POLÍTICA
23/06/96


ALVARO BARRIENTOS / EFEGabriel Urralburu entrega su voto a Javier Otano, en la sesión de investidura de 1991

Fulgor y muerte del socialismo navarro


La depuración total del Partido Socialista de Navarra, única salida frente a las sospechas de financiación irregular

FERNANDO GARCIA Enviado especial

El socialismo navarro está herido de muerte. Claro está que en su dimensión institucional todavía está a tiempo de renacer, pero tendrá que hacerlo a partir de sus cenizas. La ejecutiva federal del PSOE ha hecho bien en firmar el certificado de defunción de la dirección del partido en la comunidad foral. Los votantes, militantes y la sociedad navarra en general hubieran tardado siglos en perdonar a los cómplices --en el sentido político-- de quienes no sólo han destruido prácticamente al PSN y dejado para el arrastre la confianza de la propia ciudadanía local en sus políticos, sino que también han dejado maltrechos el honor colectivo, el prestigio y la buena fama de Navarra, que es lo que más les duele a los orgullosos ciudadanos de esta autonomía.


La estocada y la puntilla

Gabriel Urralburu dio la estocada y Javier Otano, la puntilla. Cuando el pasado martes "Diario de Navarra" reveló la existencia de una cuenta secreta a nombre del entonces aún presidente regional y de su esposa, Teresa Arcos, Javier Otano comprendió que todo había terminado. Llamó a Felipe González, le confesó la veracidad de la información, le aseguró que él y su mujer sólo pusieron la firma y le juró que lo hicieron convencidos de que el dinero era para una emergencia del partido. Y, finalmente, dimitió, como presidente, como secretario general del PSN y como parlamentario.
Todos los diarios tiraron de la hemeroteca y todos coincidieron en rescatar la misma frase, pronunciada por Otano en su toma de posesión, el 27 de julio de 1995: "Soy de los convencidos de que sin ética no hay política". Existe una frase anterior, correspondiente al acceso de Otano a la máxima responsabilidad al frente del PSN, en junio de 1994, que hoy parece una irónica admonición. Fue una bella expresión de reconocimiento al indiscutible liderazgo de Urralburu: "Yo no tengo todavía su autoridad política y moral".
Si el martes Felipe González se quedó helado ante el teléfono, a los más cercanos compañeros de Otano en Navarra el corazón se les salía del pecho. "En el partido no se lo esperaban; en la calle se habían oído rumores, pero en el PSN nadie los había creído."
En los primeros años en que gobernó Urralburu, que lo hizo entre 1984 y 1991, si España empezaba a presumir como país lleno de posibilidades, lo de Navarra era el colmo del optimismo. Aquello parecía Jauja: la Universidad, la Clínica Universitaria del Opus, los buenos indicadores de producción y empleo, el éxito de los Sanfermines y, al final de esa era, incluso el mejor ciclista del mundo. Hasta la derecha más recalcitrante se mostraba ufana de sus impecables, eficientes y hasta guapos gobernantes autonómicos, cuya conducta a todo el mundo parecía intachable.
"Hemos caído desde muy alto. Hace no muchos años yo habría puesto la mano en el fuego por Urralburu, por Otano y por todos ellos. Hoy no me atrevo a acercarla a las llamas por ninguno en absoluto", afirma un alto miembro de la magistratura pidiendo discreción. Ahora todas sus esperanzas se reducen a que, "por lo menos, esa cuenta (la de Otano en Suiza) no haya servido simplemente para su enriquecimiento". Y es que entre la hipótesis del lucro personal y la de la financiación de un partido existen diferencias de orden penal, pero sobre todo un abismo de orden moral.


Incremento patrimonial

Lo que queda del PSN está dividido entre quienes opinan que Otano es uno más de la lista de jugadores de ventaja que encabeza Roldán, y los que se inclinan por creer en parte las explicaciones del dimitido presidente. Aunque también los hay que ven ambas cosas a la vez. El consejero de la Presidencia, Federico Tajadura, levantó ampollas al declarar que las posibles corruptelas "parece que han podido estar ligadas a un proceso de financiación irregular del PSOE".
El portavoz parlamentario, Manuel López Mazuelas, pide pruebas que demuestren que hubo esa financiación ilícita. Es consciente de lo chocante que puede parecer que el PSN pasara de tener cuatro sedes en el año 1984 a contar en 1993 con catorce, más otras diecinueve nuevas oficinas de alquiler. En ese incremento patrimonial el partido invirtió cientos de millones de pesetas.
López Mazuelas justifica la existencia de recursos suficientes para afrontar el gasto, gracias sobre todo a los ingresos del grupo parlamentario (670 millones en el periodo indicado).
Hay, no obstante, una prueba clara de al menos un caso de financiación ilegal. Se trata del pago de doce millones de pesetas que la empresa del constructor Juan María Alfredo de Jove hizo a la empresa de sondeos CIES, por encargo de Urralburu, para sufragar un estudio sobre la situación política de Navarra.
Sea el caso Otano un asunto de finanzas irregulares, sea un nuevo ejemplo de utilización de la política en beneficio propio, o bien ambas cosas a un tiempo, las consecuencias para el PSN apenas varían. Sólo cabe una conclusión mínimamente aceptable, bien expresada por el portavoz del grupo municipal de Pamplona, Joaquín Pascal: "De esto debe salir un partido nuevo. Todos los que hemos tenido poder debemos dejar paso a nuevas caras. Es preciso una catarsis total".-


Copyright La Vanguardia 1996

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