Quito tiene un reto: ponerse a la altura de las ciudades
latinoamericanas para enfrentar el próximo siglo.
Y en ese trabajo no hay que desmayar. Es la gran labor que se
debe realizar.
Según Fernando Carrión, especialista en Desarrollo Urbano, el
próximo siglo será el de las ciudades y quedarán a la zaga los
estados. Su apreciación tiene bases: el 80 por ciento de la
población latinoamericana vive en los sectores urbanos. Y serán,
entonces, los municipios los que encaren su desarrollo.
Quito es una ciudad que ya vive ese fenómeno. Y el Municipio es
el organismo que negocia directamente con las entidades
internacionales, por ejemplo, los préstamos para las obras que
necesita la ciudad.
A Carrión no le sorprende el crecimiento de la ciudad. Y lo
compara como una mano: conformada por la parte central, que
corresponde al centro histórico. Los cinco dedos serían los cinco
valles que muestran un crecimiento importante: Pomasqui, Cumbayá,
Tumbaco, Los Chillos y Machachi. La tasa poblacional es más alta
en los valles que en la zona urbana y, poco a poco, los dedos de
esa mano se van uniendo y quedará un solo puño, un Quito
enorme.
Carrión advierte que en Quito se han dado varios fenómenos. El
uso del suelo, por ejemplo: sitios como El Batán, El Recreo, La
Mariscal. En estos sitios, el crecimiento es horizontal. Se están
derrocando las casas de uno, dos y tres pisos para dar pasos a
los grandes edificios.
"En el caso de La Mariscal el fenómeno es más interesante: nació
como residencial, era una ciudad jardín; luego, se cambió a un
sector administrativo y en un nuevo centro de la ciudad; pero su
tercera etapa, muestra a un sector que está cayendo en la
degradación", afirma.
Por ello, según Carrión, el centro de Quito va más al norte: se
han transformado en centros de comercio importantes, sectores
como las avenidas Amazonas, 10 de Agosto, Naciones Unidas,
República de El Salvador, la 6 de Diciembre, entre otras.
También hay que anotar que la presencia del trolebús ha dado
otra fisonomía a la ciudad.
Pero también se dan paradojas: Quito crece y también enfrenta un
fenómeno de reurbanización.
El que sufre el problema de esto último, según Carrión, es el
presupuesto de la ciudad: se debe gastar en sectores nuevos y en
una ciudad construida.
Serán fuertes las inversiones, por ejemplo, para la
repavimentación, para la construcción de nuevos intercambiadores
(como el de la Villaflora, el de la Universidad Central), la
ampliación del trolebús, que costará más de lo que se invirtió
en su instalación.
Pero son obras necesarias para que la población tenga las
comodidades básicas para vivir. Y en ello, dice Carrión, debemos
colaborar todos si queremos que Quito siga siendo una ciudad
acogedora.