Gómez de Liaño denuncia una «crisis de legalidad» creada por la corrupción

XOSÉ HERMIDA , Santiago de Compostela
El magistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez de Liaño pintó ayer un tenebroso panorama de países como España, Francia e Italia, sacudidos por una «crisis de legalidad» y «un gigantesco sistema de corrupción que afecta a la política, la Administración de Justicia, la economía y las finanzas». El instructor del caso Lasa-Zabala dijo que este fenómeno se ha atajado gracias a la acción de los jueces, que contrapuso a la «vacuidad del papel del Parlamento en algunos momentos muy determinados», y acusó a algunos periodistas de encender «piras inquisitoriales» de los jueces.

Gómez de Liaño defendió la continuidad de la Audiencia Nacional, un órgano de justicia «que se gana la legitimidad a pulso día a día», en la conferencia que dictó en Santiago de Compostela sobre las relaciones entre jueces y prensa.

Ante la mirada atenta del portavoz del PP en la comisión de Justicia del Congreso, Andrés Ollero, Gómez de Liaño lanzó una vehemente diatriba contra la corrupción: «En España, lo mismo que en Francia o en Italia decenas y decenas de investigaciones judiciales han sacado a la luz un gigantesco sistema de corrupción que afecta a la política, la Administración de Justicia, las finanzas y la economía. Ha sido, y en parte sigue siendo, una crisis de legalidad, que además de articular una especie de infraestado paralelo, administrado por la burocracia de lobbies financieros y hasta políticos, regido de singulares códigos de comportamiento, contando a su favor con la ausencia o inefectividad de controles previos, ha empañado buen número de valores y reglas del juego constitucional, como la vacuidad del papel del Parlamento».

Gómez de Liaño rechazó que en España exista un «gobierno de los jueces» -expresión utilizada recientemente por Felipe González-, una situación que se le antoja «impensable e insufrible, por ancha o por alta que sea la autoridad de quien lo piensa, lo insinúa o lo provoca». «La democracia es frágil», agregó, «y está en permanente riesgo de convertirse en demagogia».

El magistrado defendió el periodismo de investigación realizado con «técnicas correctas» e incluso señaló que prensa y justicia comparten la función de frenar «los abusos del poder». Se quejó de la excesiva popularidad de algunos magistrados como él y aceptó que los jueces estén sometidos a críticas, pero las separó de los «insultos disfrazados.»

«Qué decir cuando un concreto medio de comunicación», manifestó, «engrasa sus rotativas a base de fobias, zafiedades, presiones y amenazas abiertas frente a un juez, empleando todo tipo de estrategias, sin excluir referencias personales y familiares, y hacer de su profesión un pasatiempo del peor estilo, colocándole con toda intención -por detrás primero y por delante después- en el punto de mira de los deseosos de quitarle de en medio.(...) Creo que entre la profesión periodística hay algún que otro matarife de la palabra que lleva jugando mucho tiempo y con mucho entusiasmo a eso de desprestigiar a jueces muy señalados, mareando hechos, confundiendo argumentos y manchando conductas. Es como si tuviesen por deporte favorito el no dejar toga con cabeza o padeciesen de juezmanía. Es alto el número de pensadores no judiciales que las han dicho muy gordas de algún juez, y lo digo convencido: jueces prevaricadores, jueces conspiradores, jueces malversadores de caudales públicos, jueces golpistas, jueces vengantivos, jueces homosexuales, jueces cocainómanos y hasta pederestas. Y todo formando parte de una campaña de vilezas con el insensato propósito de salpicar porquería y acongojarles o intimidarles».

Según Gómez de Liaño, pretender que los jueces actúen «con arreglo al dictado de quienes tienen la sartén de un periódico por el mango» es «una idea muy distante de la democracia y sí muy próxima de la dictadura». Si esos «enemigos» de la Audiencia Nacional pretenden «arrinconar» a sus jueces, dijo, «que sepan que la soledad es una bienaventuranza». © Copyright DIARIO EL PAIS, S.A. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid
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