POLÍTICA
24/06/96


Julio Anguita aboga por un amplio entendimiento de las fuerzas progresistas, PSOE incluido, para frenar la política de derechas que realiza el actual Gobierno del PP y apuesta por el diálogo y el debate entre estos sectores para lograr puntos de acuerdo que posibiliten una alternativa de izquierdas


La dirección de IU quiere que sean las bases de los movimientos progresistas las que propicien la unidad de las fuerzas de izquierda

Anguita cree que ha llegado la hora de unir a la izquierda para combatir el Gobierno del PP


El líder de IU insiste en que ha de ser su grupo quien dirija la alternativa de progreso

JOSEP M. ORTA

BARCELONA. -- Julio Anguita cree que ha llegado la hora de la izquierda y que ha de ser él el gran timonel que lidere la oposición al Gobierno de la derecha, aunque en colaboración con otras fuerzas políticas, sindicales y sociales, "ya que esta tarea no la puede hacer un solo partido". Anguita busca agrupar las fuerzas progresistas, entre ellas el PSOE, y lograr, basándose en el diálogo, puntos de encuentro común. En definitiva, está modificando su discurso de las dos orillas para buscar un frente más amplio.
Hace tiempo que el líder de IU prepara este viaje. "De la misma manera que cuando gobernaba el PSOE priorizábamos el enfrentamiento con la citada fuerza por ser ella el responsable de la gobernación, hoy la prioridad en el enfrentamiento es con quien ejerce esta política: el Gobierno del PP", afirma Anguita. Y aún añade que "uno es de izquierdas no por el carnet que tenga, sino por sus propuestas".


Avance insatisfactorio


Tras comprobar el mapa político resultante del 3 de marzo y calificar como "avance insatisfactorio" su fracaso electoral, Anguita ha cambiado las formas, aunque defiende la validez de su lucha de siempre contra el neoliberalismo: "El tiempo nos va dando la razón". Sus colaboradores añaden que "el mapa político ha cambiado y nosotros nos tenemos que adaptar a las circunstancias". Hoy ni el grupo parlamentario es el de antes ni los órganos de dirección son los mismos. Se acabaron las "pinzas" con el PP y las descalificaciones rotundas a un PSOE y a unos sindicatos con los que ahora busca puntos de encuentro.
Con el PSOE, en una desorientada oposición lastrada por los escándalos, la nueva cúpula de IU cree que es el momento de protagonizar la contestación al PP. Por ello, tratan de recuperar el espíritu inicial del documento fundacional de IU (27 de abril de 1986), que apelaba a la unión de los desencantados de la "actitud centrista" del PSOE y llamaba a la unidad de la izquierda.
Por ello, Anguita ya no habla de la utopía del "sorpasso" ni basa su discurso en las dos orillas. Ahora se siente llamado a ser el "pal de paller" que lidere la lucha contra la derecha. Sigue siendo el abanderado de la lucha contra Maastricht y sigue denunciando la política del Gobierno del PSOE, pero ahora cree que para que la izquierda recupere el poder necesita la colaboración, entre otros, de los socialistas. E incluso propone que, si no lo hacen las cúpulas, sean las bases las que lo impongan a sus direcciones. Sin embargo sigue exigiendo a Ferraz que haga autocrítica y depure responsabilidades como paso previo.
Cabe recordar que Julio Anguita ya había debutado en la política nacional (en su primer mitin como secretario general del PCE, en 1988) propugnando "pactar con el PSOE siempre que se dieran unas condiciones mínimas", e incluso tras las municipales de 1991 impulsó acuerdos de izquierda en los ayuntamientos donde PSOE e IU configuraran una mayoría.
Después vino el gran cambio, propiciado por Maastricht, pero ahí se quedó solo y su aislamiento parlamentario le llevó a radicalizar sus posturas. Su enfrentamiento con el PSOE quedaba reflejado por las inexistentes relaciones personales con Felipe González. Este punto le unía a José María Aznar, y así ambos políticos pactaban reglas de juego institucionales que defendían conjuntamente y que los socialistas, con gran habilidad, supieron transmitir a la sociedad como "una pinza".
El 3-M fue la gran oportunidad de la derecha. Ese mismo día tenía que serlo de IU. Sin embargo, las urnasle dieron la espalda. Ahora, en IU hay una considerable desorientación, mientras Nueva Izquierda exige un acercamiento al PSOE, en una línea de colaboración similar a la que mantienen los sindicatos. Por ello, Anguita empieza a enseñar nuevas cartas. Sin embargo, el escaparate de Madrid oculta una batalla de fondo que las familias de IU están afrontando en Andalucía y cuyo resultado puede condicionar el futuro de la formación.-


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