Domingo, 8 de septiembre de 2002

LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO
Lista de espera para entrar en ETA
Retrato de los 11 jóvenes detenidos por la Guardia Civil en San Sebastián acusados de incendiar 20 cajeros y 10 autobuses

PABLO ORDAZ | Madrid

Uno de ellos tiene 17 años y ya era jefe de un grupo: decía dónde y cuándo había que quemar un autobús. Otro, con 19, llevaba desde los 15 destrozando cabinas telefónicas y cajeros automáticos. A dos más, David Ponce Burgos e Íñigo Aguirre García, los detuvieron el sábado pasado cuando ya tenían las capuchas puestas y acababan de romper los cristales de un autobús de San Sebastián para rociarlo con gasolina. De los 11 detenidos, sólo uno llegó a matricularse en la universidad, pero lleva tres años sin aprobar primero de Derecho. La mayoría tiene dificultades para escribir correctamente. A otro, el guardia civil que lo interrogaba le preguntó:

-¿Quiénes son tus compañeros? Dime los nombres de los que iban contigo a quemar autobuses.

El detenido delató sin aparente vergüenza a tres de sus amigos. La Guardia Civil fue a detenerlos y registró sus domicilios. Los agentes se dieron cuenta enseguida de que algo no cuadraba. Aun así, les pusieron las esposas y los interrogaron. Aquellos chavales les contaron que, efectivamente, un día fueron amigos del detenido, pero que, al saber de sus coqueteos con la violencia, le dieron a elegir: 'O la lucha callejera o nosotros'. No le volvieron a ver el pelo, pero el otro día les mandó a los guardias. 'Lo hizo', explica el agente que lo interrogó, 'para despistarnos y que sus verdaderos compinches tuvieran tiempo para huir'. 'Es una sangre fría', asegura el jefe de uno de los grupos de Información de la Guardia Civil, 'que no la he visto ni en etarras hechos y derechos'.

Que fueran agentes de la Guardia Civil y no de la Ertzaintza -responsable de la seguridad ciudadana en Euskadi- quienes detuvieran a los 11 jóvenes tiene su por qué. 'Estamos convencidos', explica un oficial de Información, 'de que el futuro de la lucha antiterrorista se tiene que centrar en Francia y en la kale borroka (lucha callejera). Hay que tener en cuenta que la edad de incorporación a ETA ha bajado sensiblemente. Antes querían jóvenes entre 25 y 35 años, gente que supiera desenvolverse en la vida, pero ahora la edad de incorporación es cada vez más baja. Sabemos de algunos que con 19 ó 20 años ya están en Francia en los grupos de reserva, a punto de pasar a España e integrarse en un comando. Hay un dato que tenemos clarísimo: el 80% de los terroristas de ETA procede de la violencia callejera'.

Hay otro dato que preocupa enormemente. Los jóvenes detenidos esta semana tienen -salvo alguna excepción- un común denominador: fueron captados cuando tenían 12 ó 13 años, adoctrinados concienzudamente, sometidos a una serie de pruebas... 'Todos nos han contado lo mismo', explica un agente, 'que un día alguien les dijo: esta noche tienes que estar a tal hora en tal sitio, que allí les entregaron una capucha y un par de cócteles mólotov y que luego se emborracharon en una herriko taberna mientras comentaban su hazaña. Los hacen sentirse héroes. Son como una secta. Cuando quieren darse cuenta, ya no existe otro mundo. Unos proceden de familias radicales que los alientan, pero otros muchos son hijos de maquetos que quieren hacer méritos. No le exagero: hay lista de espera para entrar en ETA'.


 

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