Lunes
9 diciembre
1996 - Nº 220

El rock duro español remonta el vuelo con Obús y Barón Rojo

PEDRO GINER , Las Pedroñeras (Cuenca)
«Ni Blackmore ni Glover han muerto», señala el reivindicativo y orgulloso Dosis de heavy metal. Esta pieza de Obús no sonó en la noche del sábado en su reestreno oficial, pero tanto nos da. Estará presente en la racha de conciertos que brotan por doquier. El espíritu es lo que importa. ¿Quién teme al lobo (el rock duro) en 1996? Es ridículo, tiene piel de cordero. ¿Quién se atrevió a decir que el género no era sino un estruendo de ruido y vatios desatados? ¿Quién manifestó que estos músicos no tenían sensibilidad? Torpezas y prejuicios de otro tiempo: rompamos las barreras.

Obús y Barón Rojo, que tanto monta monta tanto, dos nombres ya clásicos en la historia reciente del rock duro español, compartirán en los próximos meses varios escenarios musicales por el territorio nacional. Y en otros casos, irán por cuenta y riesgo solitarios. Es igual: hay que verlos, se sea veterano o se tengan pocos años.

«Cuando era niño oí el tema Casi me mato, y ahora queremos ver qué es esto», cuenta Cristóbal, un pedroñero de 17 años que está acompañado por Juan Ángel, de la misma edad. Es el Día de la Juventud en la localidad conquense de Pedroñeras. Se nota: la chavalería se acerca con curiosidad a las leyendas del metal pesado nacional. Pero también estamos los que o bien peinamos canas o (mal) nada ya se puede hacer.

Desde Madrid han viajado Herminio, Poli y Joaquín, treintañeros emocionados ante la buena nueva del regreso de Obús. Les une al grupo la amistad personal y, en algún caso, la colaboración profesional. Nervios antes del partido llamado del año y del siglo y de las estrellas entre Real Madrid y Barcelona, nervios ante el estallido de Obús. «Como en el 81, tío, ¿te acuerdas?». Como si fuera ayer, compadre, aunque han pasado 15 años que sólo pueden pesar en el cuerpo no en el alma.

Calor popular

Al grano: la capital del ajo no tiene más vuelta de hoja que la denominación de origen de su producto estelar. Fuera supercherías, por tanto. Se esperaba mayor entrada en el polideportivo local, pero no faltó el calor popular.

No hace falta vestir el uniforme para sentir un repertorio trepidante. ¿Que no sonó en condiciones? Sin duda, pero aquí importa el entusiasmo de unos músicos de edad madura pero sueños de adolescente. Y no queremos olvidar a la representación musical del pueblo castellano- manchego.

En ello se manifestó TCH-La Banda, cuya mayoría de canciones sirvió para emular modestamente al rock callejero tan propio de este extraordinario país. Nunca vimos el tema de Maneras de vivir en voz femenina. Rosendo Mercado y la hermosa joven que lo interpretó sabrán perdonarnos esta ligera fantasía sexual.

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