Viernes 27 de septiembre de 1996

González desata una oleada de críticas al decir que «no ha habido terrorismo de Estado»

EL PAÍS, Madrid
El ex presidente del Gobierno Felipe González aseguró ayer en una entrevista en la Cadena SER que, «evidentemente, no» ha habido en España terrorismo de Estado. Y, a modo de prueba, adujo que «si hubiera habido terrorismo de Estado no habría 900 víctimas de las Fuerzas de Seguridad y de civiles, y 28 víctimas, más las que hubiera habido antes, de supuestos terroristas. Donde ha habido terrorismo de Estado la relación de víctimas ha sido la contraria». Pocos minutos después empezaron a lloverle las críticas del Partido Popular, el PNV, CiU, Izquierda Unida y Eusko Alkartasuna.


En la entrevista, con Iñaki Gabilondo, González se mostró plenamente consciente de que levantaría polémica, como de hecho la suscitó, su afirmación de que no ha habido terrorismo de Estado en las actividades de los GAL. «Dejémonos de historias, porque incidentes como los que ha habido en España los ha habido en todos los países en los que una actividad terrorista ha golpeado a la democracia», aseguró.

«Hay mucho ignorante predicando sobre algo que no conoce», prosiguió el secretario general del PSOE. «Nosotros somos todavía una democracia joven. Analicen la situación en Francia, en Gran Bretaña, en Alemania, en todos los países donde ha habido actividades terroristas intensas (...) Pero todo el mundo aplaude si Clinton o Bush, cuando hay un atentado terrorista, dicen 'les perseguiremos se escondan donde se escondan'. A nadie le llama la atención. Aplausos generalizados. Ahí hay un presidente capaz de luchar contra el terrorismo».

González quiso romper cualquier relación de causa-efecto entre la hipotética decisión del Tribunal Supremo para tomarle declaración sobre los GAL y su continuidad como líder del PSOE. Lo contrario, señaló, entrañaría «cargar a los tribunales con una rsponsabilidad que no es la suya, que sería la responsabilidad de decidir si una persona es o no apta para hacer política, quitándole esa responsabilidad a los ciudadanos (...) Yo he estado en un proceso electoral, creo que no hace mucho tiempo, y los ciudadanos se han pronunciado. Políticamente hay nueve millones y pico de ciudadanos que me piden que haga la tarea que deba hacer, y la que me corresponde hacer es de oposición».

Según González, será el partido socialista el que deberá tomar una decisión política si el Supremo le cita a él como imputado en el caso GAL. Pero añadió que el «deslizamiento» de vincular decisiones judiciales y políticas perjudica la independencia entre poderes. «Yo creo que no se deben producir interferencias entre los poderes del Estado. El Tribunal Supremo no está para juzgar políticamente a nadie, y no lo hará nunca, estoy seguro, ni para invalidar o para validar politicamente a alguien. Está para juzgar comportamientos desde el punto de vista jurídico».

Las reflexiones del ex presidente del Gobierno sobre cuál habría sido el balance de víctimas si realmente hubiera habido terrorismo de Estado desencadenó una inmediata oleada de protestas en el PP, el PNV, IU y EA, informa Anabel Díez . Gabriel Cisneros, secretario general del Grupo Popular, dijo que «el PP no entiende nada de terrorismo de Estado» y que «si González hace ese tipo de declaraciones es que se reconocerá alguna autoridad en la materia».

El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, tildó de «peligroso y poco ético» el mensaje transmitido por el ex presidente. En una reunión informativa con la Asociación de Periodistas Parlamentarios, Anasagasti dio por sentado, con cierto sarcasmo, que si González «hubiera reunido al Consejo de Ministros y hubiera decidido crear un terrorismo de Estado, habría habido muchos más muertos».

El portavoz del PNV extendió sus críticas a CiU, por su alineamiento con el PP y el PSOE en este asunto, y se preguntó por la reacción de ese grupo si las víctimas de los GAL hubieran sido catalanes. Felipe Alcaraz, diputado de IU, consideró las argumentaciones de González propias de alguien «que está hipotecado y que está perdiendo los nervios».

Francesc Homs, de CiU, apeló a los jueces como únicos legitimados para sentenciar si ha habido o no terrorismo de Estado y aconsejó al líder del PSOE que evite «introducir más elementos de tensión en este conflicto». La diputada de Eusko Alkartasuna, Begoña Lasagabaster, pidió a González que explique las causas y el origen de los crímenes de los GAL y que exponga con claridad su opinión ante los familiares de las víctimas de esa organización terrorista.

El ex ministro de Justicia e Interior, Juan Aberto Belloch, intentó despojar de cualquier tinte cínico o imprudente las palabras del líder del PSOE. Pidió a los ciudadanos que piensen por un momento lo que significa terrorismo de Estado, porque, a su juicio, concluirán que tal situación no se ha dado en España. «Otra cosa es que haya podido haber miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado implicados en hechos terroristas», dijo el ex ministro, ahora portavoz del PSOE en la Comisión de Justicia del Congreso.

El coordinador de Izquierda Unida en Euskadi, Javier Madrazo, replicó al ex presidente que el terrorismo de Estado «se ha gestado en su Gobierno, siendo González el responsable de la dirección, creación y financiación de los GAL».

Al líder del PSOE «no le condicionan» quienes desean llevarle a la cárcel

EL PAÍS ,Madrid
Felipe González aseguró ayer que si hay alguien que pretende llevarle a la cárcel tras no haber conseguido acabar con él por procedimientos políticos no le «inquieta» ni le va «a condicionar en lo que deba hacer». Anunció que «si lo pide el partido y Dios no lo remedia, y no creo que se vaya a meter en este negociado», probablemente volverá a ser el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno.

El líder socialista anunció que aunque el Tribunal Supremo le cite como imputado en el caso GAL podría continuar como al frente del partido socialista, porque cualquier decisión a ese respecto compete exclusivamente a sus militantes.

Sobre las presiones ejercidas desde fuera del ámbito político mantuvo el siguiente diálogo:

Pregunta. ¿Cree que en esa conspiración hay como objetivo, también, afectar a la figura del Rey?

Respuesta. No, no me atrevería a afirmarlo, y sobre todo no me atrevería a afirmarlo públicamente. Pero hay gente que está jugando fuera de las reglas, sin duda.

¿Mario Conde?

Yo no quiero señalar nada, ni a nadie. Entre otras cosas porquer si uno señala tiene que decir cuál es la prueba.

Hay gente que ve su mano. ¿Usted también ve coincidencias extrañas en algunas cosas?

Algunas veces se han producido, sí.

Por ejemplo, manejar los papeles de Perote.

Eso no es una coincidencia, es una evidencia.

EL PAÍS publicó que Perote había hecho una oferta negociadora al Gobierno socialista en funciones tras las últimas elecciones.

No me consta en esos términos que usted dice, pero es posible, no excluyo que eso se haya producido.

Pactos secretos. «A mí nunca me reclamó un grupo nacionalista el cumplimiento de un acuerdo que no fuera conocido por el Parlamento».

Pensiones. «El acuerdo de pensiones, en su literatura, a expensas de lo que muestren las cifras, es un acuerdo que suscribo plenamente, con el orgullo de que confirma nuestra política de pensiones (...) aunque me gustaría que hubiera contemplado el horizonte en que es posible que haya problemas, el año 2015. Espero que no haya una broma dentro de tres meses diciendo que el pacto no se puede cumplir».

Convergencia europea. «Pueden alcanzar los objetivos de Maastricht (...) Se puede llegar a costa de pedir más esfuerzo a unos o a otros. Ahí es donde entra el debate de ideas».

Empate electoral. «Cada vez que hay la llegada al poder de una fuerza política, en los meses siguientes se produce una cierta acumulación (de intención de voto) en torno a la fuerza política que gobierna y este efecto parece que no se ha producido y se mantiene el equilibrio, digamos técnico, el empate técnico del 3 de marzo».

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