Martes 11 de junio de 1996

Doctorado o 'master', mientras llega el empleo

CRUZ BLANCO, Madrid

Ha llegado el momento de clarificar la diferencia entre doctorado y otros estudios de postgrado como el master (anglicismo impuesto por el uso académico, frente a la castellana «maestría»). En los últimos años ha proliferado de tal manera la oferta de masters tanto de escuelas privadas como de las propias universidades que los jóvenes licenciados se pierden en un mar de confusión. ¿Cuáles son los masters de calidad? ¿Cuáles no? ¿Qué representa hacer un doctorado? ¿Y un master? Y, sobre todo, cuál es el papel del tercer ciclo en la sociedad actual y por qué razón los titulados universitarios deciden seguir cursos de doctorado o masters.

Para poder elegir, lo primero que tiene que tener claro el alumno es qué quiere hacer y en qué condiciones. El que desee tomar un tren rápido hacia la vida profesional y trabajar en puestos de gestión, claramente tiene que apuntarse a un master, de calidad eso sí. Serán uno o dos años de formación y con la seguridad casi total de conseguir un puesto de trabajo. Si, por el contrario, el recién licenciado quiere desarrollarse de una manera profunda y conseguir una capacitación técnica envidiable pero con el obstáculo de que nadie le asegura una colocación después de cuatro o cinco años de formación, entonces, tiene que decantarse por un doctorado, en el que la calidad no siempre está asegurada.

En la mayoría de los casos, el que ha acabado el doctorado y encuentra un puesto de trabajo suele ir a parar a la Universidad y organismos públicos de investigación. Aunque hay salvedades como las que se producen en las ciencias experimentales e ingenierías donde existen salidas en los departamentos de desarrollo y áreas técnicas de la industria. «Son de cuatro a cinco años de doctorado y, en muchos casos, dos más de estancia posdoctoral fuera de España en un centro de investigación puntero», especifica Julio Álvarez, vicerrector de investigación de la Universidad de Alcalá de Henares.

Marcar la diferencia

En el punto actual, el Consejo de Universidades (CU, organismo consultivo, presidido por la ministra de Educación donde están presentes los rectores de las 48 universidades públicas, 10 consejeros nombrados por el Parlamento y cinco por el Gobierno) ha visto la necesidad de marcar bien la diferencia entre doctorado y master y establecer un control de la calidad de los estudios de tercer ciclo en la Universidad. Para llevar a cabo este debate el pleno del CU se reunirá los días 3 y 4 de julio, previsiblemente en Alicante. La pretensión: introducir cambios, que podrían incluso modificar el decreto 185/1985 que regula el tercer ciclo.

Francisco Michavila, confirmado en el cargo por el nuevo equipo ministerial como secretario general del CU, afirma: «No está clara la distinción entre doctorado y master. Cada vez más se requiere un control de la calidad de los estudios de tercer ciclo. Está subiendo la demanda de los estudios de posgrado y hay ofertas engañosas que pueden llegar hasta la estafa».

Las dificultades con las que se topan los jóvenes diplomados para encontrar trabajo y la necesidad de completar la formación universitaria son las dos causas que explican que los recién titulados de hoy quieran seguir estudiando un tercer ciclo y, en algunos casos, sin necesidad de hacer una tesis doctoral.

Si el doctorado es la vía clásica para la formación de docentes e investigadores y el master representa una respuesta a la necesidad de una mayor preparación especializada para acceder a un puesto de trabajo, también implica dos caminos a explorar. «Y una modificación conduciría a que las universidades pongan su marca de calidad», afirma Francisco Michavila. Hasta ahora, sólo el doctorado tiene carácter de título oficial, los masters, incluso los universitarios, no.

El CU propone hacer una revisión de los planteamientos de los sistemas de calidad científica de las tesis doctorales, de los programas de doctorado y de los estudios de tercer ciclo en general. Esta revisión serviría también para dar a los master universitarios un carácter oficial y un mayor prestigio, frente a los muchos que proliferan sin orden ni concierto.

En la actualidad, y en el campo de los masters vinculados a la gestión empresarial, la calidad se encuentra no sólo dentro de la Universidad. En especial, en diez escuelas que imparten un MBA (Master Bussiness Administration). Algunas de ellas se colocan a la cabeza en cuestión de prestigio incluso a nivel internacional. Estos títulos, de carácter no oficial, y los que se adquieren en las mejores escuelas norteamericanas son los que se imponen en el mercado profesional de la gestión. «Para distinguir un buen master de otro que no lo es hay que tener en cuenta varios factores», afirma Carlos Trascasa, consultor de Boston Consulting Group y doctorado en la escuela de negocios más antigua del mundo, Wharton, creada en Philadelphia en 1881. «Para que un master merezca la pena», añade Trascasa, «su duración no debe ser inferior a dos años a jornada completa, con clases prácticas, relación directa con los presidentes de las empresas y habiendo tenido antes una experiencia profesional de dos o tres años».

Los mejores

Jaime Grau está cursando un master MBA en el Instituto Empresa de Madrid. Licenciado en ciencias empresariales por la Universidad Complutense, decidió meterse en el mundo de la práctica. El Instituto Empresa le exigió un buen expediente académico y profundos conocimientos de inglés, amén de pasar por las pruebas de admisión necesarias. Tiene 25 años y lo que quiere «es encontrar un trabajo», declara. «Ya me han surgido varias ofertas pero prefiero terminar el master».

El master representa una formación eminentemente práctica «y la mejor herramienta para tomar decisiones y calibrar las situaciones de riesgo», añade Diego del Alcázar, director del Instituto Empresa de Madrid, una de las diez mejores escuelas españolas junto con ESADE, ICADE, EAE, EOI, ESIC, IESE y EADA de Barcelona, ESTE e INSIDE, de la Universidad de Deusto, todas ellas miembros de la asociación de escuelas de administración de empresas, AEEDEM, que imparten un total de 2.000 títulos entre masters y cursos de especialización.

En el Instituto Empresa contratan a doctores universitarios para impartir sus clases de master. «Los utilizamos porque están bien preparados, muchos de ellos, en universidades punteras de EE UU», confirma Diego del Alcázar. A estas escuelas se dirigen, por ejemplo, empresas de cazatalentos como Heidrick And Struggles, para encontrar su presa , aunque para ellos un master en EE UU siempre tiene más valor. «Hay consultoras que priman los masters en USA», comenta Teresa Pareja, encargada de comunicación.

En España, el máster tiene todavía poca experiencia: «Han proliferado mucho», dice Julio Álvarez, «pero van a quedar depurados de cara al mercado de trabajo que exige una actualización permanente».

Volver al comienzo

Volver