Negociaciones después del 3-M

Pujol apela a la responsabilidad de la cúpula de CiU para votar sí a Aznar



JOSE ANTICH

BARCELONA. -- "Hay que votar afirmativamente la investidura de Aznar por responsabilidad política." Esta es la invocación que ha realizado en varias ocasiones el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, durante los encuentros que ha mantenido con otros dirigentes de CiU para encarar la negociación que tienen abierta con el PP. Una negociación que los propios nacionalistas son conscientes de que no van a poder cerrar de aquí a la sesión de investidura, por lo que se limitarán a exigir que el candidato popular a la presidencia del Gobierno realice ante el Congreso una gran declaración de principios que incorpore las principales reivindicaciones en materia autonómica. A cambio de ello, los 16 diputados del grupo catalán darían su sí al candidato popular, casi con toda seguridad en la primera votación.
En la cúpula de CiU se ha extendido la convicción de que las tres semanas que faltan para la sesión de investidura --para cuya celebración se baraja la semana del 22 de abril-- son insuficientes para concretar acuerdos con el PP.
Asuntos de gran complejidad técnica como el nuevo modelo de financiación autonómica, sobre cuyos aspectos, además, existe división en el seno de la propia coalición nacionalista, requieren de meses de negociación y de un interlocutor que controle las cuentas del Estado, algo que difícilmente puede darse sin estar ya en el Gobierno. Además, cualquier tipo de financiación debe ir acorde con los presupuesto generales del Estado para 1997, que el nuevo gobierno debe redactar y pactar con los nacionalistas.
Otro tanto sucede con la plasmación de compromisos que los populares están dispuestos a asumir, como es el traspaso de las competencias de Tráfico a los Mossos d'Esquadra. Un acuerdo que el PP también sólo podrá concretar cuando ya gobierne. Por todo ello, la alternativa que baraja CiU es que Aznar, en su discurso de investidura, formule una gran declaración de principios en la que asuma buena parte de las tesis nacionalistas.
En este sentido, dirigentes de CiU consideran que ese manifiesto programático debería incluir, como mínimo, el compromiso de concretar de inmediato un nuevo modelo de financiación que permita a las autonomías disponer de más liquidez y que acabe con los desajustes que impiden a Cataluña recibir la misma cantidad por habitante que otras comunidades con similares competencias. La declaración debería aludir también a la supresión de los gobernadores civiles y a la reforma de normas que, a juicio de CiU, vulneran las competencias autonómicas, como podría ser la ley de Costas.
Si las exigencias que se plantean son asumidas por Aznar, CiU respaldará su investidura como presidente en la primera votación. Los diputados nacionalistas han llegado a la conclusión de que abstenerse en la primera vuelta y votar afirmativamente en la segunda, que se convoca 48 horas después si el candidato no ha obtenido mayoría absoluta, les llevaría a una contradicción innecesaria habida cuenta de que Aznar siempre requerirá de este apoyo para resultar elegido.
Para que este escenario se convierta en realidad, la cúpula nacionalista, especialmente la de Convergència Democràtica, deberá convencer previamente a un notable sector de su militancia que aún se opone a pactar con el PP. Distintos miembros de la dirección nacionalista ya llevan unos días modulando sus mensajes ante los afiliados, a quienes trasladan una doble conclusión. La contradictoria estrategiaelectoral de intentar ser claves en Madrid y de plantar cara al PP pudo ser válida para la campaña, pero los resultados de las urnas obligan a renunciar a uno de los dos postulados. Y es aquí donde los dirigentes nacionalistas recurren a la parábola del caramelo, en la que el frenar a los populares sería el envoltorio que debe lanzarse, mientras que la voluntad de pactar con el Gobierno para obtener contraprestaciones sería el caramelo que comer.
Joaquim Molins abundó ayer en Manresa en la idea de que los nacionalistas buscan un compromiso solemne del líder del PP. El portavoz del CiU en el Congreso destacó que el voto de su grupo sólo será favorable a Aznar si antes "da garantías de que será posible una transformación del Estado en la dirección que defendemos los nacionalistas catalanes, respetando la realidad plurinacional, plurilingüística y pluricultural". En todo caso, el dirigente de CDC agregó que será el consejo nacional de su partido quien tome la decisión, "valorando las opiniones que nos llegan: algunas que piden el pacto y otras que nos dicen que si hay pacto abandonarán el partido", informa Felip González.
Jordi Pujol no quiso pronunciarse públicamente ayer en Vic sobre las opiniones, a veces contradictorias, que realizan sus correligionarios. Con su silencio, el líder de CiU quiso "evitar más confusión".
Copyright La Vanguardia 1996
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