Las
familias españolas ya gastan más en pagar su vivienda que
en alimentación
El
desembolso en hostelería, ocio y cultura ha aumentado con rapidez
en los últimos años
CHARO NOGUEIRA
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Madrid
La
vivienda se lleva ya una cuarta parte del gasto de los españoles
(26,9%). Ha superado a la alimentación, que ostenta un segundo lugar
con matices: de cada 100 pesetas desembolsadas, 19,2 se dedican a la compra
para consumir en casa. A ello hay que sumar parte del gasto en restaurantes,
hoteles y cafés (9,3%), que se ha disparado. Así lo revela
un estudio publicado por el Instituto Nacional del Consumo. Además
de constatar grandes cambios en el gasto, propios del desarrollo, señala
que ricos y pobres tienden a homologar su consumo. Y a ahorrar poco.
El
estudio La estructura del consumo en España, presentado ayer
por la directora general de Salud Pública y Consumo, Dolores Flores,
revela profundos cambios en los hábitos de gasto de los españoles.
El trabajo, realizado por el profesor Alfonso Rebollo, de la Facultad de
Económicas (Universidad Autónoma de Madrid), estudia la evolución
del consumo desde 1958 hasta finales de los noventa, desde las vísperas
del Plan de Estabilización hasta la época del crecimiento
sostenido.
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Necesidades a cubierto. En 1958, más del 80% del gasto se dedicaba
a las tres funciones básicas del consumo: alimentación, abrigo
y vivienda. En 1996, esas necesidades sólo requerían el 60%
del presupuesto familiar. El resto se podía dedicar a bienes más
prescindibles.
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Vivienda, a la cabeza. Desde 1998, la vivienda ocupa el primer puesto entre
los grupos de gasto. Si se incluye el coste de los suministros domésticos
(gas, agua, electricidad, teléfono) se lleva el 26,9% de los desembolsos
en consumo. Sin embargo, en 1958 el piso sólo suponía el
5% del gasto por persona (véase gráfico).
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Comer fuera de casa. La alimentación ha quedado relegada al segundo
lugar, con el 19,2% del gasto. No obstante, a ese porcentaje hay que añadir
parte del desembolso en restaurantes, cafés y hoteles (9,3%). 'Éste
es uno de los mayores cambios. Ahora, parte del gasto en alimentación
se efectúa mediante la compra de servicios', afirma Alfonso Rebollo.
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Más servicios que bienes. El gasto en servicios gana terreno frente
a la adquisición de bienes. 'Esta tendencia general se mantendrá',
augura el autor del estudio. El ejemplo de la alimentación es claro.
En 1998, por cada 100 pesetas gastadas en hacer la compra doméstica
se desembolsaron otras 40 en comer fuera de casa. Por otra parte, en el
capítulo de los bienes destaca el aumento del gasto en productos
de consumo importados: se triplicó en los años noventa.
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Ocio, gasto creciente. El estudio aborda el ritmo de cambio de las pautas
de consumo en los últimos años. Entre 1986 y 1996 ha crecido
lentamente el desembolso en alimentación (excepto conservas y refrescos),
seguido del vestido y el calzado. Otros gastos como la vivienda, los alquileres
y el mobiliario han tenido un ritmo medio de aumento. En cambio, se han
elevado rápidamente los desembolsos en hostelería, espectáculos,
enseñanza, cultura, grandes electrodomésticos o servicios
de salud (sobre todo el gasto farmacéutico). Al ocio y la cultura
se dedica el 6,1% del gasto. También ha crecido el consumo de bienes
vinculados a las nuevas tecnologías.
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Ricos y pobres. El estudio señala que los hábitos de consumo
y el volumen del gasto tienden a aproximarse, al margen del nivel de ingresos.
Desde los años ochenta, los grupos de menor renta han incrementado
sus gastos conforme crecían sus ingresos. Los sectores más
boyantes han aumentado sobre todo el desembolso por servicios financieros.
'La diferencia se acorta por el mayor gasto relativo de los grupos de menor
renta', señala el estudio.
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Menos ahorro. En 1970, los españoles guardaban 13,4 pesetas de cada
100. En 1994, sólo ahorraban 10,50. En Navarra, La Rioja o Teruel
el porcentaje de ingresos sin gastar es superior a la media nacional, según
el estudio, que recoge datos provinciales de 1993. Por debajo se sitúan
Jaén, Cádiz o Sevilla, que también disponen de rentas
familiares inferiores. Para el profesor Rebollo, el estudio deja claro
que el porcentaje del consumo sobre la renta nacional se mantiene estable
desde 1970. Además, el aumento de la presión fiscal sólo
perjudica el ahorro. 'Nos gastamos todo lo que podemos', sentencia.
Legumbres
caen, congelados suben
El
consumo cambia; la dieta, también. Entre 1987 y 1996 ha bajado fuertemente
el gasto en alimentos que requieren una preparación. En cambio,
se ha disparado el desembolso en platos preparados que permiten ahorrar
tiempo en la cocina. Según el estudio La estructura del consumo
en España, presentado ayer, la compra de legumbres ha bajado
el 36,4%. Mayor ha sido la caída del azúcar (45% menos) o
la margarina (45%). Otros productos cuyo consumo ha descendido son las
patatas (26,7%), la fruta fresca (22,5%), los huevos (26,2%), el arroz
(27,3%), el vino (26,4%) y otras bebidas alcohólicas (36,9%). En
paralelo, el consumo de platos preparados se ha disparado un 177% en la
década de referencia. También han crecido las frutas y hortalizas
transformadas (59% más), los derivados lácteos (85,3%), los
zumos y las aguas minerales (153% en ambos casos). El consumo de carne,
creciente entre 1964 (25,5 kilos por persona) y 1977 (69,2 kilos), se estabilizó
durante los años ochenta y noventa. En 1999 se apreció un
ligero descenso (64,9 kilos). |