El maestro soriano que decidió hacerse catalán


No responde al prototipo del político catalán. No forma parte de ninguna familia de tradición, basta con decir que nació en Almazán (Soria). A los 50 años ha llegado a una de las metas a las que podía aspirar aquel chico que a los 18 años ya era maestro en una escuela unitaria de la sierra de Soria. Su primer gran salto lo dio cuando se fue a Madrid a trabajar en una escuela. Allí se casó, tuvo dos hijos y empezó a estudiar Psicología por las noches. Al poco se convirtió en especialista en pedagogía terapéutica para niños con minusvalías mentales.
La tercera etapa de su vida empieza en 1975, al aprobar unas oposiciones para psicólogos de prisiones y ser trasladado a Lleida. "Tomamos la decisión de hacernos catalanes, sin renunciar a nuestras raíces. Tuvimos un tercer hijo y le pusimos Jordi; de haber sido niña se llamaría Meritxell". Aprendió el catalán sin necesidad de ir a clase. "Nunca he tenido problemas para hablar en catalán, aunque reconozco que quizás lo han tenido en algún momento quienes me escuchaban". En Lleida empezó a frecuentar tertulias políticas y conoció a tres de sus mentores: Duran i Lleida, Ernest Pérez y Mario Romeu.
A finales de 1983 saltó a la política, al ser nombrado director general de Serveis Penitenciaris. Un año después entra en UDC. Tras seis años en Justícia, es nombrado secretario general de Comerç, Consum i Turisme, "una experiencia apasionante para conocer el mundo empresarial". Era y es una carta segura de Unió para el Govern.


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