El
Príncipe, visto de cerca
El aplomo
de don Felipe sorprende a sus interlocutores en la visita a la Comunidad
de Madrid, el primer gran acto oficial desde los rumores sobre su noviazgo
FRANCISCO
PEREGIL |
Madrid
Hace
tres años, durante su visita a la Comunidad de Castilla-La Mancha,
alguien le preguntó al príncipe Felipe cuáles eran
las cuestiones que con más frecuencia le planteaba la gente. El
Príncipe contestó sin dudarlo: 'Preguntan siempre por mi
equipo de fútbol preferido y por la fecha de mi boda'. El humorista
José Luis Coll le recomendó que cuando le preguntasen por
el equipo dijera: 'No lo sé', y, cuando inquiriesen por la fecha
de la boda respondiera: 'El Atlético de Madrid'.
Esta
semana, durante los cuatro días de su visita oficial a la Comunidad
de Madrid, apenas hubo referencias al Atlético de Madrid. Pero el
nombre de Eva Sannum, la modelo noruega con la que se le ha emparentado
en diversos medios, sobrevoló por todos los lugares adonde el Príncipe
se dirigía, desde la calle a los salones.
'Me
infunde mucha esperanza ver que hay gente pensando con una proyección
de diez o quince años'
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Tal
vez por eso, porque jamás se había hablado con tanta insistencia
de su boda, nunca en ninguna de las diez comunidades autónomas que
llevaba visitadas desde 1995 se le había analizado con tanto rigor
como futuro rey de España. EL PAÍS siguió todos sus
pasos durante la visita, charló con sus interlocutores y con el
propio Príncipe.
'Jamás
como ahora', reconoció un miembro de la Casa Real, 'lo hemos visto
tan seguro, tan confiado en sí mismo'.
'Lo
que más me ha llamado la atención', comentó el secretario
general del PSOE en Madrid, Rafael Simancas, 'es lo a fondo que se traía
preparados los temas. Se ve que no se conformó con los informes
que le entregaron sus asesores, sino que traía anotaciones hechas
con su puño y letra. Y sacó un bolígrafo azul, y todo
lo que íbamos diciendo lo apuntaba. Estuvo por lo menos dos horas
encerrado con nosotros. Le preocupaba mucho el tema de la inmigración
y el chabolismo. Buscaba contrastar opiniones. Aunque el alcalde intentara
ningunearnos, él constantemente se volvía a nosotros y nos
preguntaba qué opinábamos. Y en la visita que hicimos ese
día a una depuradora, en varias ocasiones el Príncipe se
volvió hacia mí para que caminara a su lado. En el Ayuntamiento
de vez en cuando llegaba Fernando Almansa [jefe de la Casa Real] para recordarle
que ya nos habíamos pasado con el tiempo, pero él seguía
y seguía preguntando'.
'A
veces me lamento de la rigidez del protocolo', comentaba el Príncipe
el pasado miércoles, 'pero la verdad es que atenerse a él
es la única manera de llegar a todos los sitios programados'.
Cuando
visitó la Asamblea de Madrid también se saltó los
horarios previstos. 'Le pidió a los vicepresidentes y secretarios
de la Mesa que hablaran ellos también', recuerda el portavoz del
PSOE, Pedro Sabando. 'Permitió que se alargasen los discursos, y
no sólo eso, sino que modificó su discurso sobre la marcha,
añadiendo alusiones a cosas que los portavoces acabábamos
de mencionar. Yo lo había conocido hace seis años como consejero
de Salud. Y la verdad es que ahora se le nota mucho más seguro y
confiado. Hizo preguntas, y repreguntas muy inteligentes'.
'Uno
de sus comentarios más interesantes', recordó Sabando, 'fue
cuando dijo que vivíamos unos momentos en España en que se
estaba mitificando la figura del consenso, como si cualquier ley que no
se aprobara por consenso careciese de legitimidad'.
'A
mí lo que más me llama la atención', precisó
el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón,
'es la curiosidad insaciable que demuestra. De verdad que es increíble.
Pregunta por todo y en todo momento'.
El
portavoz de Izquierda Unida en la Comunidad, Ángel Pérez,
refrenda esas palabras: 'No hay duda de que el Príncipe quiere conocer
los problemas a fondo. Y eso nos viene bien. Está claro que ni él
ni su padre gestionan los presupuestos, pero tienen ascendencia, poder.
Al hablarle de Sintel, eso ha salido en todos los medios y nunca sabes
si en alguna reunión puede hacer algún tipo de comentario
que surta un buen efecto sobre nuestros intereses'.
'Se
adapta al lenguaje del interlocutor de una forma asombrosa', apostilla
el consejero de Educación, Gustavo Villapalos. 'Yo lo he acompañado
en esta visita en seis actos. A los estudiantes les hablaba con su lenguaje:
'que si creían que era justo el sistema de exámenes, que
si les quedaba tiempo para ir de marcha...'. Y a los doce rectores de la
Comunidad nos hizo la pregunta clave, la más difícil de responder:
'¿Cómo vais a afrontar los problemas que acarreará
el descenso demográfico?', nos preguntó. 'Los profesores
van a tener que pelear para que vengan los alumnos a sus clases, va a ocurrir
exactamente todo lo contrario de lo que ha venido ocurriendo hasta ahora',
nos dijo'.
'Me
he visto hoy rodeado de rectores', comentó el Príncipe esa
noche, 'y bueno... la verdad es que a mí me impone muchísimo.
Te paras a pensar y te das cuenta de que hay una riqueza universitaria
en esta comunidad increíble. Hay doce universidades y es la ciudad
con mayor número de estudiantes de Europa'.
Con
los portavoces del Ayuntamiento de Madrid eludió hacer ningún
comentario sobre la rivalidad entre Sevilla y Madrid por la candidatura
de los Juegos Olímpicos. Tampoco preguntó nada al respecto
de la nueva ciudad deportiva del Real Madrid y las polémicas desatadas
sobre la recalificación de terrenos. No preguntó tampoco
acerca de la compañía Sintel, cuyos empleados pernoctan desde
hace meses en un andén del paseo de la Castellana, aunque Izquierda
Unida le habló del problema y UGT lo invitó a visitar el
campamento.
Sin
embargo, Ruiz-Gallardón y el director de Carreteras de la Comunidad,
Francisco Javier de Águeda, tuvieron ocasión de probar la
puntería de sus preguntas cuando después de varias bromas
sobre unas obras de la autovía M-45 que estaba visitando, el Príncipe
insistió:
-¿Cuándo
estarán concluidas las obras?
Sonrisas,
palabras entrecortadas y el director de Carreteras que le dice a Ruiz-Gallardón:
-Bueno,
eso lo tendrá que contestar usted, presidente.
-No,
no, contéstalo tú -le reconvino Ruiz-Gallardón entre
risas-, y ten en cuenta que te juegas el puesto como no lo cumplas después.
-En
diciembre -respondió el consejero de Obras Públicas, Luis
Eduardo Cortés.
-¿Pero
sólo un tramo o toda la carretera? -insistió el Príncipe.
'Si
hubiera oposiciones para rey', sentencia José Bono, presidente de
Castilla-La Mancha, 'este hombre estaría entre los que podrían
ganarlas'. Bono escribió un libro sobre la visita del Príncipe
a su comunidad hace tres años, en cuya contraportada reseñó
una cita de El Quijote: 'Quiero que sepas, Sancho, que si a los
oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los
vestidos de la lisonja, otros siglos correrían...'.
De
los labios de todos los políticos consultados, incluso de los que
hablaron ocultando sus nombres, no se oyen otra cosa que halagos hacia
el Príncipe.
'No
puedo decir que sea un cuentachistes', comentó Bono el pasado jueves;
'es evidente que, comparado con el padre, es más austero en la expresión,
pero en una semana nos demostró una preparación y un criterio
fuera de lo común. A menudo se saltaba el guión, introducía
elementos nuevos en los discursos'.
Juan
José Lucas, ministro de Presidencia y antiguo presidente de Castilla
y León, recuerda que en la visita de seis días que el Príncipe
rindió a su comunidad en 1997 solía acribillar a todo el
mundo a preguntas. 'Bajó a la mina con los sindicalistas, y es que
no paraba de preguntarles cosas. En todas partes hacía lo mismo.
Tomaba nota en folios que iba numerando. Decía la gente que le acompaña
que por la noche se reunía todo el equipo y pasaba las notas a limpio.
Y después se documentaba sobre las entrevistas del día siguiente'.
Después
de visitar once comunidades, ¿qué es lo que más le
ha impresionado? 'Tal vez', comenta un miembro de la Casa Real, 'la impresión
de que la España de las autonomías funciona. Será
una Administración más cara o más barata, pero funciona'.
'Me
llama la atención', comentó el Príncipe, 'la cantidad
de gente que hay detrás de una administración, el esfuerzo
de tanta gente anónima, que sólo cuando te acercas al terreno
lo ves de verdad. Y me infunde también mucha esperanza ver que hay
un orden urbanístico, gente pensando con una proyección de
diez o quince años'.
A
menudo, como ocurrió en su visita a la localidad de San Fernando
de Henares, el Príncipe volvía sobre sus pasos para despedirse
de algún concejal, algún secretario a quien no había
dicho adiós. No hubo ni un solo estrechón de mano que no
lo acompañara de sonrisa. Ocurrió el miércoles con
los 21 concejales de San Fernando de Henares, y el jueves, con los 179
alcaldes de la Comunidad.
En
todo momento reparaba en las caras desconocidas que le rodeaban. 'No se
imagina usted hasta qué punto es observador y detallista, no se
imagina', comentaba un miembro de su séquito.
Después
de haberse recorrido, cada día con un par de zapatos distintos,
la Comunidad palmo a palmo y saber que había sorprendido agradablemente
a todos los sectores a los que había tratado, el Príncipe
comentó: 'La verdad es que la experiencia siempre ayuda, y ya son
varios años visitando comunidades'.
'¡Cásese
con quien quiera!'
Guapo
es la palabra que más ha oído el Príncipe durante
los cuatro días de recorrido por la Comunidad de Madrid. El presidente
de Castilla-La Mancha, José Bono, cuenta que en 1998, durante la
visita oficial a su comunidad, después de ver todo tipo de pancartas,
entre ellas una que decía 'Cásate conmigo', alguien le preguntó
cuál era el piropo que más le había llamado la atención.
Y el Príncipe comentó que en Talavera le estrecharon la mano
con tal ímpetu que se vio obligado a decir a su admiradora: 'Tiene
usted mucha fuerza'. Ella le contestó: '¡La que tiene fuerza
es la madre que te parió!'.En
esta última visita, en la calle, hubo quien le gritaba desde lejos:
'¡Cásate con quien quieras!' Pero en las recepciones nadie
se atrevía con el tema de la boda. Los políticos bromeaban:
'Ahora, cuando esté relajado le vamos a preguntar por Eva Sannum'.
Pero ninguno osó hacerlo. El
momento más tenso sobrevino el martes en la sede del Gobierno regional.
De repente se oyó a alguien gritar: -¡Eva!
¡Eva!Los
responsables de seguridad y de protocolo traspasaron al joven con la mirada.-¡Eva!-
insistía él. Sólo
se comprendió que no había alusiones a Eva Sannum cuando
una periodista volvió la cara y el joven le dijo: 'Eva, que me voy,
ya nos vemos'.De
toda la gente que saludó al Príncipe en la cena ofrecida
a personalidades del mundo de la cultura, fue Enma Penella, la actriz protagonista
de La Regenta, quien se atrevió a decirle lo que muchos cuchicheaban:-Señor,
¡cásese con quien quiera!El
Príncipe le sonrió y en ese momento Lina Morgan le dijo:
'Alteza, si no fuese porque sería saltarme el protocolo yo le daría
dos besos'.El
Príncipe le respondió:-Pues
venga.Y
después:-¿Ves
como no pasa nada? |