Sábado 21 de septiembre de 1996

El Rey insta a los legionarios a actuar como «caballeros» ante los civiles

MIGUEL GONZÁLEZ, Almería
Don Juan Carlos exhortó ayer a los miembros de la Legión a esmerarse en sus relaciones con la sociedad civil para que «nunca se pueda poner en tela de juicio ese derecho que tenéis a unir a vuestro título de legionarios el de caballeros». Los Reyes visitaron la base de la brigada Legionaria, en Viator (Almería), que ayer fue bautizada como Rey Alfonso XIII y que se prepara para relevar en diciembre al contingente español en Bosnia en una nueva operación de paz que se prevé que sea lanzada a fin de mes por los ministros de Defensa de la OTAN.


Don Juan Carlos departe con legionarios, ayer,
en la base almeriense de Viator (F. Bonilla).
La visita real coincidió con el 76º aniversario de la Legión, fundada en 1920 bajo el reinado de Alfonso XIII. Don Juan Carlos, «como jefe supremo de las Fuerzas Armadas», aprovechó su discurso para instar a los legionarios a profundizar en las buenas relaciones con la sociedad almeriense que han establecido en los pocos meses que llevan en la provincia.

El Rey hizo una alusión implícita al polémico credo legionario y al «espíritu» que obliga a los miembros del cuerpo a socorrerse frente a terceros «con razón o sin ella». Frente al sentido tradicional del grito «¡a mí la Legión!», el Rey pidió a los legionarios que «la más hermosa interpretación del espíritu de compañerismo, cooperación y ayuda mutua en todas las circunstancias os lleve a mantener inmaculado el nombre de la brigada» Legionaria.

Momentos antes, el general jefe de la brigada Legionaria, Carlos Gabari, había destacado «la vinculación de la Corona con la Legión» y sostenido que el credo legionario «legado por el fundador, teniente coronel Millán Astray», sigue vigente. Incluso aseguró que las Reales Ordenanzas, aprobadas en 1978 para impregnar a las Fuerzas Armadas en los principios democráticos, «amparan» su «vigencia».

Don Juan Carlos eludió referirse a los orígenes de la Legión, creada como cuerpo mercenario para las guerras coloniales y los conflictos civiles, y prefirió centrarse en su intervención humanitaria en la antigua Yugoslavia como unidad de vanguardia para intervenir, «dentro de las alianzas a las que pertenecemos, sobre cualquier parte del globo donde la injusticia, la opresión o el sufrimiento humano así lo demande».

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