VANGUARDIA
REVISTA DEL DOMINGO
10/05/97

ÀLEX GARCÍA
NORMALIDAD Y ACCESIBILIDAD.
La infanta Cristina, en la cuestación de Cruz Roja y, en la foto superior, sale de la fundación "la Caixa" poco antes del anuncio de su boda




En su primera ocupación en el Centro Unesco pidió que las reuniones siguieran en catalán

Su prima Alexia fue quien la animó a matricularse en Rosa Sensat para aprender el idioma

La Infanta de Barcelona

Cristina de Borbón ha cumplido cinco años en una ciudad a la que llegó para seis meses y en la que espera residir tras su matrimonio con Iñaki Urdangarin

Tras su boda, Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin vivirán y trabajarán en Cataluña, que es una manera de sentirse catalanes.

MÀRIUS CAROL

L legó para seis meses, pero de eso hace cinco años. Aterrizó en Barcelona para colaborar en la organización del Campeonato del Mundo de Vela Adaptada y ha acabado especializándose en exposiciones de fotografía que viajan por el mundo. Vino para proteger su privacidad y ha conseguido ser una joven de su edad sin renunciar a su condición de Infanta. Pisó la capital catalana con dudas sobre su capacidad de integración y ahora habla catalán, se ha acostumbrado a que se refieran a ella como "la nostra" y se ha prometido con un mocetón formado en los jesuitas de Casp.
Es prematuro saber cómo el matrimonio cambiará la vida cotidiana de Cristina de Borbón, pero la intención de Iñaki Urdangarin es jugar los dos años que restan de contrato con el Barcelona y alargarlo a un tercero para poder participar en los Juegos del 2000, en Sydney. Mientras, la Fundació "la Caixa" ha aprobado el nuevo departamento de ayuda al Tercer Mundo, que dotado con el 0,7% del presupuesto de la entidad (105 millones) pasará a ser dirigido por la Infanta. Ambos, pues, vivirán en Barcelona y no habrá grandes transformaciones en las costumbres de la pareja, más allá de las servidumbres del protocolo en los actos oficiales. Posiblemente, a corto plazo, podrían tener una vivienda en propiedad, ya que Urdangarin reside junto al piso de su hermana, en el barrio del Putget, y Cristina de Borbón en un apartamento con tres niveles en Sarrià, por el que paga un alquiler que ronda las doscientas mil pesetas, casi su salario, aunque como sus hermanos recibe también una asignación del monto destinado a la Casa Real en los presupuestos del Estado, cuya cuantía determina su padre el Rey. La pareja dispondrá además de un piso en el barrio de Salamanca de Madrid, propiedad que le legó en vida su tía abuela, Cristina de Borbón Marone.

Decisión tomada en el 92

Cristina de Borbón elegió una vida libre e independiente junto al Mediterráneo y ha sabido conseguir que su existencia se pareciera a la de cualquier joven que ha elegido residir fuera de la casa paterna, que hoy son menos de la mitad. Cuando a principios de 1992, la hija menor de los Reyes les expresó su voluntad de pasar una temporada en la capital catalana, hubo una cierta resistencia, no más que la que plantearían otros padres en una situación parecida. Cristina de Borbón disponía de un círculo de amistades que la salvaguardaban de la soledad: la doctora Victòria Fumadó, una de sus mejores amigas; Marta Mas, y el grupo de regatistas de las que nació la tripulación del "Azur de Puig"; su prima Alexia de Grecia, que trabajaba en la Fundación Síndrome de Down; y el joven Álvaro Bultó, por el que sentía un aprecio especial. Fue Fumadó quien le ayudó a buscar un apartamento en el barrio de Sarrià, cerca de donde vive, y Alexia quien le sugirió que se matriculara en Rosa Sensat para recibir unas clases de catalán. Al poco tiempo, empezó a trabajar en el Centro Unesco de Barcelona, después de haber colaborado en la sede de la entidad en París. Allí participó activamente en la coordinación de la revista "Tots", de educación medioambiental. Los consejos de redacción, presididos por Fèlix Martí, uno de los firmantes del manifiesto reciente a favor de la oficialidad del catalán, eran en esta lengua y por expreso deseo de la Infanta siguieron siéndolo en su presencia.
En septiembre de 1993, la Fundació "la Caixa" le ofreció incorporarse al departamento de exposiciones. La Infanta, que como su padre siempre ha sentido especial inclinación por la fotografía, pasó a especializarse en este campo dentro del área de artes plásticas. Lluís Reverter, ex concejal de Relaciones Ciudadanas y colaborador de Narcís Serra en el Ministerio de Defensa, fue la persona que pensó en la Infanta para esta actividad. Asimismo, Reverter ha conseguido en estos cuatro años, blindar la información relativa a la Infanta, lo que en ocasiones alcanza niveles propios del teatro del absurdo. Al lado de Marta Gili, responsable del departamento, ha trabajado en numerosas muestras, en trabajos que van desde la localización de obras, la redacción de catálogos y la coordinación de exposiciones. En más de alguna ocasión ha sido posible ver a la hija de los Reyes colgando cuadros, cuando el tiempo apremiaba, como ocurrió durante el montaje "El arte después del diluvio". Esta exposición fue visitada por la Reina y la Infanta orilló el protoclo situándose junto al resto de trabajadores que habían hecho posible la muestra. Uno de los trabajos con los que más parece disfrutar es la selección de materiales para los premios FotoPress, en los que se premia la labor de los fotoperiodistas. Hoy en su trabajo en la Fundació "la Caixa", donde no tiene despacho, sino que comparte ambiente con sus compañeras, ya nadie se aturulla por el tratamiento que debe darle. Es una más del equipo y prepara materiales o sale a comer algún menú frugal de algún restaurante cercano a la Via Laietana con otras empleadas del departamento, entre las que ha hecho sinceras amistades.

Deporte y protocolo

Durante este tiempo, la Infanta ha mantenido la actividad propia de su rango, ya sea asistiendo a conciertos pro reconstrucción del Liceu o visitando centros de rehabilitación de toxicómanos, como hizo hace apenas diez días en Cartagena. Asimismo, puntualmente asiste en Madrid a cenas oficiales de determinados jefes de Estado extranjeros, fundamentalmente cuando se trata de otras familias reales.
La actividad deportiva de la Infanta ocupa buena parte de su tiempo libre. Más de una vez es posible verla en bicicleta por la carretera de las Aigües, o haciendo gimnasia en el Arsenal o jugando a tenis con Juan Carlos Báguena en el Bonasport. Y sobre todo la vela, con el nuevo "Azur de Puig", que espera que este año resulte altamente competitivo. En los últimos meses había ido en más de una ocasión a practicar la raqueta con Iñaki Urdangarín. A la hora de cenar, se la ha visto en locales tan diversos como la tortillería Flash-Flash, en Mariona o Botafumeiro. En fechas recientes había acudido a Semón a improvisar un ágape en su domicilio. A la hora de tomar una copa con los amigos puede acudir a Nick Havanna, donde habitualmente organizaban la fiesta a los participantes a los cursos de vela adaptada, o a discotecas como Luz de Gas o La Tierra.

Mendoza y Kundera

A la Infanta le gusta leer a Eduardo Mendoza y a Milan Kundera, y de forma anónima hizo cola ante Fernando Schwartz para que le firmara un ejemplar de "El desencuentro", último premio Planeta, en El Corte Inglés. Nadie se apercibió de su presencia, hasta que el escritor la reconoció. Entonces hubo el consiguiente revuelo y otro regalo, el de la obra de Zoe Valdés, finalista del mencionado premio, por parte de la dirección del establecimiento, que no desconectó la protección electrónica. El único problema es que a la salida de los almacenes, sonó la alarma y un agente de seguridad la retuvo provocando un pequeño tumulto, que soslayó la Infanta, mientras uno de sus escoltas conseguía ir a buscar a un representante de la dirección del centro, que resolvió de inmediato el entuerto. Le gusta la música: Eric Clapton y Bruce Springsteen, pero baila con cualquier tema con marcha; en las fiestas es una perfecta animadora. Es amiga de sus amigos y les sorprende con sus detalles.
Cuando hace unas semanas la Fundació "la Caixa" le planteó la posibilidad de ponerse al frente de un programa de ayuda al Tercer Mundo, que dispondría del 0,7% del presupuesto de la entidad, lo que equivale a decir que tendrá 105 millones para gestionar, se mostró entusiasmada con la idea. Cristina de Borbón es una persona dispuesta a trabajar por los más necesitados y eso no es una retórica propia de biografías oficiales, que a veces semejan vidas ejemplares de santos.

Hospital en Sierra Leona

Un dato revelador de esta aseveración fueron los diez días que pasó durante la Semana Santa de 1994, cuando la infanta Cristina acompañó a su amiga la doctora Victòria Fumadó al hospital de San Juan de Dios en Lunsar, Sierra Leona, a fin de ayudar como asistenta sanitaria. Este centro médico en medio de la selva acoge miles de pacientes al año. Allí acuden a tratarse pacientes del citado país, pero también de Senegal, Guinea y Nigueria. Cristina de Borbón pidió que no se diera publicidad a su estancia en Lunsar, para que nadie pudiera pensar que lo que era un acto de solidaridad se convirtiera en una operación de imagen. Un emocionado testimonio en la publicación de los Hermanos de San Juan de Dios destapó la noticia.
A partir del próximo otoño, la infanta Cristina ya no trabajará en la Via Laietana, en cuyas inmediaciones es muy conocida. El personal de las tiendas de la calle Comptal o establecimientos cercanos se han acostumbrado a su presencia cordial. El traslado de la Fundació "la Caixa" a los rascacielos de la entidad en la Diagonal coincidirá con un otoño que soplará con aires de boda. La proximidad con el departamento de artes plásticas le permitirá seguir compartiendo horas con sus actuales compañeras.
La presencia de la Infanta de Barcelona forma parte del paisaje de la urbe. En Sarrià donde vive, en el Eixample donde trabaja o en la Vila Olímpica donde navega o se divierte. La ciudad se ha acostumbrado a reconocerla y se prepara para una boda que se desea que tenga el talante mesurado y cabal de los eventos que se organización en ella y que son del agrado de su real vecina. Copyright La Vanguardia 1997

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