Shakira
triunfa en Madrid al presentar su disco 'Servicio de lavandería'
La
cantante actuó anoche en La Riviera
FERNANDO MARTÍN
|
Madrid
Es
una megaestrella en Colombia, país en el que, desde que apenas levantaba
medio metro del suelo, encandilaba a los niños de los colegios,
adonde la llevaban para que bailara la danza del vientre. Esta curiosa
habilidad, que le viene sin duda a través de su herencia paterna,
la mantiene, convirtiéndola en uno más de los puntos de interés
que posee esta joven pequeña, de melena larga y salvaje y estampa
rockera. Ayer consiguió concitar la atención de medios de
24 países, que desplazaron a sus enviados a una sala de medio aforo
a orillas del Manzanares para ver hasta donde puede llegar la colombiana.
Anoche
era la quinta vez que Shakira, sus padres y su novio, Antonio De La Rúa,
aparecían por España. El motivo de una visita tan larga había
sido la grabación del vídeo de su segundo sencillo, el tema
Te
dejo Madrid. Por cierto, nadie, ni siquiera ella, pudo explicar con
un poco de credibilidad a qué se debía el haberle dedicado
una canción a la capital de España. Shakira, escurriéndose
como un pez, contestó a quien le preguntó: "¡Cómo
no dedicarle una canción a una ciudad tan bonita como Madrid!".
Que es como no haber dicho nada. El caso es que dicho vídeo se grabó
en una habitación del Hotel Ritz, en calles céntricas de
Madrid y, principalmente, en la plaza de toros de Aranjuez. Allí,
la réplica se la daba un torero encarnado por un modelo español
desconocido. Después de tanto ajetreo laboral, parece ser que a
la joven colombiana apenas le han quedado fuerzas para pasear por la noche
madrileña, a excepción de una ocasión en la que Shakira
y el hijo del ex presidente argentino, Fernando De La Rúa, salieron
a cenar.
Anoche,
los aledaños, las puertas y hasta algunos rincones de la sala estaban
adornados con lavadoras de atrezzo, conforme al título del
último disco de Shakira: Servicio de lavandería. Este
título viene, según su autora, de este último período
vivido por la cantante, que ha sido de "autolavado, limpieza y purificación".
La sala está atiborrada de público y de periodistas, que
apostaban sus cámaras en dirección al escenario. Este había
ganado espacio con respecto al resto del recinto. La compañía
discográfica de la cantante parecía haber tirado la casa
por la ventana y la bebida en las barras VIP era gratuíta, mientras
un grupo de señoritas pasaba bandejas de sabrosas viandas. Los fans
que
estaban a pie de pista, en cambio, debían contentarse con pagar
por bebidas sin alcohol, como avisan algunos carteles. Bueno, con eso y
con la cercanía de su artista favorita.
Un
tango y un velo
Por
fin, el locutor Tony Aguilar introduce a la estrella, que sale rodeada
de una numerosísima banda de músicos. Suenan los acordes
de un tango. Un bailarín asoma por un lado. Por el otro, una joven
con un velo que le cubre la cabeza sale y amaga unos pasos con el bailarín,
pero lo cierto es que no les queda muy bien. Ella se quita el velo y es,
naturalmente, Shakira. Menudita, aunque de proporciones armoniosas, la
cantante ataca uno de sus temas nuevos en inglés, Underneath
your clothes. La cosa suena a rock latino de diseño, a lo Ricky
Martin. Después se adentra en el castellano con el tema Ojos
así y mejora. Pero, a estas alturas, sus fans han entrado
ya en fase de adoración y ella les corresponde con una exhibición
de danza del vientre, hipnotizando con su ombligo a cualquiera que atreva
a quedársele mirando fijamente.
Suena
otro tema de rock en el que ella se cuelga una guitarra acústica,
que no le pega demasiado, para finalizar interpretando la versión
en inglés de Suerte, el explosivo single que ha hecho
explotar de éxito su último disco y que en la lengua de Shakespeare
se llama Whenever, whenever. Cambia la lengua, pero se mantienen
los sonidos andinos y ese baile tremendamente pélvico con el que
Shakira capta la atención de cualquiera que tenga ojos en la cara. |