El País Digital
Viernes
22 agosto
1997 - Nº 476

Una niña de Ondarroa, obligada a llevar colgado un cartel por hablar en castellano

CIRO KRAUTHAUSEN, Bilbao
«Ni erdalduna naiz» («Yo voy a favor del castellano»). Los monitores de una colonia veraniega de Ondarroa pusieron un cartel con esa frase al cuello de los niños sorprendidos hablando en castellano. Así lo han denunciado ante la Diputación de Vizcaya los padres de una muchacha guipuzcoana de 11 años. Esta queja se une a las de otras 21 familias por los malos tratos dados en la también vizcaína colonia de Zeanuri a los chavales, a los que, entre otros castigos, se les hacía cargar con una mochila con piedras si no se expresaban en euskera.


El diputado vizcaíno de Cultura, Tomás Uribeetxebarria
en la conferencia de prensa de ayer (L. A. García).
El diputado de Cultura de Vizcaya, el peneuvista Tomás Uribeetxebarria, reconoció ayer en una rueda de prensa que hubo un «tratamiento pedagógico desafortunado» por parte de los monitores de Zeanuri en su afán de que se profundizase en el conocimiento y la práctica del euskera, uno de los objetivos de este tipo de campamentos. Pero anunció que no se tomará ninguna medida contra ellos hasta que se conozcan los resultados del cuestionario que se ha enviado a los padres de los 75 niños que asistieron en julio a esa colonia.

Según el informe elaborado por la Diputación de Vizcaya, 21 familias han formulado hasta ahora denuncias escritas sobre lo sucedido en Zeanuri. En los últimos días, sin embargo, han llegado otras relativas a las de Zuaza (Álava) y Ondarroa (Vizcaya). En esta última, según El Diario Vasco, a los niños que hablaban en castellano se les colgaba un cartel que tenían que exhibir en la playa: «Yo voy a favor del castellano». En la otra, según sus padres, un pequeño tuvo que correr desnudo por el campo y otro subir por unas cuerdas por la misma falta. «Si esto ha sucedido realmente, es absolutamente impresentable», admitió Uribeetxebarria.

Estas colonias veraniegas están integradas en un programa conjunto de las tres diputaciones vascas para fomentar el euskera en el que este año han participado más de 5.000 niños. A la de Zeanuri asistieron 28 procedentes de Vizcaya, 33 de Guipúzcoa y 14 de Álava. Casi todos los padres denunciantes coinciden en que sus críos tuvieron que cargar con una mochila de piedras por hablar en castellano entre sí y en que se les retuvo la correspondencia. En cualquier caso, Uribeetxebarria se mostró sorprendido por el «eco desorbitado» que han tenido estas quejas y resaltó que no ha habido «perjuicios graves».

En sus entrevistas con los responsables de la Diputación, según un informe oficial, los monitores y la directora del campamento han afirmado que lo que se realizó fue simplemente un «juego» de día y medio de duración «con una mochila pequeñita en la que se introducían dos piedras». También negaron que retuviesen cartas, aunque sí reconocieron no haber permitido su envío durante los primeros y últimos cuatro días del turno.

Algunos padres han denunciado además sopapos, tirones de oreja y otros castigos por mal comportamiento, como tener que permanecer de cuclillas, e incluso que sus hijos tuvieran que guardar un minuto de silencio por el asesinato por parte de ETA de Miguel Ángel Blanco. Esos malos tratos han sido igualmente negados por los monitores, que añaden que la muestra de dolor por el concejal del Partido Popular en Ermua (Vizcaya) tuvo carácter «voluntario», es decir que no se le impuso a nadie.

«Tenemos por un lado las quejas de los padres y por el otro las justificaciones de los monitores. De alguna forma tenemos que dar la visión total», dijo Uribeetxebarria al referirse al cuestionario enviado a las familias. Hasta que se produzcan sus respuestas y se evalúen no se tomarán medidas contra los monitores.

«No hay ninguna necesidad imperiosa de tomar una determinación cuando incluso muchos padres están fuera», afirmó, a su vez, el director del Instituto Foral de Bienestar Social de Álava, Manuel Allende.

Uribeetxebarria, que en el pasado había dado plena credibilidad a la versión de los niños, se mostró ayer mucho más comprensivo con los monitores, que, dijo, «están absoluta y totalmente desolados» y «han sufrido ya el peor de los castigos» al ser acusados por los medios de comunicación de haber maltratado a los muchachos.

Aun reconociendo que la información dada por la prensa «ha hecho que se conociera con mayor hondura lo que sucedió», habló de un «eco desproporcionado respecto al tono y contenido de las denuncias» y adujo que «los hechos están desorbitados». Eso sí, admitió el «descuido» de los técnicos de la Diputación vizcaína, que tan sólo se pusieron en contacto con las familias después de que la prensa informara del caso.

«¿Un juego o un castigo?»

El cuestionario enviado por la Diputación de Vizcaya a los padres de las 27 niñas y los 48 niños que asistieron a la colonia de Zeanuri consta de siete preguntas. Entre ellas, destacan las siguientes: «¿Su hijo ha padecido algún trato incorrecto?», «¿su hijo entendió como juego o como castigo la mochila con las piedras?» y «¿creen que su hijo/a les escribió cartas que nunca han recibido?».

Asimismo, se pide a las familias una evaluación sobre si el campamento cumplió con el objetivo de fomentar el euskera; sobre si en lo referente al uso del castellano «ha habido exigencia estricta, aceptación razonable o permisividad excesiva», y sobre la impresión general que dejaron los monitores en los pequeños.

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