El País Digital
Sábado
7 junio
1997 - Nº 400

Miles de personas se lanzan a la calle contra el golpe de Fujimori al Tribunal Constitucional

LAURA PUERTAS, Lima
Fue la marcha más grande que se recuerda en Lima desde 1987. Porque lo que está en juego en Perú, a tenor de las consignas que se gritaron, es muy importante. 15.000 personas entre estudiantes, profesores, jubilados, desempleados y madres de familia con niños en brazos marcharon juntas el jueves por la noche hacia el Congreso para protestar por la destitución de los tres miembros del Tribunal Constitucional que se opusieron a la ley que permite la reelección del presidente Alberto Fujimori. «Y va a caer, la dictadura va a caer» fue uno de los lemas más coreados contra la decisión de Fujimori de arrasar con las instituciones en su intento de conquistar un tercer mandato presidencial. A la altura del Congreso, la policía cargó con violencia, con porras y gases lacrimógenos. Decenas de personas resultaron heridas.

Se trata de la segunda manifestación contra Fujimori y su intento de reelección que vive Lima en menos de 24 horas. La anterior tuvo lugar ante el hotel donde se estaba clausurando la XXVII Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).

«Aquí, allá, el miedo se acabó» o «Martha, escucha, el pueblo te repudia (en alusión a Martha Chávez, ex presidenta del Congreso y miembro del partido en el Gobierno)») eran algunas de las arengas más suaves que se escucharon. Pero había otras más subidas de tono, como «el chino (en alusión al presidente Fujimori) se jodió, el pueblo ya salió», o «chino maleante, Montesinos traficante». Vladimiro Montesinos es el principal asesor del presidente y uno de los personajes más odiados del Perú.

El ambiente que se vivió durante toda la marcha fue de fiesta y alegría reivindicativa. Estudiantes de todas las universidades de Lima avanzaban por las calles del centro de la capital cantando y expresando su protesta por las últimas muestras de autoritarismo que el Gobierno de Alberto Fujimori ha venido dando desde el «exitoso» rescate de los rehenes de la embajada japonesa, el pasado 22 de abril.

Los 20 puntos que desde entonces había subido el jefe del Estado peruano en las encuestas de opinión a raíz del operativo de rescate, denominado Chavín de Huántar, se han hecho humo. Sólo la destitución de los magistrados del Tribunal Constitucional le costó a Fujimori siete puntos menos en su nivel de popularidad. A esto se sumaron las denuncias de torturas y asesinatos contra personal del Servicio de Inteligencia del Ejército por parte de sus propios colegas.

Además hay que añadir la decisión de la mayoría oficialista en el Congreso de no investigar de dónde vienen las rentas declaradas del controvertido asesor presidencial Vladimiro Montesinos (50.000 dólares mensuales) y la campaña emprendida por el Ejecutivo contra la prensa que no le es adicta. Todo ello ha llevado a Fujimori a índices de popularidad inferiores a los que tenía, pero que todavía rondan el 40%.

Cortinas de humo

Pero la gota que amenaza con desbordar el vaso, sin embargo, ha sido la condena a muerte del Tribunal Constitucional. A pesar de las cortinas de humo gubernamentales, la mayoría de la población cree, según tres encuestas independientes, que la operación de derribo del alto tribunal fue orquestada desde Palacio de Gobierno y hecha efectiva por su mayoría parlamentaria.

La manifestación del jueves lo puso en claro. Todos a una sola voz, con el puño derecho en alto, y agitando banderas, corearon lemas a favor del Constitucional, del respeto a los derechos humanos, la libertad de prensa y el Estado de derecho.

Asimismo, la multitud expresó su rechazo a una nueva reelección del actual mandatario en las elecciones generales del año 2000. Los parlamentarios de la oposición, que abandonaron el Congreso al suspenderse la sesión por falta de quorum , se unieron a los manifestantes.

Primer aviso en la plaza

L. P. , Lima
Las airadas protestas en las calles de Lima tenían lugar mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) clausuraba su XXVII asamblea general. Sin embargo, el secretario general del organismo, el colombiano César Gaviria, evitó pronunciarse sobre los caldeados asuntos que conmueven desde hace semanas al país anfitrión, especialmente el desmantelamiento del Tribunal Constitucional. Sí lo hizo una de las comisiones de la OEA.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) aprobó un informe sumamente crítico con la gestión del presidente Alberto Fujimori y condenó lo sucedido con el Tribunal Constitucional.

«Dada la importancia institucional del Tribunal Constitucional, la Cidh espera que se reinicie su funcionamiento regular lo antes posible, garantizándose el debido respeto a su independencia, imparcialidad y autonomía por parte de los demás órganos del poder público, a fin de lograr su consolidación como máximo intérprete de la Constitución y los derechos humanos», concluye el jalón de orejas al Gobierno peruano.

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