Domingo 15 de septiembre de 1996

Anguita amenaza con pedir la República, el federalismo y la autoderminación si prosigue "la involución democrática"

RODOLFO SERRANO, Madrid
El comunismo no ha muerto. Vive y es capaz de revolucionar nuestro país. Julio Anguita, secretario general del PCE, lanzó ayer una proclama y una advertencia a los demás partidos parlamentarios: el PCE aparcó «transitoriamente» la reivindicacion «irrenunciable» de la República como forma de Estado, pero, si la «degradación democrática continúa», abandonará el pacto constitucional y reclamará la autodeterminación y la República.



Militantes del PCE, en una caseta de la fiesta
del partido en la Casa de Campo (C. Manuel).
¿Dijo lo de siempre? Julio Anguita siempre da un paso más. El discurso de ayer, pronunciado en un recinto ferial que cada vez muestra más el abandono municipal (en la muy deteriorada Casa de Campo madrileña), va más allá de su últimas declaraciones. Están en sus palabras las constantes de su mensaje, pero el secretario general del PCE, que maneja la Constitución como si fuera el manifiesto comunista, denunció los incumplimientos de la Carta Magna para terminar anunciando que, puestos así, el PCE abandonaría el consenso constitucional asumido en su día.

No es una frase producto del calor de un mitin. El discurso de Anguita estaba escrito, medido. Lo que ocurre es que Anguita ve cada vez más alejado aquel modelo que hizo al viejo PCE abandonar muchos de sus más firmes principios para entrar en la senda constitucional. Anguita desmonta, una por una, aquellas razones. El PCE hizo un esfuerzo «por el consenso» y renunció a reivindicaciones como la forma de Estado. Aceptó la Monarquía. Bien está. Pero ayer Anguita, en un discurso cargado de reproches, advirtió que todo es revisable y que si el PCE relegó a un segundo plano su reivindicación de un Estado republicano, lo hizo de forma «transitoria».

En ese escenario festivo de la Casa de Campo, ante viejos militantes y jóvenes airados, Anguita recordó a los «camaradas y amigos» que el PCE sigue manteniendo sus tres principios básicos: un Estado federal, el derecho a la autodeterminación y la forma de Estado republicana. «El PCE», remachó, «es republicano». Luego, en su ya vieja fórmula didáctica, explicó por qué el PCE aceptó estar en el consenso constitucional. El PCE aceptó porque la Constitución recogió principios que apoyaban los comunistas: derecho al trabajo, al pleno empleo, Sanidad pública, defensa del medio ambiente, derecho a la vivienda, pensiones adecuadas... Pero todos esos principios de igualdad, solidaridad, justicia..., han sido vulnerados, ignorados u olvidados. Todo empezó con el PSOE, pero ha continuado con el PP.

El secretario general del PCE dedicó a José María Aznar una buena dosis de amargura y reproches. Sobre todo, por su negativa a desclasificar los papeles del Cesid. Porque vamos a ver: ¿Por qué Aznar no facilita esos y otros papeles? Ayer planteó dos hipótesis: «O el señor Aznar y sus compañeros de partido mintieron y engañaron en su campaña electoral o, al intentar abordar desde el Gobierno la puesta en marcha de sus promesas electorales, se encontraron con presiones, objeciones o amenazas ante las cuales han cedido».

Hay, dijo, una involución democrática, hay un intento de «conseguir un pueblo sumiso y resignado», de imponer la claudicación. La complicidad de las fuerzas políticas se llama «prudente moderación» o «sentido común». Y se invoca la razón de Estado, que, en palabras de Anguita, siempre ha sido «ocultación o amparo de delincuentes».

¿Qué hacer? Anguita sólo encuentra una solución: la recomposición unitaria de la izquierda española para dar una respuesta masiva, continuada y amplia. Llamó a la movilización. Y dejó para el final una advertencia que realizó tras un largo preámbulo en el que destacó la «serenidad», la «tranquilidad» y la «firmeza» con que había que hacer una exposición como ésta.

El PCE, dijo Anguita, «ha mantenido el pacto constitucional -ese consenso no escrito que permitió la transición- con una ejemplaridad a todas luces demostrada». Pero no todos cumplen con ese pacto. Hay «poderes económicos, fuerzas políticas, grupos sociales y colectivos enquistados en los aparatos del Estado con prácticas anticonstitucionales». Y quienes están obligados a desarrollar el Estado democrático no lo hacen. En consecuencia, dijo el secretario general del PCE, si esto continúa así, el PCE «se considerará libre de consensos y, denunciando el incumplimiento de los demás, pondrá en la primera línea de su propuesta contenidos y fórmulas de Estado enraizados en nuestra teoría política»: Estado federal, derecho de autodeterminación y la República como forma de Estado.

La fiesta del PCE, una romería en la Casa de Campo madrileña

Mojitos, chorizos a la brasa y coloquios y conferencias. De todo. En la fiesta del PCE de 1996 se auxilia tanto al cuerpo como al espíritu. Y lo mismo puede comprarse una camiseta para ayudar a salvar el planeta como afiliarse al Partido Comunista de España. Es verdad que las cosas han cambiado y ya no se rifan viajes a Pekín como en 1984 ni excursiones a Bulgaria -que ya no es lo que era- si se compra el bono de la fiesta con la suficiente antelación. Eso era antes.

Pero la Fiesta del PCE sigue con ese aire de romería, muy cercano a aquella vieja Feria del Campo. Y siguen las parejas de matrimonios dando vueltas por las casetas. Ahora son de veteranos comunistas que, un año más, celebran su fiesta y mantienen vivo el espíritu del viejo PCE. Aunque, a veces, tuerzan el gesto ante un chaval con el pelo en cresta almidonada y vaqueros desgastados. «Cómo cambia esto», suspiran. Luego, cogidos del brazo, se alejan camino del mitin.

© Copyright DIARIO EL PAIS, S.A. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid - digital@elpais.es


Volver al comienzo

Volver