Francisco Rico cree que el castellano «está dejando de ser una lengua natural»

AMELIA CASTILLA , Madrid
«Todo lo que nosotros (La Real Academia) no quisimos lo han incluido ellos». Así de tajante se mostró el académico Francisco Rico al referirse a las nuevas palabras incluidas en el Gran Diccionario de la Lengua Española (Larousse-Planeta), que ayer se presentó en Madrid. El filólogo aclaró también que hay tantísimas voces -este diccionario recoge 70.000- que están en la lengua y que desaparecen tan rápidamente que la Academia no puede asumir esos modos tan pasajeros: «Sin embargo, es necesario que se haga y ésa es la función del Larousse».


Francisco Rico, durante la presentación
del nuevo diccionario. (R. Gutiérrez)
El filólogo, que ha escrito el prólogo de la obra, de la que se ha realizado una primera edición de 10.000 ejemplares, llegó a la presentación «muy pesimista» por el estado de la lengua, tanto la española como las demás. «El castellano y casi todas las otras están dejando de ser lenguas naturales para convertirse en algo así como el esperanto, una lengua artificial. Urge la práctica de lo que me atrevería a llamar como un ecologismo del lenguaje». El menú que ofrecía el local donde se llevó a cabo la presentación del diccionario le sirvió al académico como muestra de lo que quería explicar: «Ahora se ha introducido un juego de matices. El pollo para que sea bueno tiene que ser pularda o capón. Estamos en un lenguaje en el que el pollo tiene sabor a harina de pescado». Para Rico, todas las lenguas están dejando de ser naturales y eso es responsabilidad, en buena medida, de la vida moderna, la presión de los medios de comunicación y la técnica. «Eso es lamentable y no lo digo por un afán casticista ni patriótico, sino por funcionalidad y calidad de vida. En el momento que estropeamos la distinción de fresas y fresones, teniendo que introducir otros términos -una de las cosas que más le irrita es que llamen fresitas a las fresas- que pierden su función, se empobrece el idioma».

La adhesión del académico al nuevo diccionario es de principio porque «todo lo que contribuya a dar a conocer la lengua, hacerla más visible y hacernos conscientes de su uso me parece el único remedio posible».

La fugacidad del vocablo

Como ejemplo de la fugacidad de los vocablos y de la cultura de lo efímero que tanto se practica, Rico recurrió a la frase «mover ficha», que está semana está tan de moda y que en unos días volverá a ocupar su uso natural.

Francisco Rico negó que la constante introducción de anglicismos afecte al uso de la lengua española. Rico considera que los anglicismos, en principio, la enriquecen. «El problema no está en el léxico, sino en la morfología y la sintaxis y en que se difunden desde arriba términos que tenían su forma natural en el idioma y no se suman unos a otros, sino que unos desplazan a otros».

El Gran Diccionario de la Lengua Española, que se presenta también en CD-Rom al precio de 19.500 pesetas, frente a las 17.500 del de papel, incluye más de 144.000 acepciones de las que se ha excluido la terminología excesivamente especializada así como un amplio espectro del vocabulario del español actual y palabras y sentidos que frecuentemente se escriben en periódicos y revistas. La directora general de Larousse-Planeta, María José Sartó Zubero, aclaró que este diccionario ha tardado cinco años en realizarse. A modo de documentación se han manejado diccionarios muy básicos y de especialidad. La directora general de Larousse-Planeta especificó que la Real Academia no ha intervenido en nada en el proceso de elaboración de este texto. «Esta obra, que se difunde a la vez en España y América latina, no se lanza con la intención de que se convierta en la competencia del diccionario de la Academia sino de complementarla».

Rafael Santamaría, director editorial, destacó también que este diccionario, que incluye 50.000 sinónimos y 5.000 antónimos, refleja el español que se habla en España y en América Latina, motivo por el que se han introducido numerosos americanismos. Recoge además en sus páginas palabras nuevas como euro, videoteca, aluminosis, pureta, pichichi, matracas, tapear o vibromasaje. Se incluyen también nuevos sentidos añadidos a palabras ya existentes, como reciclar, navegar, halcón o marrón; extranjerismos recientemente incorporados a la lengua como puenting, karaoke, skinhead y kilim, y nuevos sintagmas compuestos y locuciones con marcado carácter expresivo, como comerse el coco, estar al loro y sesión golfa.

Sobre la versión digital, Santamaría destacó como novedad la inclusión de una conjugación verbal en la que aparecen cerca de 10.000 verbos.

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