El País Digital
Martes 
14 noviembre 
2000 - Nº 1656
 
SOCIEDAD
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Los padres de un colegio público de Ceuta impiden la escolarización de 30 marroquíes 

La fiscalía ordenó que los menores, en situación de desamparo e indigencia, recibiesen clases 

ROCÍO ABAD, Ceuta 
Un grupo de padres de alumnos del colegio público Juan Morejón, en Ceuta, impidió ayer la entrada en el centro de unos 30 marroquíes que la Fiscalía de Menores había ordenado que fuesen escolarizados. Los adolescentes, con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años, procedían de un centro de acogida, donde ingresaron por su conflictividad social. En su mayoría son menores en situación de desamparo e indigencia que llegan a Ceuta tras burlar los controles en la frontera y que se quedan en la ciudad hasta que las autoridades localizan a sus familiares. "¡Aquí no queremos indocumentados, y si tienen que ir a un colegio, que los lleven a otro!", les gritaron los padres al verlos bajar del autobús. 
 
Los padres del colegio público Juan
Morejón impedían ayer acceder 
al centro a la policía (EFE).
A las tres de la tarde, cuando los menores marroquíes bajaron del autobús especial que les condujo al colegio, los padres españoles formaron un cordón alrededor de la puerta principal del edificio. Durante más de una hora ni siquiera dejaron acceder a su interior al director provincial de Educación, Pedro Gordillo, que fue zarandeado por las madres cuando intentó que los ánimos se calmaran. Tras unos momentos de tensión entre los padres y los monitores, los niños marroquíes volvieron a subir al autobús sin recibir las cinco horas lectivas a las que tienen derecho. Al colegio acudieron dos dotaciones de la Policía Nacional, que tampoco pudieron entrar en el edificio escolar.
 
 

Gordillo aseguró más tarde que no entendía "bajo ningún concepto" la actitud de los padres que calificó de "lamentable".
 
 

La asociación de padres de alumnos ha anunciado que hoy ninguno de los 700 escolares del Juan Morejón acudirá a clase mientras persista la actitud del Ministerio de Educación y Cultura de escolarizar allí a los menores de Marruecos. "No son niños como los demás", afirmó la presidenta de la asociación de padres, Lourdes Mateos, quien insiste en se trata de menores "muy conflictivos, que inhalan pegamento, cometen actos delictivos y son poco de fiar".
 
 

La asociación de padres de alumnos, tras afirmar que en el rechazo no subyace ningún sentimiento racista o xenófobo, señaló que el colegio elegido no es el más cercano al centro en el que están acogidos los menores.
 
 

"En este colegio hay muchísimos niños musulmanes, cuyas madres también están hoy aquí y con los que no hay problemas de convivencia", añadió un portavoz de la asociación, que acusó a la Administración educativa de ocultarles información y de querer integrar a los niños "a pesar de que no conocen el idioma y de que son unos delincuentes en potencia".
 
 

Indignación de los docentes
 
 

Entre los educadores, el sentimiento era de indignación. "Tienen los mismos derechos que los demás", afirmaba la monitora África Cózar. "Estos niños son poco conflictivos, no dan mucha guerra y tienen muchas ganas de aprender a vivir", añadió.
 
 

Este grupo de niños inició la semana pasada su escolarización en otro colegio, el Andrés Manjón, más cercano a la residencia de acogida. Pero unas obras han impedido que siguieran recibiendo sus clases. Por este motivo, el Ministerio de Educación decidió trasladarlos a otro centro, aunque sin avisar previamente a los padres.
 
 

"No sabemos en qué condiciones están los niños, si han pasado controles de sanidad, porque a los nuestros se los exigen", indicó Mateos. "Nos parece una barbaridad y es hasta peligroso, no sólo por las enfermedades, sino por la agresividad que tienen. Hay que tener cuidado y, ante todo, tenemos que preocuparnos por nuestros hijos", añadió.
 
 

Los marroquíes no iban a recibir las clases por la mañana junto a los otros escolares, sino en turno de tarde, entre las tres y los ocho de la noche, durante cinco horas lectivas. Los padres sospechan que, a pesar de que no coincidirán en el aula, "el objetivo es distribuirlos, camuflarlos y que vayan todos juntos por la mañana".
 
 

En Ceuta hay otros 20 niños inmigrantes, de nacionalidad argelina y paquistaní, que ya han comenzado a asistir regularmente a clase en un programa educativo que pretende la integración paulatina en el sistema educativo español de estos menores, con edades comprendidas entre los 6 y los 16 años. La iniciativa fue promovida por el Ministerio de Educación a través de un acuerdo con la Cruz Roja, que se encargó de seleccionar a los docentes, que sólo imparten clases a estos menores, preferentemente de lengua castellana. El objetivo es facilitar la integración posterior en aulas con escolares españoles, así como que adquieran nociones de lectura, escritura y cálculo básico. Con estos menores no ha habido problemas, a diferencia de con los marroquíes.
 
 

Estos últimos viven desarraigados, no poseen vínculos familiares en Ceuta y subsisten gracias a un centro a cargo de la Consejería de Salud Pública y Bienestar Social de Ceuta, que fue la institución que pidió al Ministerio de Educación la escolarización obligatoria de los 40 niños que tiene en el centro especial San Antonio. No obstante, el número de menores "transfronterizos", denominación oficial al ser chicos que llegan a Ceuta desde localidades vecinas en Marruecos sorteando los pasos fronterizos, se eleva a un centenar. La gran mayoría pasa en la sede de acogida el tiempo imprescindible y tiene dificultades para integrarse en el sistema escolar. Acusados de cometer pequeños actos delictivos, son considerados un colectivo conflictivo para educadores y cuidadores del centro.
 
 

La Policía Local los suele encontrar por la calle, y especialmente en el puerto, y los traslada a este centro, ya que se prohibió expresamente que fueran llevados a la frontera marroquí en tanto las autoridades españolas no encontraran a sus familiares. Además, tampoco está clara la situación administrativa en la que se encuentran, por lo que la tutela recae en la Fiscalía de Menores y en la Ciudad Autónoma, que es la institución que tiene estas competencias. 

Un centro premiado por promover la tolerancia 

El colegio público Juan Morejón, donde se han registrado los incidentes, ofrece una buena radiografía de la sociedad de Ceuta. Muestra lo que en el futuro será la realidad local, en la que 30.000 de sus 75.000 habitantes profesan la religión islámica y su origen es bereber. Hoy por hoy, 4.000 escolares ceutíes con menos de 14 años son musulmanes y magrebíes. Casi todos acuden a clase en centros públicos. El porcentaje de fracaso escolar es del 30%.
 
 

En el Juan Morejón, el porcentaje de escolares musulmanes es cercano al 30%. Esta cifra es algo inferior a la media de centros de primaria de Ceuta, donde hay un 50% de alumnado de origen magrebí y nacionalidad española.
 
 

El Juan Morejón está considerado en Ceuta como un centro privilegiado en instalaciones y en métodos de enseñanza. Construido hace 16 años, en sus aulas conviven cristianos, hebreos y musulmanes gracias al esfuerzo sostenido de una plantilla compuesta por 39 profesores, que ayer observaban sorprendidos y poco complacientes la actitud de los padres. El centro, de hecho, fue galardonado hace dos años con una distinción por su calidad educativa, precisamente por promover entre el alumnado los valores de tolerancia y convivencia.
 
 

"Todo lo contrario a lo que los padres están fomentando con esta postura", explicaba una de las maestras. 

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