Exteriores presionó al Gobierno de Canarias para que nadie recibiera a Castro y se limitara su estancia



Santa Cruz de Tenerife /Madrid. Servimedia / S. I.

El Ministerio de Asuntos Exteriores presionó al Gobierno de Canarias para que el dictador cubano, Fidel Castro, no fuese recibido por ninguna autoridad y quiso forzar una estancia de sólo dos horas, según aseguraron fuentes del Ejecutivo regional. Castro, que llegó en la tarde del sábado al aeropuerto Reina Sofía de Tenerife, en escala técnica desde Turquía, regresó ayer a La Habana, después de un recorrido turístico por la isla de Tenerife.

El conflicto comenzó el pasado jueves, cuando el vicepresidente cubano, José Ramón Fernández, llamó a Presidencia del Gobierno de Canarias para anunciar una visita privada de Fidel Castro de dos días, aprovechando una escala técnica en su viaje de regreso a Cuba desde Turquía, donde asistió a la II Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Habitat II). Dicha petición fue aceptada por el presidente canario, Manuel Hermoso, quien trasladó al Gobierno central la información sobre la visita del dictado cubano.

El Ministerio de Asuntos Exteriores respondió que no consideraba oportuna la visita de Castro debido a las «circunstancias actuales» y se limitó a autorizar una escala técnica de dos horas con la condición de que Castro no saliese del aeropuerto Reina Sofía.

La repuesta no convenció al Gobierno canario, que inició un forcejeo en las instancias del Gobierno de la Nación, interviniendo en las conversaciones el director general del Gabinete del Presidente, Pedro Rodríguez Zaragoza, quien conversó con Hermoso para analizar la situación.

Arias: Normas de cortesía

La polémica hizo que el director general de la Cancillería del Ministerio de Asuntos Exteriores se trasladara a Canarias y, tras un forcejeo dialéctico, se acordó reducir la visita de Castro de dos noches a sólo una, ya que el dictador quería recorrer las dos capitales canarias, como expresó hace unos meses el vicepresidente del Gobierno del archipiélago, Lorenzo Olarte.

Sin embargo, Inocencio Arias, director general de la Oficina de Información Diplomática, desmintió anoche a Efe que Exteriores desaconsejara a las autoridades canarias recibir a Castro. Arias indicó que Abel Matutes, ministro de Exteriores, habló el sábado con Manuel Hermoso y ambos estuvieron de acuerdo en que las más elementales normas de cortesía diplomática señalaban que un jefe de Estado debe ser recibido por las autoridades locales aunque sea en una escala técnica.

Al margen de esta polémica, nada más comenzar la estancia de Castro en Tenerife el sábado, en La Habana la vicedelegada de la alianza opositora Concilio Cubano, Gladys Linares Blanco, de 54 años, fue arrestada por oficiales de la Policía Política del régimen del dictador. Dos oficiales del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) se presentaron en el domicilio de la activista Linares Blanco pidiéndole que les acompañara sólo para conversar. Sin embargo, los dos agentes se la llevaron arrestada a un calabozo de la décima Estación de la Policía habanera sin dar ningún tipo de explicaciones a los familiares que en ese momento se encontraban con ella.

Su esposo, Humberto Monés, que denunció el arresto de su mujer al Grupo de Apoyo Concilio Cubano, afirmó que las autoridades policiales no le permitieron en ningún momento ver a su esposa y aseguró que teme por su integridad física.

Fidel Castro emprendió en la tarde de ayer viaje de regreso a la Habana. Durante la mañana recorrió el Parque Nacional del Teide y visitó el Ayuntamiento de Vilaflor, el más alto de España, a unos 1.500 metros de altura. Posteriormente recorrió las zonas turísticas de Los Cristianos, Playa de Las Américas, Torviscas y Fañabé, para concluir con una comida privada antes de regresar a Cuba.



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