LA EVOLUCIÓN DE LA LENGUA ESPAÑOLA

COLABORACIONES DE LOS LECTORES


Estoy de acuerdo totalmente con el Sr. Fuentes y el Sr. García Márquez, pero parece que los colaboradores hacen demasiado hincapié en el idioma escrito.
Que se eliminen los acentos o que se suprima el tilde (~) poco tiene que ver con la evolución del idioma español. La verdad indiscutible, desde el punto de vista lingüístico, es que la forma hablada del idioma es lo que de verdad puede cambiar sin intervención externa (sea de profesores, académicos, escritores, etc.).
Tampoco creo que se pueda impedir el cambio lingüístico a pesar de los esfuerzos de las leyes chovinistas en Francia, los dictámenes de los señores académicos de la Lengua Española, o de los escritores alarmistas en EEUU que pronostican "el fin del mundo" en cuanto al idioma se refiera.
El cambio lingüístico es un hecho inevitable que la corrección no puede ni debe, a mi modo de ver, tratar de impedir.
Gregory Stone, Del Río, TX. (EEUU)
04/07/97

La verdad es que hoy me he quedado super encantado con vuestra página de opiniones. Como siempre busco las informaciones del día, no siempre me detengo a revisar los cuadros de opinión y este de verdad me dejó encantado.
Un aspecto que me parece importante es la difusión del español en los Estados Unidos y en otros países como es el caso de Brasil, donde he tenido la oportunidad de enseñar algunos aspectos de esta mi lengua madre, a algunos ejecutivos que negocian en el Mercosur.
Esta labor me ha parecido muy interesante, pues la difusión del castellano me parece vital, es ciertamente un ejercicio de mi identidad, aunque sea periodista y no profesor de lenguas. Por ahora es todo lo que tengo para comentaros, y estaré aguardando vuestras comunicaciones.
Nací en Madrid, fui criado desde los doce años en Colombia y ahora hago un master en Comunicación y Cultura en la Universidad de São Paulo. Estoy en Brasil hace dos años, pero pretendo visitar España en breve.
Mil gracias por la oportunidad y buenas labores.
Adonay Ariza, Sao Paulo (Brasil)
04/07/97

El lenguaje va evolucionando según las propias necesidades comunicativas de los hablantes. Por eso, pienso que es una tontería eso de ir suprimiendo letras, siguiendo también con la supresión de los acentos, etc.
Si este asunto continúa, en vez de ir ampliando el léxico del español, vamos a tener que ir reduciéndolo.
Isabel Pozo, Barcelona (España)
Estudiante de Filología Hispánica
02/07/97

Coincido totalmente con los postulados de Gabriel García Márquez en cuanto a la necesidad de erradicar los acentos, así como aquellas letras que no aportan posibilidades fonéticas que las demás no cubran.
Como sufridor de los caprichosos sistemas de pronunciación sajona y francesa, siempre he admirado y me ha parecido de una gran elegancia, la sencillez de la pronunciación de la lengua española respecto a su escritura. Una medida como esta, que ya hace tiempo que viene siendo propuesta y apoyada por numerosos lingüistas, sublimaría aún más esta concepción.
Si a ello le añadimos una simplificación de las normas gramaticales, como también propone el señor Márquez (he de confesar que se me hace difícil imaginar como, siendo como es la nuestra una lengua de bastante complejidad gramatical), la lengua española podría quedar en una posición muy competitiva respecto a las demás, en este proceso de globalización que, también el señor Márquez menciona.
Joaquín Ázcue, Madrid
24/06/97

Me gustaba mucho de todo lo escrito sobre el tema "lengua española". El señor Gabriel García Márquez se ha convertido en el Don Quijote de la Lengua Divina.
Muchos orgullosos hispanohablantes opinan que la lengua española es la lengua más hablada del mundo. Esto no es cierto. La lengua chinesa se habla más; el mandarín es hablado por casi mil millones de personas. Eso no es muy importante para mí. Más importante es el hecho de que todo eso, lo de la "polémica" sobre las lenguas oficiales en España, sigue siendo un agrado para mí, estudiando para traductor e intérprete de español (primer año), porque así tengo un contacto muy profundo con la lengua: del uso y, muy importante también, de los hablantes.
Estar orgulloso es muy importante; tener respecto para pensamientos (o lengua) de otra gente también. ¡Mi único problema ahora es entender el español hablado, porque en España se habla con mucha rapidez! ¡Las españolas hablan casi más rápido que su sombra!
A.A.F. de la Fuente van Bentem, Amsterdam (Holanda)
23/06/97

En Francia, la ortografía es también objeto de debate entre los que reclaman reformas y los que no quieren ningún cambio. Todavía no se han tomado ningunas decisiones de importancia, y entonces el idioma francés queda tan complicado como siempre.
En España, este debate me parece muy anacrónico, puesto que escribir en español no es para nada una hazaña imposible. Las reglas de ortografía no son las complicados que tenemos nosotros los gallos. Además, la belleza de une lengua radica principalmente en sus secretos, y como me gustan las complicaciones del francés, me encantan las "h" españolas.
Sin embargo, viviendo en Costa Rica, me asombra la mala calidad de la ortografía de los costarricenses en general, y otros de mis amigos latinoamericanos o españoles. ¿Dónde está el problema? ¿Por qué parece tan difícil distinguir la S de la C o de la Z? ¿Por qué desaparecen las H? Verdaderamente para mí todo esto es un verdadero misterio.
La respuesta a este debate se encuentra sin lugar a dudas en la interpretación que uno hace del idioma. Si es solamente un medio de comunicación, no hay nada que perder en cambiar la ortografía de algunas palabras para que todos escriban más y mejor. Pero si el idioma se considera también une herencia de la historia de un pueblo, la ortografía no debe convertirse en una pieza de museo obsoleta.
¡Disculpen las faltas de ortografía, hago lo imposible para respetar reglas que no me son todavía naturales! Trabajo para mejorar.
Stéphane Minvielle, San José (Costa Rica)
21/06/97

¿Quién evoluciona más rápido? ¿La lengua, la sociedad? ¿Y quién empuja esa evolución? ¿La tecnología, las modas, la opinión pública? ¿Qué es la lengua, entonces? ¿Un instrumento, un pedazo de cultura? Demasiadas preguntas y demasiadas pocas respuestas. Ciertamente, no hablamos nuestra lengua como hace 100, 200 ó 300 años.
Las palabras, como las personas, mueren y nacen otras, y la vida se la damos nosotros. La palabra vive (de alguna manera igual que las personas) cuando está en la mente de alguien, cuando alguien la comprende y le da valor, si no simplemente muere y quedan sus restos mortales en los diccionarios (los cementerios de las palabras). Las nuevas palabras que nacen no lo hacen en los diccionarios, sino en la gente, y es entonces cuando unos señores sentados en sillas con forma de letra la juzgan y la condenan ¡Al diccionario! (y allí se quedará, con una muerte oficialmente digna). El resto (las no aceptadas), pulurarán de boca en boca y cuando mueran lo harán dulcemente, sin que nadie se entere, para que otros bebés-palabras tomen su lugar...
Daniel Arias Aranda, Madrid
20/06/97

El idioma es el vehículo de la mente y se establece por ello una relación de doble vía entre aquél y ésta: una mente limitada produce un idioma limitado, pero también un idioma limitado aprisiona la mente. Por ello debe permitirse que el idioma se desarrolle con libertad; ello contribuirá a la apertura mental, con frecuencia tan escasa.
No obstante, hay otro valor que no puede desconocerse del todo, que es el estético, también directamente relacionado con la libertad. La fealdad es también otra forma de prisión que debe combatirse.
En síntesis, que el idioma crezca y se desarrolle, pero, ojo: despacio y con buena letra.
Roberto Leiva, San José (Costa Rica)
19/06/97

Es real, el habla camina a años luz de velocidad sobre el idioma. No podemos resistirnos a los cambios que ese vertiginoso mundo de las voces y los sonidos impone sobre las nuevas generaciones. No podemos dejar de lado esos gritos de la juventud que impone su propio idioma contestatario y que pretende abrir códigos que al final son identidad.
Las personas que critican el habla deberían hacer un autoanálisis sobre el nuevo mundo, el nuevo hombre y su nuevo lenguajes.
Cornelio Delgado, Quito (Ecuador)
14/06/97