Todo un mundo de ilusión, candidez e ingenuidad se esconde detrás de cada carta a los Reyes Magos



Queridos Reyes Magos

S on las cartas más cándidas, más tiernas, más espontáneas. Contie nen dosis infinitas de ilusión y sus firmantes son los autores más precoces. En estas últimas semanas han sido miles las dirigidas a los Reyes Magos de Oriente. Pajes, carteros reales, enviados especiales, buzones colocados expresamente para ellas ... Un sinfín de sistemas para que todas ellas lleguen a su destino dentro del plazo previsto.
Reflejan la forma de ser de quienes las firman y de quienes se encargan de su educación. Las hay autoritarias: "Quiero que me traigáis...."; solícitas: "Desearía...."; directas (un lista de peticiones y nada más); solidarias (como es el caso de Víctor, quien pide "mucha comida y pescadito para los nenes que se mueren de hambre"), compartidas, anónimas, ecológicas (escritas en papel reciclado) o escuetas, como la de Joel, que tan sólo dice: "Y lo que quieran ustedes". Por lo general, lo solicitado obedece a aquello que es anunciado en televisión, aunque un buen número de ellas van más allá de lo que aparece en la pequeña pantalla.
Así por ejemplo, Toñi no pide juguete alguno sino "paz y alegría en todo el mundo y también que los que me rodean, este año estén bien. A mí me gustaría que el Xavi estudie y tenga buenas notas; que haya trabajo y salud, y que se pueda terminar la casa". Marc y Mi quel, que escriben su carta en ordenador, se despiden deseando que los Reyes traigan "a todo el mundo la paz que tanto nos falta; que se acaben las guerras y que no vuelva a haber hambre en el mundo", y Álex termina la suya con este ruego: "Para todos los niños del mundo, paz. Os quiero".
El texto de algunas de ellas permite adivinar los amores y las fobias de los pequeños. Oriol, por ejemplo, no olvida a su padre, para quien pide "que le toque una primitiva, la 6/49 o un cuponazo. Cualquiera de éstas le iría bien". Iván se despide acordándose de su madre: "Traed algo para mamá, si os queda presupuesto".
La clara vocación financiera de Víctor, de Barcelona, se asoma detrás de las palabras que ponen punto y final a sus peticiones: que los Magos le dejen 5.000 pesetas "para comprar algunas cosas más".
Por si la conducta no ha sido todo lo buena que sería de deseable, muchos, para evitar suspicacias, empiezan señalando que han sido buenos. Mireia, de 4 años, afirma que procura portarse bien "y comerme todo. En el 'cole' me callo y hago todo el trabajo que me manda la Mabel y la Eva". Silvia, de Barcelona, también asegura tener una buena conducta y, para reafirmar sus palabras, termina diciendo: "Y si no, pregunten a Lester". Seguramente no podrá disponer de un aval mejor.
En un intento para que los Reyes no se confundan de domicilio, varios niños resaltan dónde viven. Jaime termina con esta posdata: "Recordad que vivo en Sant Cugat". Y por si acaso los Magos sólo pasan por España, Gladys les dice que, como reside en Francia, dejen los regalos "en casa de los abuelos, que viven en Badalona". Lara les avisa que, aunque reside en Olot, mañana por la noche estará en casa de su abuelo que, curiosamente, vive también en Badalona. Las hermanas Marina y Lauraponen en sobreaviso a Sus Majestades: "Cuidado cuando subáis a nuestro piso, que es muy alto".
La sensibilidad se pone de manifiesto en muchas cartas, como la de Ander, que saluda y manda "un beso muy grande para el abuelo y mi padre que están en los cielos, y suerte y felicidad para la abuela y mi madre porque están un poco tristes". Algunos sufrieron amnesia a la hora de escribir. Tal es el caso de alguien que pide varias cosas pero que olvidó identificarse, diciendo como única señal de localización que vive en Arenys de Munt. Rafael, de Barcelona, demuestra tener un acusado sentido ciudadano, ya que solicita que "el 22 pase con mayor frecuencia y más vacío, y que no haya ni humos ni ruido".
A Helena no le caen bien sus tíos: "A mí no me traigáis carbón, pero a mis dos tíos sí que les podéis traer". José Antonio, de 7 años, reconoce que es un poco nervioso, pero aclara a los Reyes Magos que su madre "lo ha llevado muy bien". Una de las cartas más difíciles de interpretar será la de Eric, pues está compuesta tan sólo de rayas y garabatos.
También sorprende la carta de Elisenda: "Me gustaría que me trajerais los juguetes que os pido". Probablemente aquí se le acabó la imaginación o las ganas de redactar porque, a continuación, escribió: "Traed lo que queráis". Anna, que demuestra ser muy realista, se despide diciendo: "Espero que me lo traigáis todo, aunque ya sé que no me lo traeréis todo".
Incluso el idioma juega alguna mala pasada.Ernest, de Barcelona, se hace un lío con el catalán y el castellano, porque acaba pidiendo un "sinturión" para su padre. ¡No siempre los Reyes Magos lo tienen fácil!
JORDI BORDAS


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