Jueves 11 de julio de 1996

10.000 delegados de CC OO y UGT lanzan la primera señal a Aznar contra sus privatizaciones «ideológicas»

CARMEN PARRA, Madrid
Los sindicatos lanzaron ayer miércoles el primer aviso al Gobierno conservador. En una asamblea de 10.000 delegados, CC OO y UGT le advirtieron que si emprende las privatizaciones radicalizarán sus protestas. Los máximos dirigentes afirmaron que se trata de una enajenación dictada sólo desde la «ideología». El líder de UGT Madrid, Ricardo Martínez, preguntó: ¿Qué es más eficiente, Argentaria, o el Banesto de Conde?».



Un grupo de sindicalistas,
ayer en la asamblea
celebrada en Madrid (B. Pérez)
La defensa del sector público y del Estado de bienestar fue el denominador común de las intervenciones ante la asamblea de delegados de los secretarios generales de CC OO y UGT, Antonio Gutiérrez y Cándido Méndez, y de los responsables de las federaciones del metal, empleados públicos y Madrid. Todos intentaron desmontar argumentos que viene utilizando el Gobierno, tales como que el pase al sector privado de empresas no provocará una pérdida de empleo y que se hará mediante un proceso transparente.

Los ocho sindicalistas rechazaron también que todo lo público sea ineficaz y todo lo privado eficaz y Gutiérrez precisó que eso se lo creen «quienes tienen una fe liberal y un bolsillo que engordar». El líder de Comisiones Obreras mostró también su sorpresa de que hayan surgido tantos defensores de «menos Estado y más mercado». «¿Es que la derecha española se ha vuelto anarquista a estas alturas?», añadió.

La preocupación de Gutiérrez se extiende a la privatización de empresas públicas, ya decidida, y a los indicios de que se aplique también a la sanidad o la educación. El máximo dirigente de CC OO recordó en concreto una medida que le inquieta en la sanidad: el traslado de enfermos en lista de espera a clínicas privadas. Está convencido de que el sector privado «escogerá las dolencias menos costosas y no va a aligerar las listas de espera». También desconfía de los términos en que se está hablando de la «libertad en la enseñanza».

El secretario general de UGT reclamó al Gobierno «claridad y que no haga juegos de palabras». Por ejemplo, afirmando que ha aprobado un «plan de choque» para relanzar la economía, cuando según su criterio se trata de «una involución fiscal». O que diga que va a modernizar el sector público, cuyo resultado final calificó de «liquidación».

Para Cándido Méndez, la venta masiva de empresas tiene «muy poco de racional y mucho de clientelar para favorecer a grupos financieros». El dirigente de UGT, al igual que el de CC OO, subrayó el impacto que tendrá la privatización en el empleo. Y recordó que en algunas comarcas no hay ninguna alternativa privada, como es el caso de Ferrol, donde se han intentado planes sucesivos como la Zona de Urgente Reindustrialización, el Fondo de Empleo u otros que no han dado como resultado inversiones en la zona.

Las críticas de Méndez se distribuyeron entre el Gobierno y entre quienes, desde distintos ámbitos, se han manifestado a favor del Estado mínimo. Citó en concreto a los empresarios Carlos Espinosa de los Monteros y a Rafael Termes, sobre los que preguntó: «¿Qué son? ¿Agitadores, provocadores o precursores de lo que pretende hacer el Partido Popular?». También se preguntó sobre el papel de José Barea, director de la Oficina Presupuestaria, sobre quien tiene muchas dudas. No sabe si va por libre o dice la verdad en nombre del Gobierno.

Y después del primer aviso vendrán otros. Ningún sindicalista se olvidó de terminar su discurso con una advertencia al Gobierno si no rectifique su proyecto de privatizaciones y no abre un diálogo sobre las empresas afectadas. Rodolfo Benito le pidió que «tome nota». Ricardo Martínez aseguró: «Nos van a encontrar a todos los trabajadores de este país» en el caso de que el acto de ayer no haya sido suficiente. Manuel Fernánde Lito reiteró que la asamblea de ayer será «sólo el principio» si no se abre un diálogo. Antonio Gutiérrez advirtió que se intensificarán las movilizaciones. Cándido Méndez recordó al Gobierno que «su fortaleza es ilusoria porque su mayoría parlamentaria es exigua». Y el líder del Metal de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, lanzó un mensaje expreso al ministro de Industria, Josep Piqué: «Para que el diálogo se agote, primero lo tiene usted que abrir».

A los gritos de «huelga», Gutiérrez dice «todo llegará»

El líder de Comisiones Obreras empezó ayer miércoles su intervención afirmando que los sindicatos están «cargados de razones y dispuestos a seguir luchando». En ese momento, algunas voces aisladas interrumpieron el discurso coreando: «Huelga, huelga». Y Antonio Gutiérrez contestó de inmediato: «Todo llegará». Media hora antes de empezar los mítines, el recinto de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, con un aforo de 4.000 personas, estaba lleno a rebosar. Los organizadores colocaron un servicio de megafonía para los manifestantes que se tuvieron que quedar en los alrededores del edificio.

La insuficiencia del recinto fue el detonante de un pequeño incidente. Un hombre que había viajado durante toda la noche desde Galicia irrumpió en el escenario de forma airada y tiró el atril mientras gritaba que mucha gente se había visto obligada a quedarse fuera. En total acudieron a la asamblea 10.000 delegados de CC OO y UGT, desplazados desde todos los puntos de España, una cifra muy superior a la prevista por los organizadores, que habían desechado utilizar recintos mayores que el finalmente escogido.

El Estado se quedará con las obras de arte de las empresas que venda

EL PAÍS ,Madrid
Las colecciones artísticas de las empresas públicas que vayan a ser privatizadas continuarán siendo propiedad del Estado después de su enajenación, según dijo ayer miércoles el vicepresidente segundo Rodrigo Rato. El titular de Economía insistió en que el proceso de privatizaciones se hará de forma rigurosa y transparente y aseguró que la venta de participaciones públicas irá precedida de la liberalización de los mercados.

El portavoz del Partido Popular en la comisión de Industria del Congreso, Javier Peón, se mostró convencido de que «no habrá grandes puntos de desencuentro» con los sindicatos para la aplicación del plan de privatizaciones del Gobierno, cuyo objetivo, dijo, es la consolidación del empleo público industrial.

Peón aseguró que el plan del Gobierno conservador propiciará la participación de los agentes sociales en el proceso de privatizaciones, favoreciendo la garantía de «transparencia, imparcialidad y participación de la sociedad», algo de lo que «se ha carecido anteriormente», subrayó. En su opinión, la respuesta sindical se debe al «desconocimiento», por lo que anunció que el Gobierno hará un esfuerzo de información para que las centrales comprendan que va en su propio beneficio.

Privilegios sindicales

El presidente de la patronal de empresarios, CEOE, José María Cuevas, criticó ayer las protestas sindicales y aseguró que los delegados de empresas públicas «tienen razón para protestar porque ven en peligro los privilegios que tienen». En declaraciones a la emisora de radio COPE, Cuevas precisó: «Con ello no quiero decir que la reunión de delegados sindicales [10.000 delegados se juntaron ayer en Madrid] sea la defensa de intereses estrictamente personales, sino que no es exagerado constatar que estos delegados tienen sus propios privilegios y temen que las empresas vayan a tener un funcionamiento distinto al que tienen en la actualidad».

Desde el PSOE se acusó al Gobierno de «maquillar el déficit y hacer trampas con las privatizaciones». Así se expresó Juan Manuel Eguiagaray, portavoz socialista en la Comisión de Economía del Congreso, quien denunció que los grandes grupos financieros están tomando el control del país. Junto al ex ministro de Economía Pedro Solbes, Eguiagaray dijo que la política de privatizaciones del PP sólo servirá para enjugar el déficit en ejercicios concretos, mientras que la Unión Europea exige reducciones «estables».

Ambos dirigentes socialistas eludieron opinar sobre las movilizaciones sindicales, aunque Solbes subrayó que «ponen de relieve una falta de diálogo y de transparencia de la que tanto se presume». Para Eguiagaray, las posiciones de los sindicatos y del PSOE «no son iguales, aunque coinciden en algunos extremos».


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