El PSC llegó a saborear la felicidad completa


Serra destaca que los socialistas han conectado con la voluntad mayoritaria de los catalanes que rechazan al PP



RAMON SUÑE Barcelona
"Los socialistas hemos conectado con la voluntad mayoritaria del pueblo catalán." Con estas palabras celebró Narcís Serra el amplio triunfo y los excelentes resultados del PSC en Cataluña y, en consecuencia, el éxito de un campaña planteada como un combate entre Felipe González y José María Aznar. Fue la expresión de una satisfacción que, finalmente, no fue completa. Los votos obtenidos por los socialistas en Cataluña no pudieron evitar la victoria del PP en España, pero sí contribuyeron de manera muy importante a impedir la debacle del PSOE que pronosticaban las encuestas antes y después del cierre de los colegios.
En la sede central del PSC la noche fue pródiga en emociones, en subidas y bajadas de tensión. Ninguno de los dirigentes del partido dudó en un solo momento de la campaña de que, una vez más y como siempre, la candidatura encabezada por Narcís Serra sería la más votada en las elecciones generales en Cataluña. El resultado (un diputado y dos senadores más, y de propina una ventaja de casi diez puntos porcentuales sobre CiU) tampoco les sorprendió demasiado.
Sólo la derrota final por la mínima en el cómputo global de las elecciones empañó una noche que a punto estuvo de resultar gloriosa para el PSC. Cuando, sobre las nueve y media, el 30 por ciento del escrutinio apuntaba una ligera ventaja del PSOE sobre el PP, los militantes que llenaron el local de la calle Nicaragua estallaron de alegría. El milagro parecía al alcance de la mano. Hasta entonces sólo unos pocos, entre ellos el director de campaña, Josep Maria Sala, creían en él. Sala, sin embargo, jugaba con ventaja. Nada más cerrarse los colegios, y cuando los sondeos situaban al PP a tiro de piedra de la mayoría absoluta, el dirigente socialista catalán --que durante toda la tarde había estado en contacto permanente con Madrid-- ya anunciaba el "empate técnico" entre los dos grandes.
La primera aparición de Narcís Serra ante los periodistas y los militantes fue apoteósica. "Hemos ganado las elecciones en Cataluña", proclamó radiante, al tiempo que se comprometía a utilizar la fuerza que le habían otorgado los electores para "defender los intereses generales y mayoritarios de Cataluña."
A falta de veinte minutos para las once, el cabeza de lista del PSC por Barcelona repitió la entrada triunfal, esta vez en medio de las aclamaciones de los presentes y entre gritos de "Visca, visca, visca Catalunya socialista". Le acompañaban Josep Borrell, Raimon Obiols, Joan Reventós, Joaquim Nadal, Josep Maria Sala, Pasqual Maragall y Jordi Solé Tura. En suma, la plana mayor de un partido que en los últimos años ha pasado por todo tipo de convulsiones internas, pero que ha superado sin demasiados apuros todas las contiendas electorales que ha librado durante este periodo. Viéndoles juntos anoche, celebrando los resultados del PSC y el inesperado triunfo de manuel Chaves en Andalucía, nadie se acordó del congreso de Sitges ni de todo lo que vino después.
Narcís Serra prefirió deleitarse en el comentario a fondo de los resultados electorales en Cataluña. Declinó, en cambio, pronunciarse sobre los escenarios políticos que se abren a partir de hoy. Antes de que Felipe González reconociera públicamente la victoria del Partido Popular en España y certificara el paso de los socialistas a la oposición, el candidato del PSC llegó a insinuar la posibilidad, aunque muy remota, de una entente entre el PSOE e IU. "Hay una mayoría clara de españoles que está a favor de un gobierno de progreso", sentenció Serra. A quienes interpretaron su palabras como el anuncio de una posible coalición con la formación que preside Julio Anguita les corrigió, no obstante, al momento. Le bastó recordar que el diálogo con Izquierda Unida "ha sido muy difícil".
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