Perú, Sábado 14 de Setiembre de 1996


ASI FUE LA CAPTURA DEL SIGLO (3era PARTE)



Carlos Inchaústegui pidió a los detectivos del GEIN que lo maten por descuidar a su jefe. No debo seguir viviendo!, les gritó con las esposas en las manos.

Mátame, mátame, cayó preso Abimael!

Por el coronel PNP Benedicto Jiménez Baca.

Con paciencia, sacrificio y modestia, los detectives del Grupo Especial de Inteligencia, GEIN, coronaron el "Operativo Victoria" con el increíble arresto de Abimael Guzmán (a) "presidente Gonzalo".

Dirigidos por el coronel PNP Marco Miyashiro, y el coronel PNP Benedicto Jiménez, los agentes le dieron el golpe mortal a la cúpula del senderismo.

Ahora que el PCP-SL pretende recomponerse con el liderazgo del "camarada Feliciano", el país se pregunta por qué los hombres que concibieron y consumaron el encarcelamiento de Guzmán fueron desplazados de sus puestos y no continuaron combatiendo a una de las bandas terroristas más sanguinarias de la historia. Mientras tanto, leamos la tercera parte de la verdadera historia de la captura del siglo, escrita por uno de sus protagonistas.

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Descubierta la verdadera identidad del "Zorro", y su trascendental papel en la dirección del partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, el Jefe de Operaciones decidió reforzar a los equipos de detectives que estaban controlando la casa de Los Sauces para proceder a intervenirla.

El jefe de la unidad policial, que era otro comandante, quería estar presente cuando se ejecutara la intervención y acompañar al equipo de refuerzos.

Su presencia en el campo de acción daba gran confianza a los integrantes de los grupos.

Paralelamente a los preparativos para la gran intervención, se celebraba una reunión de camaradería en la casa de un coronel de la Policía Nacional, quien integró la ex Policía de Investigaciones del Perú, PIP. Estaba celebrando anticipadamente el aniversario de la PIP, el 15 de setiembre. La PIP era una institución policial que estaba desapareciendo debido a la política de los últimos gobiernos. A dicha institución pertenecieron casi todos los integrantes del Grupo Especial de Inteligencia, GEIN.

La casa de la fiesta del coronel estaba frente al objetivo, en Los Sauces, y se observaba llegar a varios automóviles de altos oficiales de la policía.

A las siete de la noche del 12 de setiembre, una pareja de agentes que aparentaban ser enamorados, se ubicaron a escasos pasos de la puerta de Maritza Garrido Lecca y Carlos Incháustegui Degola.

Minutos antes, había ingresado un sujeto acompañado de una mujer joven que siempre llegaba a practicar ballet. (Después se sabría que se trataba del compositor Celso Garrido Lecca, tío de Maritza, y de su novia, Patricia Awapara, quienes no estaban comprometidos con lo que sucedía en la casa).

La intervención se ejecutaría apenas alguien abriera la puerta para salir o ingresar.

En ese momento, los "enamorados" tenían que controlar la puerta e ingresar. Detrás de ellos penetraría el resto del personal que esperaba el desenlace de la situación.

Preparándose para la fiesta

Sólo catorce efectivos armados con révolveres y pistolas Star iban a realizar la intervención. Se comunicarían mediante unos radiotransmisores. Cuatro agentes se quedarían en las inmediaciones del domicilio a bordo de sus vehículos, realizando funciones de seguridad y apoyo.

El resto fue dividido en tres grupos:

a) El primero tenía que controlar la primera planta.

b) El segundo grupo de la segunda planta.

c) El tercero se ocuparía de la azotea.

Sólo se utilizaría las armas de fuego si fuera necesario. Todos sabían y entendían que la mejor arma eran la oportunidad y la sorpresa.

A las ocho y cuarentaicinco de la noche, los policías que estaban frente a la casa de Maritza y Carlos continuaban celebrando con más alegría, y se escuchaba que gritaban:

-Qué viva la Policía de Investigaciones del Perú! Qué viva el detective peruano!.

Sin embargo, las condiciones para que el personal continuara permaneciendo en las cercanías de la casa-objetivo, eran cada vez más difíciles.

También se temía que hubiera un apagón, y en estas circunstancias la operación de intervención era peligrosa, y la puerta de la casa de Maritza seguía cerrada.

Teníamos que continuar esperando.

No se podían cambiar los planes.

Parecía que los minutos no pasaban.

Asestando el golpe

De pronto, los "enamorados" corrieron hacia la puerta al ver que se estaba abriendo. El agente que vigilaba la casa desde un domicilio cercano, gritó por la radio:

-Se abrió la puerta y ya ingresaron los enamorados!.

Detrás de la pareja de "enamorados", ingresaron violentamente los demás miembros del GEIN. En la puerta de ingreso fueron detenidos Maritza y la pareja de su tío y su enamorada, quienes se retiraban en esos momentos. Los dos no opusieron resistencia. En cambio, Maritza comenzó a gritar para que los que estaban dentro de la casa se dieran cuenta de que la policía estaba entrando.

Carlos, que fue capturado en la primera habitación de la primera planta, intentó correr al escuchar los gritos de Maritza. Pero no pudo hacer nada: el GEIN ya estaba sobre él.

Mientras los agentes le colocaban los grilletes, Carlos gritaba:

-Mátame! Mátame! No debo seguir viviendo!

Todo ocurría rápido y al mismo tiempo.

El segundo grupo subió por las escaleras y chocó con una pared de madera que impedía el paso. Se trataba de una puerta que fácilmente podía engañar a cualquier persona de que era una pared y que no había acceso al segundo piso de la casa.

Los del GEIN no dudaron en derribarla y mientras caía la pesada puerta, vieron correr a una mujer vestida con ropa azul. Ella ingresó a una de las tres habitaciones y cerró la puerta. Un agente derribó la puerta y la capturó, y al ver su rostro la identifica como la mujer que días antes había recogido Maritza en su auto Jetta, en las Torres de Limatambo.

-No te muevas! No te va a pasar nada-, le dijo un policía cuando la cogió de los brazos.

Las puertas de otras habitaciones también fueron derribadas. En el interior de una de ellas, dos mujeres vestidas con ropa azul cubrían con sus cuerpos a un sujeto que estaba sentado en un sofá de madera tapizado, no dejaban verlo.

Ellas, al observar que los del GEIN ingresaban con sus armas en la mano, gritaron:

-No lo maten! No lo maten, por favor! Por favor!.

Protegían con sus cuerpos al sujeto. Una de ellas fue identificada en ese instante como la "camarada Miriam", Elena Albertin Iparraguirre Revoredo. Al separar a las mujeres, los agentes vieron que el sujeto era el propio Abimael Guzmán Reinoso (a) camarada "Gonzalo".

Ha caído el cachetón!

Mientras tanto, los oficiales que aún continuaban con el registro en la casa del "Zorro", de pronto escucharon por sus radios que uno de los oficiales se comunicaba emocionado con el jefe de Operaciones, quien estaba en la central del GEIN, acompañado por el director de la DINCOTE, coronel PNP Antonio Ketín Vidal Herrera:

-Ha caído el Cachetón! Ha caído el Cachetón!-, vociferaba de emoción.

Los oficiales saltaron de sus asientos y se abrazaron fuertemente durante varios minutos. La felicidad era tremenda, les daba ganas de llorar. El fiscal que también participó en el registro de la casa del "Zorro", les preguntó sobre lo que ocurría, porque estaban locos de felicidad. Ellos le respondieron que "Gonzalo" había sido capturado.

Intrigado, el fiscal volvió a preguntar:

-Y quién es Gonzalo?

El defensor de la Justicia desconocía el seudónimo del criminal más buscado en todo el país.

El "Zorro", vendado y sentado en una silla, escuchó que "Gonzalo" había sido capturado y entonces gritó:

-Mentira! Es mentira...! Jamás el presidente Gonzalo caerá en manos de la reacción!

En la casa de Los Sauces, "Gonzalo" se había quedado estático en su asiento. No atinaba a nada, ni siquiera a mover un dedo.

Luego de unos segundos, despues de tomar aire, dijo:

-No disparen... No disparen... Por favor, nosotros no tenemos armas... No tenemos armas... No disparen...

Repitió varias veces la misma frase mientras miraba a los miembros del GEIN que poco a poco bajaban sus armas al tener la certeza de que toda la situación estaba controlada.

Ni un solo disparo

En ese momento, el jefe del GEIN se dirige a "Gonzalo" y le dice:

-Soy el comandante Marco Miyashiro. Ha tenido el honor y la suerte de caer en manos del GEIN. Su vida y la de todas las personas detenidas en esta casa están garantizadas.

"Gonzalo" lo observa y le responde:

-Ah, ustedes son del GEIN. Nosotros no tenemos armas ni vamos a reaccionar de otra manera de la que estamos en éste momento. Como verá, somos sus detenidos.

Cuando pronunciaba estas palabras, la otra mujer que fue identificada como Laura Zambrano Padilla, excarcelada unos meses antes, seguía gritando histéricamente.

"Gonzalo" la miró y le dijo:

-No sigas gritando... Ellos no nos van ha hacer daño.

Laura, camarada "Meche", una mujer de cuarenta años, dejó de gritar.

En ese momento, unos de los agentes más jóvenes subió hasta la habitación donde se encontraba "Gonzalo". Miró al detenido y le dijo al jefe del GEIN:

-Siempre soñé con éste día. Voy a ponerle las esposas a "Gonzalo".

Al escuchar al agente, quien se parecía un estudiante de secundaria, "Gonzalo" cruzó sus brazos como diciendo que no lo enmarrocaran.

Entonces el jefe del GEIN miró al joven agente, y le dijo:

-No lo hagas. Déjalo, no vale la pena. Es tan sólo un tigre de papel.

Algunos agentes salieron a dar la noticia a los demás integrantes del GEIN que se quedaron en la calle como seguridad. Pero no fue necesario. Ellos escucharon por las radios, y apenas se vieron, corrieron y en plena calle se dieron un fuerte abrazo. Se felicitaban, se persignaban y agradecían a Dios.

Un alto oficial de la policía que estaba en la fiesta frente a la casa donde se produjo la intervención, reconoció a un agente del GEIN y lo invitó a su celebración. El agente le contó sobre la captura de "Gonzalo", pero el oficial no le creía y le pidió que repitiera lo que estaba diciendo.

Luego lo felicitó y regresó corriendo a la fiesta. A los pocos minutos la música y los gritos se paralizaron.