Domingo 30 de junio de 1996

La Casa del Rey extrema la seguridad a un año del abortado atentado de ETA

ANDREU MANRESA, Palma de Mallorca
El Ministerio del Interior y los responsables de seguridad de la Casa del Rey han extremado para este verano los mecanismos de vigilancia y control en torno al Rey en Baleares, para blindarle durante sus vacaciones en el palacio de Marivent y evitar que se repitan los fallos de seguridad que ETA puso al descubierto el año pasado. La Casa del Rey quiere evitar resquicio alguno que ponga en peligro al Rey. Fuentes policiales admiten la existencia de preocupación por la descoordinación de servicios y por no haberse subsanado los errores operativos del año pasado.


El nuevo dispositivo fue pormenorizado el pasado miércoles, día 26, en una una reunión que se celebró en la Delegación del Gobierno en Baleares. En la sesión, calificada «de trabajo y no secreta», altos cargos del ministerio y de la Casa del Rey señalaron a los jefes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil sus tareas concretas. Se incidirá en el rastreo de los ámbitos que frecuentan los Reyes, el Príncipe y las infantas durante sus jornadas náutico-deportivas y sus salidas privadas, y se mantendrá la vigilancia sobre la posible llegada a Mallorca de personas del entorno de ETA.

Sin fracturar el clima tradicional de protocolo relajado y de ejercicio de sus tareas de Estado que don Juan Carlos imprime a sus jornadas de veraneo frente al mar, se acentuará la coordinación entre el habitual círculo de hierro que protege a la familia real y las actuaciones de los cuerpos y fuerzas exteriores .

Policías y guardias civiles locales y desplazados se concentrarán en los cometidos preventivos en puertos y aeropuertos y de supervisión sobre la población flotante en zonas turísticas cercanas a Marivent. En medios policiales, según un portavoz, se contempla una «alerta especial» por el «hecho nuevo» que suscitó el intento de magnicidio del verano anterior, en parte por «los fallos ocurridos».

El control aleatorio de la policía se centrará sobre viajeros o nuevos residentes sospechosos, mientras que el tráfico de embarcaciones deportivas en los puertos litorales corresponderá a la Guardia Civil. El tercer anillo de seguridad, que no compete directamente al cuerpo de escoltas de la Casa del Rey ni a la Guardia Real, lo asume habitualmente la unidad de policías de la llamada Operación Jornada, de 150 agentes.

«La seguridad de la familia real es regular y constante, la necesaria». Con esta fórmula ya habitual, un portavoz de la Zarzuela evitó el viernes comentar los posibles cambios, ofreciendo una apariencia de normalidad. «Siempre se pueden mejorar los mecanismos si han habido fallos, es lógico», añadió.

Catalina Cirer, delegada del Gobierno en las islas, reconoció que la citada sesión de trabajo de los jefes policiales respondió a la necesidad de concretar «nuevas pautas, planes específicos, cometidos y compromisos de operaciones para las diferentes fuerzas» que trabajan para garantizar la seguridad de la familia real. Cirer aludió a la «preocupación por lo que ocurrió y no se puede negar que habrá una intensificación de la vigilancia y un control más fuerte, en un clima de tranquilidad».

Los fallos en los dispositivos policiales rutinarios de prevención y control de alquileres de apartamentos cercanos al palacio real de Marivent posibilitaron en 1995 que no se detectara la instalación de un comando terrorista en un edificio situado a unos 200 metros de donde se encuentra el embarcadero del yate Fortuna en Porto Pi. Don Juan Carlos estuvo en el punto de mira de un rifle de ETA en varias ocasiones.

La primera muestra evidente del nuevo esquema para garantizar la seguridad del Rey fuera de palacio es el traslado del tradicional punto de amarre del yate Fortuna, en el muelle que ocupa en la base naval de Porto Pi, cerrada ya al tráfico portuario y a la circulación por tierra. El barco quedará atracado a más de seiscientos metros de distancia de los edificios y zonas públicas en los que se podría situar un hipotético tirador. El nuevo emplazamiento ha sido rodeado por una valla metálica de protección que impide la visión desde los alrededores. Desde hace años las aguas de la dársena naval están cerradas por una red submarina que impide el acceso o la navegación de artefactos teledirigidos.

Para preparar la tentativa de atentado contra el Rey en 1995, los terroristas de ETA detenidos alquilaron un piso en la bahía en Palma -en primera línea, cerca del recinto del palacio- utilizando un carné a nombre de una persona fallecida hacía meses. El control de las viviendas y el rastreo informático de contratos de alquiler habría permitido obtener alguna pista sobre su presencia.

El informe de 1995 sobre el plan la seguridad del Rey de la Jefatura de Policía de Palma entregado a la Casa Real afirmaba que se habían efectuado todos los controles en el entorno urbano. Los vecinos de la finca que ocupaban los miembros de ETA afirmaron que no tenían constancia de haber sido controlados por las fuerzas de seguridad.

El jefe del grupo terrorista, Juan José Rego Vidal, visitó Mallorca medio año antes. Luego, Rego, su hijo Iñaki y Jorge García Sertucha permanecieron 24 días en la isla. Los dos últimos estuvieron dos semanas detallando los movimientos del Rey, según consta en las anotaciones horarias que realizaron, fuera de control y sin que la policía conociera su identidad hasta el momento de detenerles. Vigilaban por la ventana desde la que tenían previsto disparar contra el Monarca.

«Por el frustrado atentado de 1995, era preciso que se exigieran responsabilidades. Pero nadie dimitió con motivo de los fallos de control, dirección y coordinación policial». Javier Relea, secretario general regional del SUP (Sindicato Unificado de Policía) reconoce desde la base policial que el programa de gestión de la seguridad del Rey va a cambiar y que «entre todos se intentará que no exista descontrol ni errores». Relea sabe que «el servicio se va a reforzar y que se efectuará con mayor profundidad», porque «el empeño y la preocupación son máximos».


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