Miércoles 28 de agosto de 1996

Un vídeo arroja nuevas dudas sobre el asesinato de Colosio

JUAN MIGUEL MUÑOZ, México
El caso Colosio, que investiga el magnicidio en 1994 del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México no deja de dar sorpresas. Y ahora un nuevo vídeo amenaza con echar por tierra todas las tesis sostenidas hasta la fecha. Pocos minutos después de que el presidente mexicano, Ernesto Zedillo, reiterara en una entrevista en la cadena Televisa que «si dependiera de la voluntad política, el asesinato de Luis Donaldo Colosio ya estaría resuelto», el programa Detrás de la noticia emitía un vídeo del mitin de Lomas Taurinas (Tijuana), donde cayó abatido el candidato presidencial, en el que una mujer grita dos veces: «Lo van a matar». Momentos después, cuando tres policías se lanzan sobre Mario Aburto, el único condenado hasta el momento por el magnicidio, varias personas claman: «Ése no es, ése no es».

No terminan ahí las novedades. En la cinta emitida la noche del domingo se observa a una persona que se acerca a Federico Reynaldo del Pozo, miembro del equipo de seguridad de Colosio, y que le comenta refiriéndose a Aburto: «Tienes que decir que ha sido él». Segundos más tarde, ya atrapado el único condenado por el crimen hasta el momento, varias personas chillan: «Ése no es, ése no es». Estos testigos señalan a otro individuo, al que culpan de los disparos, que escapa raudo del polvoriento escenario de la colonia de Lomas Taurinas.

El vídeo, analizado por Eduardo Valle, un ex alto funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR) exiliado en Estados Unidos, revela más detalles. La mujer que intenta avisar a Colosio aparece al lado de Othón Cortés, el acusado de ser el segundo tirador, quien fue absuelto hace tres semanas por falta de pruebas, mientras Cortés habla por un teléfono celular.

Muertes sospechosas

Aburto, sentenciado a 45 años de cárcel, se confesó culpable en los interrogatorios iniciales. Hoy se declara inocente. Algunos investigadores afirman que los verdaderos criminales fueron eliminados la misma noche del magnicidio en Tijuana. Muertes sospechosas desde el 23 de marzo de 1994 no han escaseado. Al menos diez policías, fiscales y personas vinculadas a ellos han sido acribilladas en los últimos 29 meses.

Desde el asesinato se han manejado dos versiones. Hasta febrero de 1995, prevaleció la tesis del asesino solitario. Pero el fiscal Pablo Chapa terminó con esa hipótesis y aseguró que había un segundo tirador: Othón Cortés. Su reciente excarcelación, al no poder probar la PGR su responsabilidad en el segundo disparo, puso fin a la labor de Chapa al frente de la fiscalía especial que llevaba este caso. Hoy, tres semanas después de la destitución de Chapa, y tras los intentos por involucrar al poder legislativo en la designación del nuevo fiscal, aún no se ha nombrado al responsable de unas investigaciones que muy pocos están dispuestos a dirigir.

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