INMIGRACIÓN EN ESPAÑA
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Un viaje desesperado hacia lo incierto

Las costas del sur de la Península y de Canarias registraron en el año 2000 la mayor afluencia de inmigrantes de la historia; más de 15.000 personas fueron detenidas y decenas de ellas perdieron la vida en el intento
  

Un grupo de inmigrantes llega a las costas de Tarifa a bordo de una pequeña embarcación (Efe).
 
El tráfico de pateras entre las costas africanas y el territorio español experimentó durante el año 2000 un crecimiento exponencial respecto a años precedentes. El Estrecho de Gibraltar vivió el mayor tráfico de pequeñas embarcaciones conocido hasta entonces; decenas de personas que buscaban una oportunidad en la otra orilla perdieron la vida. 

A finales de diciembre, la cifra de inmigrantes que habían intentado entrar en el país por vía marítima superaba los 15.000 (15.365), lejos de los 3.569 interceptados durante todo el año 1999, según la Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración. Un tercio de estos inmigrantes son mujeres que en muchos casos llegan en avanzado estado de gestación. 

Estos inmigrantes llegaron en más de 780 pateras interceptadas en las costas del Estrecho. Los datos no incluyen a los que lograron colarse ni a los que entraron legalmente por las fronteras con dinero suficiente y visado de turista para estar tres meses. Tampoco se contabilizan los desaparecidos ni las decenas de inmigrantes fallecidos en naufragios. 

Durante el año 2000, el ocupante de patera ha sido en su mayoría subsahariano (Nigeria, Ghana y Sierra Leona), mientras que en el 99 eran los magrebíes los más numerosos. 

Al margen de los problemas de atención puestos de manifiesto con el colapso de los centros de acogida y de las comisarías de los puntos de llegada, la repatriación hacia estos países representa grandes problemas ya que, al contrario de lo que ocurre con Marruecos (país con el que España tiene firmado un convenio), la expulsión no es posible en menos de 72 horas. 
 

Otras formas de llegada a la Península 

Pese a que las pateras son el medio más frecuentado por quienes intentan alcanzar nuevas oportunidades para subsistir, hay otras fórmulas, también arriesgadas, de probar suerte. 

Camiones y furgonetas. Muchos inmigrantes, en su mayoría jóvenes o adolescentes sin medios para pagar a las mafias, cruzan el Estrecho ocultos en los bajos o en los remolques de los camiones que llegan a España a bordo de transbordadores. Esta práctica, que ha llevado a un endurecimiento del control de los vehículos procedendes del norte de África, les permite llegar a zonas del centro y del norte de la Península. 

En ocasiones, son también las mafias las que organizan viajes clandestinos en furgonetas. El 20 de junio de 2000, la Guardia Civil interceptó en Mijas (Málaga) una furgoneta con 37 inmigrantes sin papeles hacinados en su interior. Llevaban cuatro días sin apenas comer y beber y viajaban agolpados en la caja de la furgoneta, cerrada con llave y de apenas seis metros cuadrados de superficie y dos de altura. 

Los 33 marroquíes y 4 argelinos tuvieron que forzar la puerta para que entrara un poco de aire. El vehículo, alquilado, procedía de Cádiz y presumiblemente se dirigía a Murcia. 

Los vehículos desplazados por las atracciones de feria que durante los veranos hacen escala en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla suelen servir también de improvisado escondite. Durante el 2000, la policía detuvo a 300 personas que intentaron llegar a España por este medio. 

Barcos pesqueros y de transporte. Los barcos son interceptados en medio del Mediterráneo por las patrullas costeras en busca de inmigrantes. Los marineros son detenidos. 

El País