El País Digital
Jueves
18 septiembre
1997 - Nº 503


Melilla une sus cuatro culturas en la fiesta del
V Centenario con escasa presencia institucional

EL PAÍS, Melilla
Un encuentro religioso entre las cuatro culturas que conviven en Melilla, presidido por el ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, centró ayer los actos de celebración del V Centenario de la incorporación de esta ciudad a la Corona de Castilla. Bajo el lema Melilla por la tolerancia, representantes de las comunidades hindú, musulmana, cristiana y judía abogaron por el entendimiento y el respeto entre las distintas creencias. Fuentes de La Zarzuela y de Moncloa desmintieron que tanto el Rey como el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, hubiesen suspendido su visita a la ciudad para no encrispar los ánimos con Marruecos y afirmaron que ésta nunca estuvo programada.


Los representantes de las cuatro religiones y
los dirigentes políticos, ayer en Melilla (EFE).
Al histórico encuentro religioso, que coincidió con la celebración del Año Internacional contra el Racismo y la Xenofobia y que se organizó en el Parque Hernández, asistieron el presidente del Tribunal Rabánico de la comunidad israelita de Jerusalén, Rab Baseri, el jefe espiritual de la comunidad hindú, Mahraj Sharma, el obispo de la diócesis de Málaga, Antonio Dorado, y el presidente de la comunidad musulmana de Melilla, Sidi Driss, informa Efe.

También estuvieron en esta simbólica cita, que finalizó con el canto general del Himno de la Alegría y la suelta de palomas, numerosos miembros de las cuatro comunidades religiosas y las principales autoridades civiles y militares de la ciudad. Por parte del Gobierno que preside José María Aznar, el encargado de personalizar su representación fue el ministro de Administraciones Públicas. Rajoy quiso restar importancia a las ausencias de otros miembros del Ejecutivo y de todos los presidentes autonómicos excepto el de Ceuta. El ministro indicó: «Es mucho más importante que se celebre el quinientos aniversario de la fundación de Melilla que las pequeñas disputas partidistas».

Sobre la consideración de estas ausencias, lamentadas en los últimos días por los grupos de la oposición y por algunos destacados dirigentes del Gobierno local, también del Partido Popular, el presidente de Melilla, Ignacio Velázquez, no quiso ayer extenderse. Velázquez sí apostó porque los melillenses «celebren su cumpleaños con los que han venido, no lloren por las ausencias y festejen esta fecha con los que han querido estar».

En la ciudad se ha extendido la impresión de que la campaña puesta en marcha en Marruecos contra estos festejos ha podido influir en la Casa Real y en La Moncloa para anular la presencia en los actos del Rey y del vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos. Fuentes de la Zarzuela y de Moncloa desmintieron ayer a EL PAÍS que esas visitas hayan estado nunca programadas o cerradas en las agendas del Rey y de Cascos. El Rey estaba ayer en Barcelona en una serie de actividades que se prepararon hace varios meses, y Cascos en Vigo.

El Rey, de cualquier forma, recibirá hoy en el palacio de La Zarzuela a una representación de la Asamblea de Melilla, que le entregará la Medalla de Oro de la ciudad, tal y como se aprobó en un pleno celebrado el 1 de septiembre por unanimidad. Esta será la primera vez que el Rey, que preside el Comité de Honor del V Centenario, recibe a la corporación desde que en 1995 se aprobó su Estatuto y pasó a ser ciudad autónoma. Aunque la Casa Real invitó a este acto a todos los grupos presentes en la Asamblea, tan sólo viajará a Madrid el equipo de Gobierno del PP. La oposición se ha negado porque consideran que el monarca debía haber vijado a Melilla a recogerla.

A pesar de esta polémica sobre el respaldo institucional a la celebración, Melilla lució ayer para conmemorar la llegada a sus costas, hace 500 años, de Pedro de Estopiñán, enviado del Duque de Medina Sidonia. En numerosos balcones de la ciudad se colgó la bandera nacional, como recomendó el gobierno de la ciudad autónoma.

Anoche se preparó otro acto de homenaje a la Compañía de Mar, con el izado de la bandera nacional y de todas las comunidades autónomas y con los discursos institucionales . Luego, un espectáculo multimedia de luz y sonido se pudo contemplar desde la dársena del puerto y se proyectó sobre las murallas de Melilla la Vieja.

Los partidos marroquíes denuncian
el colonialismo

PEDRO CANALES, Rabat
El termómetro de las relaciones hispano-marroquíes ha vuelto a ponerse en rojo. El detonante ha sido la celebración en Melilla del 500º aniversario de la ciudad española. Los primeros síntomas de calentura se vieron semanas atrás cuando los partidos de la Kutla, el socialista USSP y el nacionalista Istiqlan, comenzaron a agitarse y escribir en sus publicaciones denuncia tras denuncia del «colonialismo español» con su «ocupación anacrónica» de Melilla. «Desafío», «reto», «provocación», los calificativos se sucedían. Anoche, finalmente, todos los partidos de la oposición pidieron la devolución tanto de Melilla como de Ceuta a Marruecos).

La fiebre subió unos grados más cuando el periódico socialista Itihad Ishtiraki de hace diez días informó de que «marroquíes de Melilla piden al Gobierno de Rabat organizar una manifestación paralela en Nador», ciudad marroquí fronteriza con Melilla. Dos días después el mismo rotativo decía que «marroquíes de Ceuta demandan al Gobierno que organice una campaña de boicoteo de los productos del contrabando». En esos días se hablaba de hacer una manifestación ante el consulado español de Nador.

También el partido comunista (PPS) y la organización izquierdista OADP, se sumaron al coro de denuncias señalando la «inoportunidad» de las celebraciones. «España debe renunciar a la herencia franquista», titulaba Al Munadama, de la OADP.

La tensión fue rebajada por el palacio real marroquí cuando el pasado día 9 el ministro del Interior, Dris Basri, reunió a los partidos y sindicatos para leerles una directiva real. La decisión tomada por Hassan II era indiscutible: «Cualquier iniciativa debe ser tomada en un marco de concertación, de coordinación y en el interés supremo de la nación». En otras palabras, había que rebajar la tensión y dejarla en niveles controlables. «No hay que responder a la provocación», concluía el semanario Maroc Hebdo.

Según fuentes de la oposición marroquí, el argumento principal esgrimido por el ministro Basri ante partidos y sindicatos fue que, al reaccionar de manera mesurada, Marruecos respondía al «mensaje» venido de Madrid con la no aceptación por parte del Rey de España y del presidente del Gobierno, José María Aznar, a la invitación hecha por las autoridades de Melilla para asistir a los actos del quinto centenario. Los partidos podrían manifestarse en locales cerrados.

Las formaciones políticas coaligadas en el Wifak, llamadas de la derecha gubernamental, realizaron ayer un mitin en Casablanca. El centrista Ahmed Osman hizo lo mismo en Marraquech mientras que los partidos de Kutla se manifestaron en el teatro Mohamed V, de Rabat.

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