Lunes 30 de septiembre de 1996

Ardanza acusa a los jóvenes ligados a ETA de querer destruir «a sangre y fuego» la realidad de Euskadi

AURORA INTXAUSTI, Vitoria
El lehendakari del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, acusó ayer domingo a ETA y a quienes les apoyan de querer «borrar de la faz de esta tierra el presente construido entre todos» y de hacerlo, además, «a sangre y fuego», ante decenas de miles de militantes del PNV que celebraron en las campas alavesas de Salburua el Alderdi Eguna (Día del partido).



Arzalluz se dirige a los reunidos
en Salburua (L. A. García).
El presidente de esta formación, Xabier Arzalluz, proclamó que «en estos tiempos no se puede matar y que por ninguna idea se mata». El líder nacionalista defendió el pacto con el PP y dio un voto de confianza a José María Aznar.

El lehendakari centró su intervención en la construcción de Euskadi, y censuró a quienes no respetan la voluntad popular. Recordó que los nacionalistas vascos quieren una nación, Euskadi, y añadió que «no todos los vascos piensan y quieren como nosotros».

El PNV festejó ayer su día en las campas de Salburua, donde acudieron miles de afiliados. Tras la misa, los dirigentes peneuvistas pronunciaron sendos discursos plagados de referencias a los pactos con el Partido Popular, ETA y Jarrai (las juventudes de KAS).

Ardanza se dirigió especialmente a los jóvenes de su partido, agrupados en EGI, y les animó a conseguir «una Euskadi más libre de la que hoy existe». Lamentó que entre los vascos haya odio y resentimiento, y personas que «pisotean los derechos humanos más fundamentales, secuestrando, asesinando y sembrando el miedo entre la gente».

Ardanza no olvidó citar en su discurso la negativa del Gobierno a desclasificar los papeles del Cesid y dijo que ello dificulta el funcionamiento del Estado de derecho y «se ponen trabas al esclarecimiento de crímenes espeluznantes».

Ardanza proclamó que la Euskadi de hoy se asienta sobre la voluntad popular. Aseguró que las adhesiones nacionalistas no se ganan «ni con tiros, ni con algaradas ni con grandes palabras», sino demostrando que los nacionalistas son capaces de «traer la paz y crear prosperidad, que es mejor una Euskadi autogobernada que una Euskadi dependiente».

Los niños de la gasolina

Por su parte, el presidente del PNV advirtió de las maldades de los totalitarismos y atacó a quienes utilizan a «los niños de la gasolina», en referencia a los jóvenes que provocan algaradas y causan destrozos mediante artefactos incendiarios. «Los acabarán dejando tirados como a un kleenex», vaticinó. Arzalluz rechazó los argumentos que utilizan ETA y su entorno sobre sus objetivos de liberar Euskadi, agregando que «han perdido la batalla militar y van a perder la política».

El dirigente del PNV no quiso olvidar en su intervención a los presos de ETA porque, según dijo, muchos de los que le estaban escuchando tenían algún familiar o conocido en la cárcel. «Los presos son también nuestros; tanto los violadores como los que han llevado pistola son vascos y son nuestros presos», añadió Arzalluz. El presidente del PNV manifestó su desacuerdo con la política penitenciaria que está aplicando el Gobierno del PP, y aseguró que el PNV siempre ha intentado atender a los presos, sobre todo cuando han sufrido malos tratos. «Una cosa es ayudar a los presos y otra muy distinta, como hace KAS, prolongar su estancia, porque si no fuera por eso muchos presos de ETA podrían estar en la calle».

El presidente del PNV anunció su oposición a que los servicios de informacion del Estado continúen en manos de militares y denunció que su partido está siendo espiado: «Cuando el Estado se desmanda, cuando el Estado se descontrola, los primeros a los que zumban es a los nacionalistas vascos; y en estos tiempos no sólo vigilan a ETA, sino que nos vigilan a nosotros a cuenta de ETA ¡y ya está bien!».

Arzalluz ofreció ayer ante sus seguidores un nuevo voto de confianza para el presidente del Gobierno, José María Aznar, y defendió la política de pactos. Una opinión que no comparten muchos jóvenes de su partido, que lucían pegatinas con la fotografía de Aznar junto a una cruz gamada y la leyenda nazi-onalistak.

Según Arzalluz, los socialistas salieron del Gobierno sin llenar el Estatuto de Gernika, sin devolver al PNV los bienes incautados en el franquismo y dejando una estela de arrogancia y escándalos. En cambio admitió que el PNV está en tratos con el PP y que espera que Aznar, «que ha empeñado su palabra, la cumpla».

Arzalluz no olvidó mencionar, como viene siendo habitual cada vez que está con sus seguidores, el «nefasto» trato que recibe el PNV en los medios de comunicación. «No hablarán bien de nosotros hasta que no hagamos lo que ellos quieran, pero por ahí no vamos a pasar», aseguró. Algunos militantes llevaban ayer pegatinas en la que se leía: « El Correo . Enemigo del pueblo vasco » .

Belloch cree que el PNV hace «demagogia» con los presos

EL PAÍS ,Madrid
El ex ministro de Justicia e Interior Juan Alberto Belloch ha acusado al PNV de utilizar argumentos «demagógicos e inconsistentes» para exigir el acercamiento de presos de ETA a cárceles del País Vasco. Según Belloch, esta medida sólo puede adoptarse cuando se tenga la seguridad que se traducirá en un mayor alejamiento del recluso de los planteamientos de la organización terrorista. «La reinserción de un etarra no es más que deje de ser un esclavo de ETA, que tenga capacidad de autodeterminación individual y no sea un instrumento en manos de su organización. Esta medida sólo debe aplicarse a los que están diciendo adiós a ETA, aunque no se atrevan a verbalizarlo», declaró a Europa Press.

En opinión de Belloch, no hay más política penitenciaria con los presos etarras que la de la dispersión, lo que una veces se traduce en un alejamiento de las prisiones vascas y otras en un acercamiento. Añadió que él no puede criticar las últimas decisiones del Gobierno del PP porque durante su mandato se autorizó el acercamiento de más de 200 presos de ETA a Euskadi, aunque citó como única diferencia que el nuevo ministro, Jaime Mayor Oreja, adopte esta misma medida de forma «espectacular y de golpe», frente a la discreción con que lo hizo él.

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