El derechista Alemán, proclamado ganador de la presidencia de Nicaragua

MAITE RICO , México
«Nadie salió derrotado de los comicios. Nicaragua ha sido el único ganador». Arnoldo Alemán ha tenido que esperar 33 días para poder pronunciar esta frase con todas las de la ley. En la medianoche del viernes, el dirigente de la derechista Alianza Liberal fue finalmente proclamado ganador de las elecciones presidenciales celebradas el pasado 20 de octubre, después de que el Tribunal Electoral diera carpetazo a las impugnaciones del Frente Sandinista. El candidato de este partido, Daniel Ortega, dijo que «se consumó y se legalizó un fraude».


El presidente electo de Nicaragua,
Arnoldo Alemán. (Associated Press)
El informe final de los magistrados electorales fue contundente: la exhaustiva revisión de las actas determinaba que la petición sandinista de repetir los comicios en dos departamentos (Managua y Matagalpa, que concentran casi al 40% del electorado) estaba fuera de lugar. La presidenta del tribunal, Rosa Marina Zelaya, sandinista ella misma, ratificó los resultados provisionales y proclamó ganador oficial de los comicios a Alemán, con un 51% de los votos. Ortega se queda con un 37,7%.

Se cierra así un duro compás de espera abierto con las reclamaciones presentadas por el Frente Sandinista, que hasta ahora se había negado a aceptar los resultados esgrimiendo la existencia de un gran fraude y que esperaba forzar la celebración de una segunda vuelta.

Estas apreciaciones chocaron desde el primer momento con el respaldo unánime brindado a los comicios por los observadores internacionales -entre ellos la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA)- que, si bien reconocieron el caos organizativo previo al momento de la votación (derivado sobre todo del retraso en el reparto del material electoral) validaron tanto el proceso de sufragio como el recuento.

De hecho, el Frente se quejó cuando se confirmó su derrota, cuando de hecho los problemas más graves se dieron durante la elaboración del padrón electoral, que dejó fuera a numerosas poblaciones de las zonas montañosas del norte del país, conocidas por su antisandinismo.

Las protestas sandinistas se fueron debilitando en las semanas posteriores. Con una buena infraestructura y organización, el Frente era el único partido que contaba con interventores en todas las mesas electorales y varias de las denuncias presentadas se volvieron en su contra. Durante la revisión de actas en Matagalpa, por ejemplo, resultó que las irregularidades detectadas afectaban a Alianza Liberal, que ganó más votos de los contabilizados inicialmente.

Interventores

Las escenas que se vivieron en la capital, cuando cientos de interventores tiraron urnas y sacas con papeletas por las calles en demanda de un salario justo, no afectaron, según el tribunal, a los resultados, ya que las actas con las firmas estaban ya entregadas.

Pero el aldabonazo a las pretensiones del Frente le ha venido del interior de su propio partido. El candidato a la alcadía de Managua, Carlos Guadamuz, perteneciente a la línea más dura y que había llamando a la rebelión popular para defender su supuesta victoria, reconoció la pasada semana los resultados y culpó a la cúpula sandinista de la «catastrófica derrota».

Otras voces en el interior del partido se fueron uniendo a la demanda de reconocer los resultados y permitir un clima de estabilidad para el cambio de gobierno, que se producirá el próximo 10 de enero. En los últimos días, sin embargo, han proliferado los actos violentos por parte de grupos de militantes sandinistas, como el tiroteo contra una manifestación de simpatizantes liberales y la paliza a un equipo de periodistas de una televisión local. Junto a ello se han multiplicado las amenazas teléfonicas a los miembros del Tribunal Electoral y a diversos obispos de la Iglesia católica.

Pacto de gobernabilidad

Arnoldo Alemán ha ofrecido ya a Daniel Ortega, por lo pronto, un pacto de gobernabilidad. La posición del hombre que rigió los destinos de Nicaragua entre 1979 y 1990, año en que sufrió su primera derrota electoral, está muy debilitada en su propio partido, y varios sectores que consideran que nunca debió ser candidato, por su imagen autoritaria, quieren ya su relevo.

Ortega, al conocer ayer la decisión del Tribunal Electoral aseguró que «aquí se está consumando, concretando y legalizando un fraude, y esto lógicamente afecta al proceso electoral y a la credibilidad del tribunal». El candidato presidencial sandinista añadió: «Aquí (en Nicaragua) no se cierra una crisis sino que se abre una crisis».

Ortega insistió en que con este fallo, el tribunal legitimó «dándole carácter legal a acciones que fueron claramente fraudulentas antes, durante y después de las votaciones». El líder sandinista acusó además al magistrado electoral Roberto Rivas, ex asesor del arzobispo de Managua, cardenal Miguel Obando y Bravo, de ser uno de los funcionarios que se «involucraron en situaciones fraudulentas», informa Efe.

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