Lunes 8 de julio de 1996

Los dos candidatos a la presidencia de Ecuador se autoproclaman vencedores en las elecciones de ayer

YANA MARULL, Quito
El escaso margen de diferencia de resultados que ofrecían las encuestas a pie de urna entre los candidatos a la presidencia de Ecuador, el populista Abdalá Bucaram y el conservador Jaime Nebot, ha dejado en la incógnita a los ecuatorianos sobre quién será su futuro presidente tras las elecciones de ayer. Esta situación ha dejado margen a ambos candidatos para autoproclamarse vencedores, lo que pondría en duda esos resultados. A las 18.30 en Quito (1.30 de hoy en Madrid), los primeros recuentos extraoficiales daban ventaja a Bucaram con un 52,8% de los sufragios.

Las proyecciones no oficiales daban a Nebot un 47,2% de los sufragios por debajo del candidato del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Abdalá Bucaram, que acusó a su oponente, del Partido Social Cristiano (PSC), de haber propiciado un fraude informativo, de acuerdo con las empresas que han realizado las encuestas a pie de urna y les acusa de no divulgar su victoria, que él mismo ha proclamado.

Por su parte, el socialcristiano Jaime Nebot también se ha proclamado vencedor de las elecciones y su jefe de campaña, Heinz Moeller, ha pedido a la población que salga a la calle y se manifieste en favor de su candidato. «En política no importa con cuánto se gana, en la política como en el deporte importa que se gana», ha declarado Nebot.

Las encuestas a pie de urna contratadas por las cadenas de televisión y de radio del país daban menos de un punto de diferencia entre ambos candidatos, ligeramente favorable a Nebot, en una jornada que ha culminado dos meses de confrontaciones y campaña sucia que ha puesto en igualdad de oportunidades a los dos contendientes.

El candidato Jaime Nebot ha supeditado la aceptación del resultado a que el proceso electoral sea diáfano: «Lo menos que puede hacer un candidato consciente, caballeroso, es aceptar los resultados del proceso electoral, siempre y cuando, como esperamos, ese proceso electoral sea limpio, diáfano y con respeto a la voluntad del pueblo», declaró tras depositar su voto.

Nebot pasó la jornada electoral viajando por el país, actitud que algunos consideraron como proselitista, tal vez para arrancar los últimos votos que pudieran asegurarle una victoria que satisfaría a los sectores bancarios y empresariales del país, porque garantizaría la continuación de la actual política económica de corte conservador.

«Yo creo ser un hombre como el rábano, muy rojo por fuera pero blanco por dentro», aseguró por su parte Bucaram, quien dice que su imagen controvertida, con 44 juicios en su contra y varios exilios es ahora parte de su pasado, mientras que en la actualidad la presidencia «es una responsabilidad» que piensa «asumir con mucho amor».

Rodrigo Paz tiene claro el significado de un posible triunfo del populista Bucaram: «Una reacción del pueblo ecuatoriano, una rebeldía para decir basta, para pedir que trabaje en favor de nosotros, que se haga algo en favor del pueblo ecuatoriano». Paz perdió su oportunidad de ser presidente en la primera vuelta de las elecciones, cuando quedó cuarto con la izquierdista Democracia Popular.

La tranquilidad fue la tónica de la jornada electoral de ayer en Ecuador, a pesar de las amenazas de fraude electoral que en los últimos días se han cruzado los partidos de los candidatos.

Capitalismo humano contra el candidato de los pobres

Y. M. ,Quito
El más pequeño de los países andinos, de 11 millones de habitantes, que ha sido sacudido en el último año y medio por una crisis política sin precedentes y una guerra con Perú, se jugó ayer su futuro desarrollo en las urnas.

Las propuestas de cada candidato son opuestas, pero a pesar de ello, los dos candidatos han coincidido en su campaña en que es necesario invertir en obra social, que los analistas reconocen como el gran déficit del Gobierno del conservador Sixto Durán-Ballén, quien centró sus esfuerzos en equilibrar los índices macroeconómicos. Un reciente estudio del Banco Mundial confirma que la pobreza ha crecido en el país en los últimos cuatro años.

El conservador Jaime Nebot propone una economía social de mercado o un «capitalismo humano». En su intento por conseguir el máximo de votos en esta disputada campaña, el candidato socialcristiano trató de romper con su imagen autoritaria, defensor de los poderes económicos de su región natal, en la costa, y se lanzó a una espiral de promesas de tinte populista, de vivienda social, salud y tiendas de precios populares.

El populista Abdalá Bucaram se define como el candidato de los pobres y el abanderado de la lucha contra la oligarquía, que identifica con su opositor. Lo que se ha puesto en duda es que pudiera mantener la disciplina fiscal del actual Gobierno, lo que podría descontrolar la inflación.

Como Nebot, su imagen causa rechazos y afinidades. En su lucha por conseguir votos, también trató de moderar sus declaraciones, generalmente muy controvertidas, en las que se llama a sí mismo El Loco, o pide que se acabe con el uso de la minifalda.

Aun así, el candidato populista ha protagonizado una campaña mucho más llamativa que su oponente, en la que ha llegado a cantar El rock de la cárcel a sus detractores con el grupo uruguayo Los Iracundos, que lo acompañó en todos sus mítines. El miedo a que su propuesta genere inestabilidad en el país y a su carácter imprevisible ha llegado a generar un rumor de golpe de Estado, que ha sido categóricamente negado por las Fuerzas Armadas.


Volver al comienzo

Volver