El País Digital
Domingo 
12 noviembre 
2000 - Nº 1654
 
 
INTERNACIONAL
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Montesinos protegió el narcotráfico en Perú y Colombia 

El ex asesor de Fujimori es acusado ahora por sus antiguos socios en el negocio de la coca 


La prestigiosa revista colombiana Cambio publica hoy un trabajo de su equipo de investigación en el que descubre las relaciones del ex número dos de Perú Vladimiro Montesinos con el narcotráfico colombiano. Diversas denuncias de sus antiguos socios en el negocio de la cocaína han abierto una investigación que puede alcanzar al mismo presidente de Perú, Alberto Fujimori. EL PAÍS ofrece un extracto del reportaje que revela la conexión entre política y tráfico de drogas. 

CAMBIO
Montesinos, con militares peruanos
en una visita a la frontera con
Colombia en marzo de 1999 (Reuters).
El martes de la semana pasada, el máximo capo de Perú, Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera, El Vaticano, fue oído en declaración juramentada en una cárcel subterránea de la base de El Callao, donde está confinado desde 1994. Entonces fue capturado por la policía colombiana en la capital del Valle, donde se encargaba de entregar cinco toneladas mensuales de pasta de coca al cartel de Cali.
 
 

El 16 de agosto de 1996, cuando fue condenado a 30 años de cárcel después de un juicio por traición a la patria y tráfico de drogas, aseguró que realizaba sus actividades delictivas con la complicidad del jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) peruano, Vladimiro Illich Montesinos Torres.
 
 

Tras el juicio, Montesinos ordenó encarcelarlo en un subterráneo, en el que fue sometido a torturas. El Vaticano se retractó, lo que desactivó una posible investigación, pues la entonces fiscal general, Nélida Colán, amiga de Montesinos, desestimó los cargos.
 
 

El poder de Montesinos recibió un duro golpe este año, después de la segunda reelección de Fujimori. La situación política se hizo insostenible luego de que se conociera un vídeo que lo mostraba cuando sobornaba a un congresista de la oposición. Montesinos, acosado por la presión interna e internacional, se refugió en Panamá.
 
 

Regresó de forma intempestiva a Perú el 21 de octubre asegurando que se fraguaba un atentado contra su vida. Fuentes de Panamá declararon que Montesinos había regresado al enterarse de que las autoridades locales lo investigaban por vínculos con el narcotraficante panameño Boris Foguel Suengas.
 
 

Su regreso llevó al propio Fujimori a dirigir operativos de búsqueda para capturarlo. En estas circunstancias, Demetrio El Vaticano ratificó que Montesinos era el principal protector de los narcotraficantes colombianos en Perú. Una filtración permitió saber que el capo describió la entrega de 50.000 dólares a Montesinos en Lima. El Vaticano no sólo ratificó que entre junio de 1991 y mayo de 1992 pagó a Montesinos casi 550.000 dólares, a razón de 50.000 mensuales, sino que explicó cómo hacía el asesor presidencial para advertirle sobre los operativos antidrogas y cómo en otros casos impedía que éstos se realizaran.
 
 

El acuerdo de protección con Montesinos giraba en torno a una carretera de la región de Campanilla, 500 kilómetros al norte de Lima, que fue ampliada por los narcotraficantes y habilitada como pista de despegue de avionetas coqueras y centro de operaciones de El Vaticano desde abril de 1990 hasta agosto de 1992, sin que las autoridades hicieran algo para impedirlo. Según su abogado, su defendido "ya empezó a aportar nuevos hechos, porque está claro que el destino de la droga era Colombia y ahora las condiciones están dadas para que pueda declarar libre de coacciones".
 
 

El 13 de agosto de 1998 fueron decomisados 681 kilos de cocaína en Bulgaria, propiedad de Los Camellos, y el 1 de abril de 1999, en El Callao, otros 2.300 kilos de cocaína camuflados en un cargamento de merluzas marcado con la figura de un camello. El embarque habría sido comprado por Don Vicente (jefe del cartel de Los Camellos) para enviarlo a España. Después fueron encontradas dos toneladas más enterradas en un laboratorio. Todos estos hechos le han servido a la DEA para adelantar una investigación sobre la conexión de Montesinos con esa organización.
 
 

El 10 de febrero de este año, el capo panameño Boris Foguel fue detenido en Panamá, investigado por tráfico de drogas, junto con los colombianos Nelson Penagos Molina y Yuri Vargas Castaño, por el asesinato de dos personas acusadas de apropiarse de un cargamento de cocaína colombiana adquirida en Perú. Todo parece indicar que la captura de Foguel fue posible por la delación de Montesinos, pues la investigación adelantada en ese país se hizo por petición de las autoridades peruanas.
 
 

En una entrevista concedida el mes pasado al diario limeño La República, Foguel reconoció desde la cárcel que desde 1993 Los Camellos recibían protección de altas esferas del Gobierno peruano. "Montesinos recibía 700 dólares por cada kilo de droga que saliera del país". Sobre la importancia de Montesinos en esta red internacional de narcotráfico, Foguel respondió: "¿Quién es más importante: el dueño de la droga o aquel que permite que todo funcione? A mi modo de ver, si él no estaba allí, esto no funcionaba".
 
 

Montesinos ha dejado muchos enemigos: "Quien no negociaba con él el derecho a operar en la frontera, es decir, a pagarle sobornos millonarios, era perseguido a muerte por las autoridades peruanas, hasta el punto de que derribaban en pleno vuelo avionetas cargadas de cocaína y dólares".
 
 

El fiscal antidrogas de Panamá pidió al Gobierno peruano que tramite la declaración de Montesinos, que, al parecer, tiene vara alta en Panamá. En el vídeo de la captura de Foguel se veía que un agente del servicio de inteligencia peruano estaba al comando de la operación. Por otra parte, Montesinos registra varias entradas a ese país durante los últimos años, pues allí maneja parte de sus millonarias cuentas personales.
 
 

Esto explicaría por qué Montesinos huyó a Ciudad de Panamá cuando estalló la crisis. Sin embargo, enterado de que la DEA le estaba siguiendo con la ayuda de narcotraficantes peruanos y colombianos, decidió regresar a Lima.
 
 

Fuentes judiciales de Ciudad de Panamá y de Lima confirmaron que la DEA entró en contacto con Foguel y Don Vicente para convencerlos de que declaren contra Montesinos y revelen sus vínculos con las mafias. Los agentes estadounidenses buscan vincular a Montesinos a una investigación por lavado de dólares y concierto para traficar con cocaína, lo que abre la posibilidad de que sea pedido en extradición. 

Los socios del ex asesor 

Según los archivos que empezaron a ser desclasificados por las autoridades peruanas, la relación de Montesinos con la mafia colombiana se inició en 1979, cuando ofreció sus servicios de abogado a través de un bufete que había fundado su primo Sergio Cardenal Montesinos. 

En ese año sirvió de fiador del contrato de alquiler de dos predios [fincas] para el colombiano Jaime Tamayo Tamayo, en los que funcionaron laboratorios de procesamiento de coca. Otra de sus especialidades era defender a militares de alto rango acusados de vínculos con el narcotráfico.
 
 

Desde entonces se hablaba en voz alta de Montesinos como abogado de la mafia. Uno de los colombianos con los que siempre se le asociaba era con el narcotraficante Evaristo Porras Ardila, hoy recluido en la cárcel Modelo de Bogotá.
 
 

La Comisión Parlamentaria de Investigación contra el Narcotráfico de Brasil asegura que la organización de Porras ha operado desde la década de los setenta en un triángulo entre Leticia (Colombia), Tabatinga y el Alto Solimões (Brasil) y la Amazonia peruana, con la complicidad de funcionarios como Montesinos.
 
 

De estos vínculos entre Montesinos y la mafia se sirvieron también otras dos organizaciones de narcotraficantes. Una era la llamada Organización Cachique Rivera, conformada por un grupo peruano de hermanos que trabajaban con el cartel de Cali.
 
 

La otra organización era conocida como Los Camellos. Su cabeza era el colombiano Vicente Wilson Rivera González, Don Vicente o Antonio Roney Gómez Acosta, calificado por la comisión como el "mayor traficante de cocaína de América Latina", después de que le fueran decomisadas 7,5 toneladas de cocaína. Rivera es investigado en Panamá desde 1987 por lavado de dólares.
 
 

En 1996, cuando ya era el poder detrás del trono, Montesinos fue acusado de encubrir, con ayuda del poder judicial, a un grupo de narcotraficantes dirigido por los hermanos López Paredes (Los Norteños), que vendían pasta de coca a capos colombianos de la costa Atlántica y de Medellín. 

Cuentas jugosas y armas

La más reciente conexión de Montesinos con organizaciones criminales colombianas fue el caso de los 10.000 fusiles que llegaron a manos de las FARC el año pasado, resultado de una fraudulenta operación de compra de armas que se hizo aparecer como una compra oficial del Gobierno peruano al Gobierno de Jordania y que fue hecha con la bendición del ex asesor.
 
 

Las revelaciones obligaron a Fujimori la semana pasada a reconocer que habían encontrado cuentas del ex asesor en bancos de Suiza por 50 millones de dólares, dinero que el propio presidente admitió que podría provenir en su mayoría del narcotráfico. Luego, el congresista Jorge del Castillo reveló documentos que prueban la existencia de al menos otra cuenta en las islas Grand Cayman con 3.600.000 dólares. Ya antes le habían descubierto a Montesinos una cuenta en Panamá con un promedio anual de 2.666.000 dólares desde 1995 y giros fijos mensuales de 17.000 dólares desde Perú y 100.000 desde bancos de paraísos fiscales.
 
 

El tráfico de armas hacia Colombia y el hallazgo de las cuentas suizas desnudaron un enfrentamiento entre la CIA y la Administración Clinton. El periódico The New York Times reveló que funcionarios del Gobierno de Estados Unidos criticaron a la CIA por su demora en suministrar la información sobre la relación de Montesinos con el tráfico de armas. Para tales funcionarios, la cercanía de la CIA con Montesinos hacía inexplicable esa tardanza.
 
 

La posibilidad de una nueva conexión entre Montesinos y el narcotráfico surgió tras la investigación que se le sigue al hombre que hizo posible la venta de las armas de Jordania a los militares peruanos. Se trata del ciudadano libanés Sarkis Soghanalian, quien será juzgado en Los Ángeles por lavado de dinero y fraude bancario. 

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