Los académicos destacan que el español
y el inglés son las únicas lenguas que avanzan
Ignacio Bosque augura un debate sobre qué norma lingüística
deberá aplicarse
EL PAÍS, Madrid
La posible enseñanza obligatoria del español en las
escuelas de Brasil "es una noticia excelente para el idioma y la cultura
española", han coincidido en valorar representantes de dos generaciones
de académicos de la Real Academia Española, Fernando Lázaro
Carreter e Ignacio Bosque. "Está claro que el español y el
inglés son las únicas lenguas que avanzan en el mundo", ha
dicho el primero. Bosque apunta el debate sobre qué norma lingüística
deberá aplicarse, si la española o la hispanoamericana. Hoy,
más de 330 millones de ciudadanos del planeta se comunican en español.
Ignacio Bosque.
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En opinión de Lázaro Carreter, "ambas lenguas [español
y portugués] saldrán ganando" con esta experiencia educativa,
si bien entiende que "nunca este tipo de convivencias idiomáticas
se hacen impunemente. Nunca los bilingües son tales", recalca. "Siempre
habrá una ósmosis".
Para Ignacio Bosque, catedrático de Filología Española
en la Universidad Complutense de Madrid, una cuestión que habrá
que debatir es qué español se va a enseñar en las
escuelas brasileñas. "No sé si se ha abordado todavía
este tema desde España. Teniendo en cuenta qué países
rodean a Brasil, tendría más sentido que fuera la norma hispanoamericana.
Hay algunas diferencias léxicas y sintácticas que son las
que se van a encontrar los brasileños en los países que tienen
de vecinos".
El acercamiento linguístico hispano-brasileño no es, sin
embargo, un fenómeno nuevo, indica Bosque. "Ya son muchos los brasileños
que hablan español. Un buen ejemplo es que, por primera vez, el
presidente de la Asociación Linguística de América
Latina (Alfal) es un brasileño".
El lingüista norteamericano Steven Fischer declaraba recientemente
a la revista brasileña Veja su convencimiento de que en el
futuro los ciudadanos del mundo, que hoy se comunican en 6.800 idiomas,
lo harán fundamentalmente con tres: inglés, chino y español.
Las nuevas tecnologías y la potencia política y económica
de Estados Unidos favorece al primero. Pero la pujanza demográfica
de los hispanos en la Unión configuran a este país como algo
que ya ha definido el propio presidente Bill Clinton: el segundo país
hispanohablante del mundo.
De los 250 millones de estadounidenses, casi 31 son hispanos, según
los últimos datos de la oficina del censo de EE UU. Y el idioma
en el que se expresan no es sólo una herencia materna de cientos
de miles de inmigrantes, sino también una apuesta de moda y de futuro
entre los estudiantes. El español es el segundo idioma elegido por
el 80% de los estudiantes de secundaria de Estados Unidos, donde no es
obligatoria esta enseñanza, según datos del anuario del Instituto
Cervantes. En este informe se calcula que, a mediados de este siglo, un
6% de la población mundial hablará el idioma de Cervantes.
El número de hispanohablantes en el planeta supera los 330 millones.
En 21 países es la lengua oficial.
De todas formas, el auge del español no transita precisamente
por un camino de rosas. En Estados Unidos libra continuas batallas contra
los intentos públicos y privados por frenar su crecimiento. El Estado
de California prohibió recientemente en las escuelas la enseñanza
bilingüe que incluía al español. Y cada vez son más
las empresas que aplican políticas internas de english only
para evitar tentaciones.
Nada de esto vale en campaña electoral. O todo vale, visto de
otra forma, en la caza del voto. Bill Clinton empezó a usar el español
en algún discurso en 1998 y hoy le imitan los candidatos a sucederle
en la Casa Blanca, Al Gore y George W. Bush, colgando páginas de
Internet en este idioma. Curiosamente, en este país se venden más
libros en español que en Chile y Venezuela juntos, según
datos del Ministerio de Cultura de 1998.
Las batallas se libran también cerca de la casa matriz. A finales
de 1999, España amenazó con boicotear los consejos informales
de ministros de la Unión Europea si prosperaba el proyecto de imponer
el alemán, además del francés y el inglés,
como idioma oficial de trabajo, en detrimento del español. Los ojos
siguen vigilantes para que ningún boletín informativo ignore
un idioma que, por cierto, está escogiendo el 65% de los estudiantes
franceses de secundaria.
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