La capital de la República celebra este día el cuadrigentésimo
sexagésimo segundo aniversario de la fundación española, por
Sebastián de Benalcázar.
El hecho conduce a reflexionar acerca de la importancia histórica
de esta ciudad, cuya mayor virtud es simbolizar la nación y las
nacionalidades que constituyen el corazón del Estado
ecuatoriano.
Esta urbe, que es llamada por los quiteños presuntuosos "la cara
de Dios", es extraordinaria por su belleza arquitectónica y por
los valores culturales y sociales que guarda en su seno.
Pero también lo es por los graves conflictos que han llegado con
su crecimiento y modernización, cuya solución se encontrará con
la tenacidad y disposición de ánimo de sus habitantes y de sus
autoridades. HOY saluda a la ciudad.