Martes 18 de junio de 1996 EXPERIENCIAS ESCOLARES • Premios Santillana 1996

Los jardines de Aranjuez, un aula excepcional para una
enseñanza viva

ALICIA MEDEROS, Madrid

Fuente de Neptuno, en los Jardines de la Isla
de Aranjuez, eje de la experiencia escolar.
«Me sorprende el talento, la creatividad y el entusiasmo con que estos docentes afrontan su trabajo». Con esta frase, José Antonio Fernández Ordóñez, presidente del jurado de la XVIII edición del Concurso de Experiencias Escolares de la editorial Santillana, resume el espíritu con que muchos docentes hacen su tarea diaria y, a la vez, el hilo conductor que hilvana la secreta relación que existe entre todos los trabajos presentados: el esfuerzo cotidiano de un montón de profesores por hacer realidad la escuela sin muros.

Y es que para todos estos docentes la experiencia didáctica trasciende con mucho las paredes de la propia aula. Todos llevan años experimentando métodos pedagógicos y todos coinciden en que la docencia no puede limitarse a la transmisión diaria de un montón de datos. Abundio García Caballero, profesor de Ciencias Sociales en el madrileño colegio público Santa Teresa de Jesús (Aranjuez), obtuvo el primer premio del concurso -centrado este año en el lema Conocer un momnumento - por su trabajo Mitos y Fuentes, un paseo por los jardines de la isla . «Llevo muchos años realizando esta experiencia con alumnos de entre 8 y 10 años. Salimos a pasear por los jardines de Aranjuez en cada cambio de estación; preparamos previamente estos paseos y uno de los alumnos hace de guía. Cada año es una aventura, una experiencia nueva, y un método de aprendizaje único».

Cuando se le pregunta a este entusiasta profesor cuánto hay de discurso y cuánto de valor pedagógico en este tipo de experiencias fuera del aula, da un respingo y contesta: ¿Valor pedagógico? Todo, por supuesto. Tendría que verlo: aprenden arte, mitología, sociales, naturales...; el aula está en la calle y hay que caminar hacia una escuela dinámica y de acción. Confío en que la LOGSE se plasme en este sentido».

Estética de la vida

Marcelino García Puente -segundo premio por El Monasterio de El Escorial, un libro de Historia- coincide con su colega de Aranjuez. Él realiza su experiencia didáctica con alumnos de primero de Secundaria en el colegio San Alberto Magno, «una cooperativa de profesores», puntualiza, y se muestra convencido de que ninguna otra práctica pedagógica presenta tantos alicientes para el profesor y para los alumnos. «No sólo aprenden historia y lengua sino que introducimos materias transversales como Educación para la Paz y animación a la lectura».

Juan Fernández Cursach es profesor del instituto de bachillerato Pedro Ibarra de Elche y uno de los siete accésit por su experiencia Mírame... tenemos tanto de que hablar , en torno a la Basílica de Santa María de aquella localidad alicantina. Éste el primer trabajo que trascribe a un guión didáctico: «Es una experiencia que llevo años poniendo en práctica, pero nunca me había sentado a escribirla y menos para un concurso. Ha sido una satisfacción doble. Se trata, básicamente, de generar una discusión creativa en torno al arte dentro del aula; trasladar la estética a cada una de las facetas de la vida».

Cursach se declara un profesor «privilegiado» en el sentido de que puede «hacer lo que quiere», -«Privilegio de los años», dice- y no le importa declarar que sus alumnos nunca suspenden: «Jamás suspendo; eso no es educar, la lucha por la nota no cabe en esta concepción de la docencia».


Volver al comienzo

Volver