El País Digital
Martes
11 marzo
1997 - Nº 312

154 detenidos en el desalojo de unos 'okupas' de una antigua fábrica de Madrid

BEGOÑA AGUIRRE, Madrid

Los okupas en la azotea del edificio. (Efe).
El espectacular desalojo de los okupas de una antigua fábrica de confecciones del barrio de Salamanca, en Madrid, acabó ayer con unos 154 detenidos. De ellos, cerca de 70 eran okupas que se encerraron en el edificio a desalojar y el resto jóvenes arrestados tras producirse diversos incidentes y enfrentamientos con la policía en diversos puntos de la ciudad. Un agente llegó en un momento dado a esgrimir su pistola reglamentaria, según las imágenes tomadas por periodistas de Canal + que pasaron la noche con los jóvenes.

Los incidentes más graves se produjeron hacia las 7.30 horas en los alrededores del local, cerrado desde hace más de un decenio y que era utilizado por grupos de movimientos alternativos y de extrema izquierda para reunirse y organizar talleres, conciertos y fiestas. Mientras cerca de medio centenar de okupas permanecían encerrados en él, siete u ocho cruzaron coches en la calle. Luego, según vecinos de la zona, lanzaron piedras contra una patrulla de la Policía Nacional, quemaron tres contenedores y destrozaron las lunas de una sucursal bancaria.

La policía pidió refuerzos y lanzó pelotas de goma y botes de humo contra los okupas que se habían subido a la azotea del edificio. Éstos levantaron los brazos y comenzaron a gritar: «No somos violentos». La intervención de los agentes cesó entonces. Poco después, sin embargo, se reprodujeron los encontronazos en una calle cercana. En total, nueve jóvenes y cinco policías sufrieron heridas leves.

Gran operativo

El desalojo, ordenado por el Juzgado de Instrucción número 15 de Madrid a instancias del Fondo de Garantía de Depósitos en Establecimientos Bancarios, dueño del inmueble desde hace un lustro, estaba previsto para las 9.00. A esa hora los jóvenes concentrados en el área mantenían una actitud pacífica, pero los agentes impedían a porrazos que formasen grupos y que se acercasen al edificio okupado. El operativo policial era considerable e incluía un helicóptero.

Pero, pese al fuerte dispositivo, que incluía también varias dotaciones de bomberos, el desalojo se preveía complicado. Los okupas llevaban días fortificándose. Las ventanas aparecían cubiertas con vallas y somieres; los accesos a cada una de las plantas , cegados con trastos , y la entrada principal , tapada con chatarra, contenedores, basura y muebles viejos. El propio jefe superior de Policía de Madrid, Carlos Corrales, permanecía al mando del operativo. Como el acceso desde la calle parecía complicado , los agentes solicitaron permiso judicial para tener acceso a la fábrica desde la azotea de un edificio contiguo.

Los agentes apuntaron en varias ocasiones a los okupas con los lanzapelotas, pero sin disparar. Finalmente, una excavadora comenzó a retirar los trastos que impedían el acceso al local y varios agentes antidisturbios se descolgaron a su terraza desde una azotea vecina. A los periodistas de Canal + se les requisó una cinta de vídeo.

Un rato después, la policía comenzó a hacer bajar a los primeros okupas, que, tras dar sus datos y ser cacheados, fueron introducidos en el furgón policial y conducidos a comisaría. A las 14.00 horas llegó al fin la normalidad.

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