Lunes, 14 de mayo de 2001

ELECCIONES EN EL PAÍS VASCO 
Ibarretxe consigue una clara victoria a costa del hundimiento de EH

El PP, a 13 escaños del vencedor, se consolida como segundo partido mientras EH pierde la mitad de sus parlamentarios 
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Ibarretxe abraza a Arzalluz, anoche, en la sede electoral del PNV en Vitoria.(GORKA LEJARCEGI)

 

A. LANDABURU / J. RIVAS | Bilbao 

Ibarretxe logró al final la "marea de votos" que había pedido a los ciudadanos cuando el viernes cerró campaña en Bilbao. El nacionalismo democrático, después de 21 años de elecciones autonómicas, mantiene su hegemonía política en Euskadi. El lehendakari, tras verse obligado a adelantar año y medio los comicios por el bloqueo parlamentario absoluto en que se encontraba su Gobierno, llevó ayer a la coalición PNV-EA a un resultado que los nacionalistas moderados no disfrutaban desde los comicios de 1984, antes de su escisión en dos formaciones. Ibarretxe, quien una vez conocidos los resultados llamó a a "administrar con inteligencia" y "sin rencor" su victoria, supera ampliamente las dos metas que se había puesto su propio partido: 30 escaños (obtiene 33, a cinco de la mayoría absoluta) y el medio millón de votos (sube hasta los 600.000).

El Parlamento vasco que arrojan las urnas, en las elecciones autonómicas con mayor participación de la historia en Euskadi, muestra la división en dos bloques que se acercan como nunca antes: 40 diputados de formaciones nacionalistas y 35 de partidos estatales. Menos de 90.000 votos separan a ambos grupos, pero el voto nacionalista se concentra prácticamente todo en la coalición del actual lehendakari en funciones.

Con los resultados en la mano, Ibarretxe, como pretendía, podrá ser investido por segunda vez consecutiva como presidente sólo con los votos de su grupo, ya que supera por uno a la suma de populares y socialistas y puede dar por sentado que los otros dos grupos de la Cámara no apoyarán a sus rivales.

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, daba anoche por sentado que su partido no necesitará de nadie para formar gobierno. Arzalluz, quien no dejó de recalcar que los nacionalistas gozan de "mayoría absoluta" en la Cámara de Vitoria, lo que implica que está sumando los votos de EH, aseguró exultante que hoy empieza el camino de "la verdadera paz".

El llamamiento a la continuidad que Ibarretxe había repetido a lo largo de toda su campaña resultó al final más fuerte que la expectativa de cambio por la que apostaban tanto populares como socialistas. El candidato de PNV-EA, al que sus seguidores saludaron anoche entre gritos de "independencia", jovialmente coreados por la presidenta de EA, Begoña Errazti, puede, llevado por la movilización de su electorado y beneficiado por la coalición de las dos formaciones, vanagloriarse de un resultado histórico que supera el techo electoral que el PNV, antes de su ruptura, logró hace siete años. Si entonces rebasó por poco los 450.000 votos, ahora ha subido el listón hasta los 600.000 votos, casi el doble que el PP, y logra un escaño más que su mejor marca histórica (33 por 32 hace siete años).

La coalición nacionalista ha resultado favorecida por un doble factor: moviliza a todo su electorado, temeroso de la posibilidad de alternancia que encarnaba el aspirante popular, Jaime Mayor Oreja, y recoge buena parte de la sangría de votos que sufre EH, la gran derrotada de estos comicios. El éxito de la coalición nacionalista podría simbolizarse en un lugar: Álava. La provincia regida por el PP y que había sido puesta por el propio José María Aznar como ejemplo del gobierno que los populares querían aplicar en toda Euskadi, cae también en manos de PNV-EA, si bien por un margen de unos 2.100 votos y empatados a escaños con los populares.

El triunfo del PNV se cimenta así en las tres provincias. Si en el 98 cada una de ellas fue a parar a la cesta de una sigla distinta (Álava para el PP, Vizcaya para el PNV y Guipúzcoa para EH) ahora las tres quedan en manos del nacionalismo moderado.

Euskal Herritarrok, beneficiada como nadie en las pasadas autonómicas por la tregua etarra, hasta el punto de lograr su mejor resultado en la historia de la democracia, es también quien paga con más contundencia la vuelta de ETA al terror y sus 30 asesinatos desde enero del año pasado. La coalición independentista, que había cimentado toda su campaña en querer convertirse en la "llave" del nuevo Parlamento, pierde 81.000 votos, la mitad de sus escaños y sufre un varapalo sin paliativos en los tres territorios, que convierten en fútil su presencia en la Cámara de Vitoria. Incluso en su hasta ahora feudo guipuzcoano se ve superada por el PNV y cede aquí tres parlamentarios. El propio líder de EH, Arnaldo Otegi, pese a esforzarse en ofrecer un "pacto por la soberanía", a los ganadores, tuvo que reconocer que los resultados obtenidos por sus siglas "no son buenos".

El Partido Popular, que también había formado una coalición con UA para optimizar sus resultados en Álava, se consolida como segunda formación de Euskadi, si bien se queda a 14 escaños de la coalición nacionalista. Jaime Mayor Oreja, quien reconoció sin paliativos su derrota poco después de las once de la noche, fracasa en su objetivo de sumar mayoría absoluta con los socialistas, pese a llevar a la candidatura popular a su mejor resultado en unas autonómicas. La coalición con UA ha resultado un flaco negocio para los populares, que no logran añadir ningún escaño a los nueve que ya sumaban entre ambas formaciones en Álava. En cambio, PNV y EA ascienden en esta provincia de siete a nueve, los dos que cede EH.

Los socialistas pagan la polarización de la campaña entre Ibarretxe y Mayor y bajan un parlamentario, lo que puede cuestionar la estrategia adoptada por el PSE-EE, deslizando su mensaje hasta la orilla en la que ya campaba el aspirante popular. Redondo apeló tras conocer los resultados a la "unidad democrática", mientras el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, dejaba claro que su partido no entrará en un gobierno con los nacionalistas.

La afluencia a las urnas fue también histórica. La participación llegó al 79,9%, diez puntos por encima de la de los pasados comicios (69,9, un 70,6% sin contar a los electores censados en el extranjero) y la más alta de toda la historia de la democracia en Euskadi, incluso por encima de las generales de 1982 (79,37%).


 

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