El País Digital
Martes
18 febrero
1997 - Nº 291


8.000 estudiantes vascos participan en un plan pionero de actividades extraescolares

CRISTINA ANGULO , Bilbao

Aula de astronomía del centro Landako-Intxaurrondo
del País Vasco (L.A. García)
Unos 8.000 escolares de entre 3 y 14 años se benefician durante este curso del Programa de Actividades Complementarias (fuera del centro y en jornada no lectiva) y Extraescolares del Departamento de Educación del Gobierno vasco. Ochenta profesores desarrollan, en régimen de comisión de servicios, actividades muy variadas, que incluyen desde huertos escolares hasta aulas de periodismo o clases de astronomía. La iniciativa vasca es la primera de carácter reglamentado que impulsa desde la Administración las actividades extraescolares, tradicionalmente en manos del voluntarismo de los docentes y las asociaciones de padres y madres. Este plan pionero pretende aprovechar los recursos humanos y materiales de las escuelas y mejorar la calidad de la enseñanza.

Durante el curso 95/96, 15 centros escolares de Vizcaya estrenaron el proyecto de forma experimental. El programa piloto obtuvo tan buenos resultados que este curso escolar ha recibido el espaldarazo institucional definitivo. Una resolución conjunta de las viceconsejerías de Educación y de Administración Educativa del pasado día 11 de julio fijó las condiciones del Programa de Actividades Complementarias y Extraescolares para todos los centros públicos vascos de educación infantil, primaria y secundaria que estuvieran interesados.

Según la citada resolución, la iniciativa pretende, por un lado, responder positivamente a las demandas de mayor apoyo institucional a las actividades no curriculares procedentes de los claustros de profesores, consejos escolares y asociaciones de padres y madres, y, por otro lado, ofrecer alternativas a los profesores desplazados por la progresiva implantación de la enseñanza en euskera (modelo D) frente a los modelos A (castellano) y B (bilingüe) que conforman el sistema educativo vasco.

63 proyectos

A la convocatoria del departamento de Educación respondieron masivamente los profesores vizcaínos, que presentaron un total de 88 proyectos, de los que finalmente se seleccionaron 63. Guipúzcoa, con 11 proyectos seleccionados, y Álava, con otros seis, completan el conjunto de actividades extraescolares y complementarias que se están desarrollando en las escuelas vascas. El programa establece para cada proyecto, que debe ser aprobado por el claustro, un maestro-responsable, que trabaja coordinadamente con el profesorado del centro y que divide su jornada laboral entre el horario lectivo y el extraescolar.

Los talleres y actividades puestos en marcha ofrecen al alumnado desde iniciativas medioambientales hasta talleres de teatro o expresión musical, pasando por dotar de vida y múltiples funciones a las bibliotecas, esos espacios que sirven en muchos centros para todo menos para su función fundamental. Aunque las actividades son voluntarias, todo el alumnado se ha beneficiado del programa, que amplía cuatro horas el horario de apertura de los centros participantes.

En Vizcaya, donde el programa de la Consejería vasca de Educación ha tenido la mejor acogida, los profesores implicados se reúnen mensualmente para evaluar las actividades. De los 63 proyectos en marcha en esta provincia, 44 se dirigen al alumnado de educación infantil y primaria y el resto, al alumnado de Educación Secundaria Obligatoria.

La mayoría de las iniciativas se desarrollan en horario extraescolar y se circunscriben a un único centro. La excepción a esta última condición son tres municipios los que escuelas, instituciones locales y asociaciones se han coordinado para ofrecer de manera abierta sus proyectos. En Portugalete se organizan completas visitas al municipio; en Durango, un aula de astronomía, y en Ortuella, deporte escolar para todos los gustos.

Fomentar la creatividad personal, la lectura, la conciencia medioambiental y los valores de paz, tolerancia y solidaridad son algunos de los objetivos del programa, que ha ampliado sensiblemente la oferta formativa de los centros públicos vascos.

El interés de los profesores implicados, que mayoritariamente habían desarrollado estas actividades anteriormente por propia iniciativa, y el apoyo institucional son los dos pilares de este innovador programa, que no está suponiendo coste alguno porque parte del aprovechamiento de los recursos materiales y del profesorado ya existían.

El universo en clase

C. A. , Bilbao
Los alumnos del centro Landako-Intxaurrondo de Durango (Vizcaya) cuentan con un observatorio astronómico, planetarios, vídeos y diapositivas de la NASA y múltiples materiales para conocer el cielo y los planetas en profundidad.

El artífice del aula de astronomía y actividades medioambientales, respaldada por el programa del Gobierno vasco, es Joaquín Rueda, quien en 1985 recabó la subvención del Ayuntamiento de Durango para instalar el primer observatorio astronómico escolar de España.

Dedicado desde entonces a ofrecer voluntariamente a sus alumnos y a todos los que se lo pidan clases del universo, este curso ha recibido por primera vez apoyo institucional para realizar diariamente su actividad preferida.

«Ésta es una ventana abierta al universo, al aprendizaje interactivo. Sin darse cuenta, los alumnos asimilan aspectos matemáticos, físicos, naturales, experimentando», comenta Joaquín Rueda, quien el pasado 12 de octubre organizó en torno al telescopio una reunión abierta a padres y alumnos para contemplar el eclipse solar.

La respuesta de los escolares a su trabajo es excelente, y los alumnos se pelean por contestar a sus preguntas sobre qué estrella de las proyectadas en la bóveda artificial del aula es Casiopea, cuántos anillos tiene Saturno en la foto sacada por el Voyager II o qué pensaban los chinos que sujetaba la tierra hace 6.000 años.

Jon, de ocho años, demuestra a los visitantes que en la tierra pesa 30 kilos, en la luna cinco kilos y en Júpiter 75. Mientras, Noemí, de 10 años, pide insistentemente que le dejen realizar el experimento del arco iris con un vaso de agua, una cartulina blanca y una luz proyectada.

El laboratorio astronómico abre sus puertas de cuatro a ocho y media de la tarde, y en horario lectivo con los más pequeños, aunque de vez en cuando Rueda, alumnos y padres se reúnen para contemplar las estrellas a cielo abierto.

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