Alemán se proclama presidente en primera vuelta



Managua. Alberto Pérez Giménez, enviado especial.

«Tiendo, con todo corazón, nuestra mano y nuestros brazos a conservadores, socialdemócratas, sandinistas y comunistas para que participen con nosotros en el Gobierno nacional que queremos formar». Arnoldo Alemán se proclamaba en la casa de campaña de la Alianza Liberal, a las cuatro de la madrugada, «presidente electo de Nicaragua». Una hora antes, el primer informe del recuento oficial de votos del Consejo Supremo Electoral concedía al candidato liberal un 49,83 por ciento de los votos frente a un 40 por ciento del ex presidente nicaragüense Daniel Ortega Saavedra, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)

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La tendencia se confirmó en el tercer informe del Consejo de la mañana de ayer con el 35,7 por ciento de los votos escrutados: 48,04 por ciento frente al 39,35. Según confirmaba a ABC el asesor español en el proceso de cómputo, «la tendencia es clara y no hay duda: no habrá segunda vuelta. Pero también la polarización ha dejado como mensaje que habrá que negociar para gobernar. Se acabó aquello de la Nicaragua mía contra la Nicaragua tuya».

En una Managua desierta y en total calma, la caravana de unos treinta vehículos en la que viajaba el candidato liberal se dirigió a las cuatro de la mañana a la sede de campaña de la Alianza Liberal, donde desde horas de la tarde se estaba celebrando un triunfo que, hasta entonces, también se atribuían las emisoras afines al Frente Sandinista. Rodeado por sus hijos y con el color rojo de su Alianza, Arnoldo Alemán ofrecía un mensaje de conciliación con sus enemigos tradicionales «para ofrecer a Nicaragua el cambio que necesita junto a todos los restantes partidos políticos. Nicaragua necesita de todos. Que no nos detenga el pasado». El Partido Liberal, el mismo que la revolución sandinista derrocó en la revolución de 1979, vuelve al poder en Nicaragua a través de las urnas.

La sede de campaña del FSLN permaneció en calma toda la noche hasta que, a primera hora de la mañana, Daniel Ortega pronunció una rueda de Prensa en las puertas de su millonaria mansión valorada en más de 200 millones de pesetas, requisada en la «piñata» sandinista. El comandante, vestido de blanco, aseguró que «vemos con preocupación el hecho de que la Alianza Liberal haya salido de manera bastante precipitada a cantar victoria cuando aún no existen los elementos suficientes que den seguridad de una victoria de ninguno de los dos partidos. Nosotros tenemos un conteo paralelo, con más de 300.000 votos, en el que el FSLN aparece un punto arriba de la Alianza Liberal. Por ello queremos hacer un llamamiento muy serio a la Alianza y a su candidato a que actúen con responsabilidad porque aquí no está dicha la última palabra. También queremos alertar a todos los fiscales del Frente Sandinista para que no se muevan de sus lugares, que no se dejen sorprender por estas informaciones. Sabemos que hay algunas maniobras encaminadas a perturbar este proceso. Hay que cuidar el voto porque tenemos el temor de que se presente alguna situación fraudulenta ya que están anunciando una victoria que no es cierta».

El desorden y el caos organizativo se iban materializando a medida que pasaban las horas del domingo y avanzaba la madrugada. En el centro de Prensa Olof Palme, donde también se localiza el Centro Nacional de Cómputo del Consejo Supremo Electoral, los resultados de las actas de las 8.995 Juntas de Recepción de Votos iban llegando con una desesperante lentitud que superó incluso a los técnicos españoles encargados del proceso informático. El ingeniero Wilhem Schmidt, director informático del Consejo Supremo Electoral, encargado también del proceso de cedulación de los votantes, salía de las salas de computadoras con el cansancio y la impotencia reflejado en el rostro. Confirmó a ABC que «los problemas se han multiplicado. Los telegramas (actas con el resultados de las Juntas) no llegan bien a través del fax, salen desplazados, con el número de identificación de la Junta ilegible, no entran datos. Además, hay Juntas en Managua que aún no han cerrado sus puertas». Eran cerca de las tres de la mañana y aún no había información oficial.

Víctor Borge, responsable de la agencia de encuestas «Borge y Asociados», la única que adelantó la victoria de Violeta Chamorro en 1990 y que en estas elecciones predijo una victoria en primera vuelta de Alemán con una ventaja de un 8 por ciento, confirmaba que los datos preliminares ofrecidos por el Consejo permitían adelantar la victoria del candidato liberal. Las cifras dadas por la mañana, con 3.211 Juntas escrutadas (35,7 por ciento), venían a darle la razón.

La sorpresa evangélica

El "«voto cascada»" (la mayoría de electores de centro derecha ha votado por Alemán para presidente y a sus partidos minoritarios para las otras cinco elecciones, como los de centro izquierda han hecho con el candidato sandinista) ha provocado el descalabro del resto de los partidos con la excepción del Camino Cristiano Nicaragüense, del pastor evangélico Guillermo Osorno, quien ha logrado la tercera posición frente a Noel Vidaurre, del Partido Conservador.



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