde la administración de loterías número 6, situada en el centro de la ciudad, a los establecimientos contiguos, a las manzanas del entorno, a las calles inmediatas y a los parajes periféricos, hasta llegar a los más alejados, alguno de ellos fronterizos con Armilla, como Talleres El Ángel.

En Talleres El Ángel caminas 10 metros y estás en Granada y reculas y estás en Armilla. Francisco Cortés, su propietario, llevaba 32 años suscrito al 43.728, y antes que él su padre, apuntado al número durante otros 20 años más. El máximo premio también salpicó a media docena de operarios.

Corsetería y confección

Las empleadas de un establecimiento de confección y otro de corsetería -situados a menos de 50 metros de la administración- fueron las afortunadas más apegadas al epicentro del premio principal de la lotería de Navidad. Se fundieron en un abrazo cuando se encontraron junto a la puerta metálica, cercadas por la multitud de informadores, curiosos y empleados de banca.

No fueron ajenos a esta suerte concéntrica propagada desde la administración que regenta desde 1985 Enrique Requena Muñoz -antes la regentó su padre, que la abrió en 1941- los empleados del Ayuntamiento, gracias, sobre todo, a Paco el del Puro, la persona que vende las entradas para los espectáculos organizados por el municipio. Paco compró para sus amigos billetes que, una vez premiados, equivalieron a unos 15.000 millones de pesetas. La felicidad reinaba en el entorno del alcalde, Gabriel Díaz Berbel, del PP.

Serafín, su chófer; Patxi, su escolta -que, a mediodía, aún continuaba buscando en el forro de sus prendas de vestir los dos billetes del gordo- y Yolanda, su secretaria, ganaron cinco millones de pesetas cada uno.

Pero no eran los únicos. Al pasillo de la alcaldía, donde desembocan los despachos de los tenientes de alcalde, también llegó la fortuna. De las siete secretarias, cuatro tenían en sus bolsillo participaciones del 43.728, además de la limpiadora de las dependencias.

Díaz Berbel dirigió con esfuerzo un pleno impregnado de la emoción que se desparramaba por la calle. El alcalde se presentó a sí mismo como una especie de talismán para la ciudad: «Dicen algunos que tengo baraka (fortuna, en árabe) y no me puedo quejar«.

Conforme se avanzaba por las calles cercanas, se palpaba la suerte o, en ciertos casos, la resignación. Félix Salguero, camarero del bar El Tabernáculo, invirtió 1.400 pesetas en los números anterior y posterior del premiado. «Soy uno de los pocos en estas circunstancias«, explicaba a la parroquia con sordo orgullo. Los concejales Fermín Camacho, y Pedro Revilla, del PP, y María José López, del PSOE, adquirieron un décimo del 43.726. La delegación municipal de Cultura también era un lugar agraciado, igual que el auditorio Manuel de Falla.

Los hermanos maristas

La Asociación de Padres de Alumnos del colegio de los hermanos Maristas repartió 1.500 millones en premios en participaciones de 160 pesetas. Todos los empleados tenían, al menos, una de regalo.

Minutos antes de las once de la mañana, en el colegio había aún cierto aire de desolación, acaso de incredulidad. El conserje, José Cantal Bimbela, atendía con cierta indiferencia el constante aluvión de llamadas telefónicas. Sólo un grupo de escolares hacía guardia a las puertas del centro esperando que llegaran los adultos para sumarse al tumulto.

Como a casi todos, el premio le interrumpió a Cantal el desayuno. A otros quizás les cortó la digestión: un hijo suyo vendió días antes su participación a un pariente. En un cajón, Cantal guardaba dos papeletas del gordo anuladas porque sus propietarios, finalmente, no pasaron a recogerlas.

El premio principal estaba fragmentado en miles de participaciones y cada una tenía tras de sí una anécdota o una historia particular. Miguel Mejías, un hombre de 71 años que estuvo al frente de una conocida taberna -ya cerrada-, compró 16 décimos, de los cuales distribuyó graciosamente 15. «Todos son gente necesitada«, decía a las puertas de la administración número 6, que devolvió sólo 14 de las 130 series del gordo. Un policía retirado a causa de un accidente automovilístico, una peluquería, una asociación de sordos y una relojería entraron en la nómina de los afortunados.

En Armilla también abundaban los premiados, ya fuera a través de las participaciones del club de fútbol o por mor de la Cafetería Andalucía. Su dueño vendió la noche anterior, cuando estaba resignado a quedárselos, 7.000 pesetas de boletos del tercer premio.

En qué se pueden emplear los premios ganados al azar es un asunto difícil de concretar y que los afortunados consultan con la almohada. Otros, en cambio, no tienen reparos en explicar dónde irán a parar, aunque sean negocios relacionados con la pena y el sufrimiento. «Tengo tres hijos y creo que voy a invertir el dinero para que tengan futuro en el negocio«. Quien así habla es Fermín Criado, propietario de la Funeraria Armilla. Criado cedió dos tacos de participaciones a la aseguradora El Ocaso, especializada en entierros.

6.430 millones evadidos

EL PAÍS , Granada
Unos 6.430 millones se escaparon a otros puntos de España gracias a los turistas o emigrantes que compraron lotería aprovechando su estancia en Granada. Ello sin contar los 4.200 millones que se embolsó Hacienda de pesetas Hacienda se embolsó 4.200 millones de refilón por las 14 series que la administración granadina no logró colocar.

Dos mil cuatrocientos (2.400) millones llegaron a Cataluña gracias a que el dueño de un bar de La Selva del Camp (un pueblo de 4.000 vecinos, en Tarragona) decidió estrenar su BMW viajando por Andalucía. Gabriel Girona, de 40 años, repartió la suerte entre sus clientes, la mayoría parados que matan el tiempo jugando al dominó Girona hizo participaciones de 1.000 pesetas. Los vecinos calculan que le han tocado 300 millones. Los mismos que dejó en La Selva un cuarto premio el año pasado.

Cuarenta y nueve familias de Elda (Alicante) se repartieron 1.470 millones gracias a un jubilado granadino que cada año regresa a su tierra con dinero de «los amigos del bar« para comprar lotería.

Unos 600 millones repartió el centro de la tercera edad de Véjer de la Frontera (Cádiz). Los décimos los llevó un jubilado que compró lotería aprovechando un viaje organizado por el Inserso a Granada. El regente del bar del centro, Manuel Fernández, ganó 30 millones que no le servirán para jubilarse. Su mujer no le deja. «Estaría todo el día dando vueltas sin nada que hacer«, justificó.

Mil cuatrocientos millones más llegaron a Palma de Mallorca por tres caminos. Las 32 series que compró en Granada una empleada de un hipermercado aprovechando un viaje que le tocó en la empresa se tradujeron en 800 millones de premio. Un inmigrante granadino, Paco, el Cojo, repartió 300 millones de pesetas entre la clientela de los bares de la barriada de la Soledad. Un vigilante de seguridad distribuyó 300 millones entre sus compañeros.

Trescientos cincuenta millones repartieron tres enfermeras del centro de salud de Teatinos (Oviedo), quienes recientemente participaron en un congreso en Granada. Unos 150 millones llevó a La Xara (Alicante) un electricista que visitó Granada con su esposa. Otro pellizco de 60 millones recibieron los 20 empleados de una agencia de viajes de Nerja (Málaga) que traslada turistas a la Alhambra.

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Información de Josep Garriga, Santiago Navarro, Andreu Manresa, Javier Cuartas y Rosa Ribes.

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